“Iglesia
Universal: El megaemprendimiento evangélico que quiere tomar el poder en Brasil
junto con Bolsonaro”. Así se titula el artículo que ha escrito el periodista Victor Farinelli
en el medio chileno El Desconcierto,
en torno al proceso electoral presidencial de Brasil, que tanto está dando que
hablar. Entre los que sostienen al candidato Bolsonaro no sólo hay evangélicos,
sino una importante secta que sólo
aparenta ser evangélica.
Edir Macedo fundó hace más de
40 años la secta de origen
evangélico más grande de Brasil. Hoy son 7.000 templos que reúnen a más de 8 millones de fieles provenientes
de las clases sociales más vulnerables y su sobrino es alcalde de Río. Y si
Bolsonaro se convierte en presidente, Macedo y su Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) ingresarán junto a
él al Palacio del Planalto.
CAMPAÑA ELECTORAL EN LOS
CULTOS
Hay muchos factores que
explican el salto vertiginoso y sorprendente que tuvo la candidatura de Jair
Bolsonaro en la última semana de la primera vuelta presidencial en Brasil, pero
al menos uno de ellos puede ser determinante incluso para los cambios profundos
que el país podrá sufrir si el candidato de la ultraderecha confirma su
favoritismo en el ballotage (segunda vuelta electoral) del 28 de
octubre.
Sucedió el 28 de septiembre,
un día antes de la gigantesca marcha de las mujeres contra Bolsonaro, la cual
se creía que multiplicaría el rechazo femenino al candidato. En aquella
tarde, representantes de su
campaña se reunieron con el pastor y megaempresario Edir Macedo,
fundador y dueño de la IURD.
Al día siguiente, mientras millones de mujeres marchaban, en las poco
más de 7.000 iglesias desplegadas por todo el país, los pastores de la secta
empezaron a transformar las liturgias en una oración de odio al PT (Partido de los Trabajadores) de
Fernando Haddad, mostrado como enemigo de la familia de los valores cristianos,
mientras que Bolsonaro es alabado
como el que va a salvar Brasil de la perdición.
La tarea ha sido repetida
todos los días desde entonces, lo que ha tenido claros resultados electorales,
sobre todo en el rechazo a Haddad, que aumentó más de un 10 % en los primeros
cuatro días de octubre.
UNA SECTA INFLUYENTE EN BRASIL
La IURD fue creada en 1977 por
los pastores Edir Macedo y Romildo Ribeiro Soares, y en un par de décadas se
transformó en mucho más que una secta: es un megaemprendimiento que posee más de 7.000 templos en todo Brasil,
que reúnen a más de 8 millones de fieles, los que se encuentran sobre
todo en las clases sociales más vulnerables.
También están presentes en más
de cien otros países del mundo, de los cinco continentes, donde son conocidos por la consigna “Pare de sufrir”,
de sus programas televisivos de madrugada. No hay números más
específicos sobre la cantidad de locales y seguidores en otros países.
En Brasil, la IURD es un imperio gigantesco, que surgió
de la máquina de transformar la fe ajena en dinero, y que desde los años
90 pasó a buscar otras formas de demostrar su poder: construyeron
mega templos gigantescos en todas las capitales brasileñas, compraron un canal
televisivo en quiebra (TV Record) y lo transformaron en la segunda señal
más poderosa del país. Tantos logros llevaron a Edir Macedo al ránking de las más
grandes fortunas del mundo, listado donde debutó en el año 2016.
ESTÁ CLARO: ES UNA SECTA
Pese a su apariencia, la IURD
no es sin embargo “una iglesia pentecostal
en el sentido tradicional, sino una
unión sincretista de elementos pentecostales, católicos y afrobrasileños,
mezclados con marketing –tal como explica al semanario
español Alfa y Omega Miguel Pastorino, profesor de la
Universidad Católica de Uruguay y miembro fundador de la Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES)–. Mucho de lo que hacen es una pantalla” para
el enriquecimiento de sus líderes.
Como recuerda el experto en un
reportaje firmado por María Martínez López, la secta fundada por Macedo “siempre ha
buscado alianzas políticas estratégicas, pero no por cuestiones
ideológicas, sino para favorecer
sus intereses. Van de la derecha a la izquierda sin problema”.
Bolsonaro también ha recibido
el apoyo de muchas agrupaciones pentecostales propiamente dichas, de corte
conservador –no así de las protestantes, más liberales–. Los grupos pentecostales “son los que más están creciendo en América Latina, y
apoyan a cualquier candidato” que
comparta su agenda provida y en contra del matrimonio homosexual,
pasando por alto los rasgos autoritarios o antisociales de candidatos como
Bolsonaro.
Perciben esos aspectos como un
mal menor, o incluso los aplauden. Esto último ocurre en las comunidades
fundamentalistas que se adhieren al evangelio de la prosperidad, según el cual “la pobreza es consecuencia de los propios pecados”,
y por ello digna de desprecio y no de ayuda.
Todas estas comunidades
eclesiales tienen gran capacidad de movilización política, de la que los
candidatos se aprovechan. “No separan el
ámbito temporal del religioso. Los
pastores dicen, porque ellos mismos lo creen, que ‘el Señor me ha mostrado que
tenemos que votar a este hombre’, y los fieles van en masa”.
Esta actitud contrasta con la
de los obispos y sacerdotes católicos, para los que “la libertad de conciencia es sumamente importante –continúa Pastorino–. Por eso dan criterios para discernir el programa más
cercano al Evangelio, pero no marcan el voto”. Y tienen en cuenta un abanico más amplio de cuestiones a
considerar.
SU VERTIENTE POLÍTICA
Volvemos al artículo de
Farinelli en El Desconcierto, donde continúa diciendo que la IURD también ha alcanzado enorme poder político,
constituyendo su propio partido, el PRB (Partido Republicano Brasileño), el que
en 2016 eligió a Marcelo Crivella (sobrino de Macedo) como alcalde de Río de Janeiro, además de contar
con un ministro.
El PRB inició la actual
campaña electoral apoyando al neoliberal Geraldo Alckmin, del PSDB (Partido
Social Demócrata Brasileño, en el nombre, y neoliberal a ultranza en la
práctica), que terminó en cuarto lugar. Al ver que la campaña de Alckmin se
encaminaba hacía el fracaso, Macedo
llevó todo su imperio (iglesia, canal televisivo y partido político) a embarcar
con todo en la campaña de Jair Bolsonaro.
En un artículo publicado el
pasado 13 de octubre, el sitio The
Intercept Brasil cuenta cómo
se da el acoso a periodistas para
que produzcan material favorable a Bolsonaro y repudien a Fernando
Haddad. La nota también muestra que algunos periodistas pelean y se niegan a
hacer los trabajos, otros solamente ocultan sus nombres como autores de los
textos.
LA BATALLA MEDIÁTICA
Ante ese acuerdo tácito, la posible llegada de Bolsonaro al Palacio
del Planalto podría significar la conquista de más poderes por parte de Edir
Macedo y la IURD, lo que quizás incluya el apoyo gubernamental para que
la TV Record le quite la hegemonía mediática de más de
medio siglo a la todopoderosa Red Globo.
El imperio de multimedia de la
familia Marinho fue el que identificó primero la jugada de Macedo en aliarse con Bolsonaro, quizás mirando en su
propia historia: Globo era un diario de tercera importancia y
circunscripto a la ciudad de Río de Janeiro hasta que el empresario Roberto
Marinho, el fallecido padre de los actuales dueños, fue el principal apoyador
del golpe militar de 1964, ganando el canal televisivo como recompensa al año
siguiente y creando su hegemonía con el apoyo de la dictadura para la cual
funcionó casi como un medio oficial durante 21 años.
Por ese temor a que el
objetivo de Macedo al aliarse con Bolsonaro sea el de derribarla de la cima
sólo empezó a notarse al día siguiente a la primera vuelta electoral, con una
movida que desconcertó a muchos. El 8 de octubre, al comentar el escenario para
el ballotage, los analistas de
la ultraconservadora Globo, que además son conocidos por sus
opiniones siempre duramente críticas al PT y a sus figuras, como Lula da Silva,
Dilma Rousseff y Fernando Haddad, pasaron a defender el discurso de que “pese a sus errores, el PT siempre fue un partido
democrático, que nació defendiendo la democracia, que también es lo que está en
juego en esta segunda vuelta”, lo
que está lejos de la posición tradicional de la empresa.
También ha llamado la atención
sus reportajes comparando el discurso de Bolsonaro con el nazismo –el slogan de
Bolsonaro, “Brasil acima de tudo e Deus
acima de todos” es claramente equivalente al “Deutschland über alles” del Tercer
Reich– mientras la grilla de películas del canal la semana pasada ha destacado
títulos como El pianista, de Roman Polanski, y La vida es bella, de Roberto Benigni.
Sin embargo, ese cambio de
posición por parte de Globo no debe tener grandes efectos en una campaña en la
cual la televisión ha perdido
protagonismo ante el poder de las redes sociales, sobre todo Facebook y
Whatsapp, los medios que más han logrado cambiar tendencias entre los
electores.
El hecho concreto es que Jair
Bolsonaro sigue siendo el favorito para ganar el 28 de octubre, y eso llevaría
a Edir Macedo y su IURD a entrar con él en el Palacio del Planalto. Nadie conoce los parámetros del acuerdo
realizado en septiembre entre el candidato y el pastor, pero no es
difícil imaginarlo.
Lo hacen los dueños de Globo, los
directivos del PT e incluso la CNBB (siglas en portugués de la Conferencia
Nacional de los Obispos de Brasil, ente que representa a la Iglesia Católica en
Brasilia). Claro, son los que más pueden perder su poder, pero sería ingenuo
pensar que no hay muchos otros
sectores que podrán ser duramente afectados, y quizás la propia
democracia.
Secretaría RIES
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