lunes, 22 de octubre de 2018

EN LAS APARICIONES DE LA SALETTE ESTÁ LA CLAVE DE LA CRISIS ACTUAL EN LA IGLESIA


Muchos muestran estupor por esta crisis de abusos sexuales, homosexualidad y apostasía que ha llegado a la Iglesia. Sienten como que ha llegado de improviso.
Pero la realidad es que Nuestra Señora ya lo viene avisando desde sus apariciones en La Salette.
Y lo siguió haciendo luego en Fátima, Garabandal y Akita, por mencionar las apariciones más conocidas. Pero el maligno se las ha ingeniado para hacer invisibles estos mensajes, desprestigiarlos y cortar el cordón conceptual entre esas apariciones. En este artículo nos dedicaremos a La Salette, que es la punta de la madeja. Nuestra Señora de La Salette se apareció el 19 de septiembre de 1846. Fue en la ladera de la montaña del mismo nombre, a dos niños, Melanie y Maximino. La iglesia aprobó estas apariciones en mayo de 1847. Son el gran antecedente de las apariciones posteriores de Fátima en 1917, de Garabandal en la década de 1960 en España, de Akita en 1973 en Japón y por extensión de las apariciones en curso de Medjugorje. Estas apariciones no han tenido el crédito necesario para interpretar la historia posterior y los hechos de nuestros días. Pero debería ser considerada como la explicación central sobre los abusos de sacerdotes y la crisis que sufre la Iglesia actualmente. Ya en 1872 Monseñor Paulinier, arzobispo de Besançon, había argumentado sobre la vital importancia a estas apariciones de La Salette diciendo: “Dios mismo nos ha dado tres pruebas de la verdad de la aparición. El primero son los milagros que se han multiplicado aquí… El segundo, la transformación de la montaña, la extensión del culto de María: la devoción de La Salette se ha convertido en una devoción católica… El tercero, el cumplimiento de las profecías, “los azotes con los que Francia estuvo amenazada” y que hemos experimentado con las pruebas de este año terrible”
Se trató sólo una aparición, que duró media hora, con la Santísima Virgen llorando como lo haría más tarde en Lourdes, Pontmain y Fátima.
Un llanto de dolor ante la sordera de sus hijos y el desconocimiento de sus advertencias. Cómo veremos más adelante, a partir de La Salette se instauró el concepto de que vendrá un gran castigo a la humanidad, que luego es retomado específicamente en los mensajes de las apariciones Garabandal y Akita. Por esto mismo se trata de una aparición controvertida. Porque quienes tienen que decidir sobre ella son denunciados, diciendo que en el futuro habrá una gran apostasía de los sacerdotes. Y esto es difícil de digerirlo de parte de quienes tienen poder y sienten atacado a su “gremio”. Por tanto las apariciones en que se ha hablado de este tema han sido sistemáticamente desacreditadas por una buena parte del clero. Y los mensajes que hablan de esos hechos han sido ocultados o desmerecidos. Quizás el caso más notorio sea el de Fátima. En que las investigaciones parecerían indicar que hay un texto adicional al tercer secreto – llamado cuarto secreto -, que nunca fue revelado porque estaba en una hoja adicional. Y que habla precisamente de la gran apostasía que se producirá en la Iglesia desde arriba. Los coletazos de esto los podemos ver en Akita, cuando el obispo que sucedió al primero que aprobó estas apariciones, les quitó la aprobación y mandó al destierro a la hermana Agnes Sasagawa, la vidente. El clericalismo hace que algunos sacerdote con poder defiendan a su clase sacerdotal ocultando y desprestigiando manifestaciones, cuando denuncian las inconductas en las que caerá una parte del clero. Esa puede ser la causa, por la que la revelación larga que hizo Melanie sobre los secretos de La Salette, está siendo desconocida por propio lugar de las apariciones de La Salette.

LAS VERSIONES DE LOS SECRETOS
La Virgen de La Salette le contó a los niños los secretos en 1846 diciéndole que podrían revelarlos recién en 1858.
Por esta razón los niños se negaban a revelar los secretos. Pero en 1851 se los convenció que debían escribirlos para que el Papa los leyera y pudieran ser publicados en 1858. Así que cada uno de los videntes escribió su propia versión de los secretos, rápidamente, y se los envió al Papa. Pero luego Melanie, que era novicia, escribió en 1879 una versión ampliada de los secretos, que es la que ha causado escozor en buena parte del clero. A pesar que tuvo el imprimatur del Obispo Zola de Lecce. Algunos desacreditaron esta versión, diciendo que era fruto del desequilibrio fantasioso de la vidente Melanie. Al punto que la Congregación del Santo Oficio ordenó a los fieles que se abstuvieran de tratar o discutir el texto de Melanie; con la aprobación del Papa Benedicto XV en 1915. Esto privó que La Salette fuera considerada la aparición precursora de Fátima.
Y cortó el cordón de los mismos mensajes que unía la serie las apariciones desde La Salette a Akita, y a los mensajes de algunos videntes contemporáneos.
Sólo se entiende correctamente Fátima y las advertencias de María, si leemos los 33 secretos que escribió Melanie en 1879. Y sólo podemos entender la crisis actual de los abusos en la iglesia, la apostasía y las herejías que se leen de parte de obispos y cardenales, si leemos con atención las profecías de La Salette escritas por Melanie.

LA CRISIS DE LOS SACERDOTES
En las 33 profecías que escribió Melanie en 1879 se comienza diciendo que la Virgen dio permiso para publicarlas en 1858. Pero ya el segundo párrafo nos muestra con claridad por dónde vendrá la crisis.
2 .Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, los sacerdotes, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios, por amor del dinero, por amor del honor y de los placeres, los sacerdotes se han transformado en cloacas de impureza.
Sí, los sacerdotes reclaman venganza, y la venganza está suspendida sobre sus cabezas. ¡Desdicha de los sacerdotes y las personas consagradas a Dios que por sus infidelidades y su mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al cielo, y llaman la venganza. Y he aquí que la venganza está a sus puertas, pues no hay más nadie para implorar misericordia y perdón para el pueblo. No hay más almas generosas, no hay más persona digna de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno en favor del mundo”.

Este parágrafo predice que el sacerdocio entrará en una crisis.

Y no sólo se refiere a la pecaminosidad de sus conductas sino a la pérdida de fe. En esa época de 1879 resultaba duro y extraño que la Virgen se refiriera de esta forma a la conducta de algunos sacerdotes. Sin embargo en nuestra época se está haciendo realidad esa profecía. Y ya no lo vemos como algo increíble que pudiera decir la Virgen, porque está sucediendo. No sólo se ha desatado una crisis relacionada con el abuso sexual a menores, de parte de sacerdotes.
Sino que se han destapado una serie de inconductas homosexuales de algunos personajes notorios de la Iglesia Católica.
Por ejemplo el cardenal McCarrick vivía en los seminarios para conseguir parejas jóvenes homosexuales. Y desde hace algunos años algunos obispos han denunciado que en algunos seminarios hay una cultura homosexual, que expulsa a los heterosexuales. Pero también se trata de otras inconductas.
Hoy podemos encontrar laicos y sacerdotes que aprueban el aborto, la anticoncepción y hasta ven con buenos ojos que la Iglesia acepte la homosexualidad como una conducta sexual más.
Incluso hay notorios sacerdotes como el jesuita James Martin, que promueve la homosexualidad dentro de la Iglesia. No sólo habla libremente del tema, sino que además ha sido premiado por el Vaticano, nombrándolo asesor en comunicación. Es por esto que este segundo parágrafo de los secretos de La Salette pone énfasis en la base pecaminosa que está detrás de toda la crisis y la apostasía de 170 años después.

Y así llegamos al tercer parágrafo qué dice:
3. “Dios va a golpear de una manera sin ejemplo”.
No está hablando de una venganza, sino de una justa retribución al daño que algunos laicos y sacerdotes están produciendo en el cuerpo de la Iglesia. Un daño que por otra parte es bien visible, porque estos hechos que han tomado estado público en nuestra época. Y están haciendo que algunos católicos desestimen la fe, poniéndose en riesgo de perderse. Estamos hablando de pecados graves no reconocidos como tales por los apóstatas.
Sino proclamados como una reforma y modernización del catolicismo.
Por esto la virgen viene a avisar; si no hay arrepentimiento y cambio de vida el cielo se encargará de purificar a la Iglesia de una manera rotunda. Y esto es lo que está pasando, porque ya están a la luz las inconductas y las apostasías para que el pueblo de Dios juzgue. Muchas veces Dios deja pasar estas crisis para provocar una reacción positiva de parte del pueblo. Dios permite estas aflicciones a la Iglesia para humillarnos, para que dejemos de ser arrogantes y regresemos al camino de la humildad. No se trata de castigar a los culpables sino de buscar su arrepentimiento. Y que los líderes de la Iglesia – ya sean laicos o sacerdotes – comprendan que es un pecado llamar bueno a lo que originariamente era malo a los ojos de Jesucristo. Porque se ha acentuado la tendencia a reinterpretar las enseñanzas de Jesucristo. Y a justificar acciones que antes eran claramente pecado. Como todas las profecías son condicionales, María nos viene avisar lo que sucederá si no nos arrepentimos. Si no nos arrepentimos Dios va a golpear a la Iglesia y al mundo de una manera antes desconocida. Esto no es extraño a los evangelios y sino claramente en línea con ellos.

Podemos leer el Lucas 17: 25-30 lo que sucederá como castigo.

LA APUESTA A LA INVISIBILIDAD DE LOS SECRETOS DUROS DE FÁTIMA Y LA SALETTE
La resistencia a difundir los mensajes de Nuestra Señora que hablaban de una crisis de pecaminosidad en la Iglesia, especialmente en los sacerdotes, ha ocultado la repetición de las advertencias qué Nuestra Señora ha dado en los últimos siglos.
Concretamente el padre Joaquín Alonso, uno de los grandes investigadores de los secretos de Fátima, ha dicho: “Es muy probable que el texto del tercer secreto haga alusiones concretas a la crisis de la fe en la Iglesia y a la negligencia de los pastores mismos. Muy posiblemente, el Secreto no habla solo de una verdadera crisis de fe en la Iglesia durante este período intermedio, sino que también contiene, como por ejemplo el secreto de La Salette, referencias más concretas a los conflictos internos entre los católicos o al fracaso de Sacerdotes, religiosos y jerarquía superior de la Iglesia. ”

Hoy se niega que haya un texto adicional al tercer secreto que hable de las mismas cosas que había planteado la Virgen en La Salette 70 años antes. Y también se desestima el relato largo de las profecías de La Salette escrita por Melanie en 1879. Sin este material de las advertencias nos es difícil comprender el por qué de esta crisis en la Iglesia. Y también por qué sobrevendría un castigo de purificación. En escritos posteriores Melanie ha dicho que el castigo es irreversible,
“El gran castigo vendrá, porque los hombres no se convertirán; sin embargo, sólo su conversión puede obstaculizar estos flagelos.
Dios comenzará a golpear a los hombres infligiendo castigos más ligeros para abrir sus ojos; entonces se detendrá, o puede repetir sus advertencias anteriores para dar lugar al arrepentimiento. Pero los pecadores no aprovecharán estas oportunidades; en consecuencia, enviará castigos más severos, ansioso por mover a los pecadores al arrepentimiento, pero todo en vano. Finalmente, la obstinación de los pecadores atraerá sobre sus cabezas las calamidades más grandes y más terribles”.

Cien años después del relato largo de Melanie, en un discurso durante el Congreso Eucarístico de 1976 para la celebración del Bicentenario de la firma de la Declaración de la Independencia de EE.UU. el Cardenal Wojtyla (luego Juan Pablo II) dijo: “Ahora estamos parados frente a la mayor confrontación histórica que la humanidad ha experimentado alguna vez. No creo que el gran círculo de la Sociedad Americana, o de todo el amplio círculo de la comunidad cristiana se dé cuenta de esto completamente. Ahora nos enfrentamos a la confrontación final entre la Iglesia y la anti-iglesia, entre el Evangelio y el anti-evangelio, entre Cristo y el anticristo. El enfrentamiento se encuentra dentro de los planes de la Divina Providencia. Está, por lo tanto, en el plan de Dios, y debe ser un juicio que la Iglesia debe asumir y afrontar con valentía… Tenemos que estar preparados para someternos a grandes pruebas en un futuro no muy lejano. Pruebas que nos obligarán a estar dispuestos a renunciar a incluso nuestras vidas. Y una entrega total de sí mismos a Cristo y para Cristo. A través de sus oraciones y la mía, es posible aliviar esta aflicción, pero ya no es posible para evitarla que suceda.
¡Cuántas veces la renovación de la Iglesia ha sido a través de la sangre! No va a ser diferente esta vez”.

Fuentes:
Sergio Fernández

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