Talentos Trabajando.
Por: Mitzy Espinosa de los Monteros Álvarez | Fuente: Catholic.net
Como va pasando el tiempo, cada cumpleaños que
tenemos deja de ser una ilusión y pasa a ser un momento en el que reflexionamos
que "estamos envejeciendo".Muy
probablemente te ha pasado: ¡hasta mentimos en nuestra edad!
Quién no se acuerda que cuando era niño anhelaba
que llegará esta fecha, festejaba con sus amiguitos y familia, y le encantaba
soplar las velas e incluso entre más mejor.
Si, es que cómo niños el anhelo más profundo es
crecer, ser grande.
¿QUÉ
VE UN NIÑO EN LA ADULTEZ QUE LE ATRAE TANTO?: LA POSIBILIDAD SER MEJOR CADA DÍA
Y DE IR LOGRANDO METAS.
A veces como adultos, ese ser mejor lo perdemos
de vista, y solo vemos las responsabilidades, nuestras preocupaciones y todo lo
que quisiéramos pero aún no tenemos.
Eso si que es tortuoso.
Te invito a ver qué si tienes, qué has alcanzado
cada año y qué expectativas tienes del próximo; si, seguro no las cumplirás todas... pero con al menos una es suficiente para
saber que has crecido, que eres diferente al año pasado y que esta versión de
ti es tan buena que no esperas a ver la del siguiente año.
Contar bendiciones, contar anhelos, contar
logros. Alegrarse de que respiras, literal que tienes vida.
QUE
ALEGRÍA ES VIVIR Y QUE ALEGRÍA Y SABER DAR GRACIAS POR ESO.
Te invito a que tu próximo cumpleaños, según el
numero de años que cumples, cuenta las bendiciones que has tenido. Te aseguro algo: te
faltarán años.
Crecer es un regalo, es la capacidad que Dios
nos da de ser mejores, perfectibles.
Seamos niños de nuevo y soplemos con alegría
cada una de las velas que nuestro pastel tenga, que lo más importante ya lo tenemos y se llama vida.
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