En la Misa que presidió en la capilla de la Casa
Santa Marta, el Papa Francisco alertó de los demonios “educados”, que entran en
el alma sin que uno se dé cuenta y hacen al hombre “tibio” llevándolo a vivir
mundanamente.
“Nosotros somos cristianos, católicos, vamos a
Misa, rezamos… Parece todo en orden. Sí, tenemos nuestros defectos, nuestros
pequeños pecados, pero parece que todo está en orden. Y él se hace “el
educado”: va, ve, busca a una linda pandilla de amigos, llama a la puerta –
‘Permiso, ¿puedo entrar?’ – toca el timbre. Y estos demonios educados son peores que los primeros, porque no te
das cuenta y los tienes en casa”, dijo el Santo Padre este 12 de octubre al
reflexionar sobre el Evangelio del día (Lc 11,15-26).
Luego, explicó que “éste es el espíritu mundano, el
espíritu del mundo”.
“El demonio o destruye directamente con los vicios,
con las guerras, con las injusticias directamente, o destruye educadamente,
diplomáticamente, así como dice Jesús. No hacen ruido, se hacen amigos, te
persuaden – ‘No, vete, no hagas tanto, no, pero… hasta aquí está bien’ – y te llevan por el camino de la mediocridad, te
vuelven un ‘tibio’ en el camino de la mundanidad”, añadió en Pontífice.
Asimismo, advirtió que cuando el demonio “toma
posesión del corazón de una persona, se queda ahí, como en su casa y no quiere
salir de allí”.
“Yo me pregunto tantas veces, ¿qué es lo peor en la
vida de una persona? ¿Un pecado claro o vivir según el espíritu del mundo, de
la mundanidad? ¿Que el demonio te tire encima un pecado – incluso no uno,
veinte, treinta pecados, pero claros, de los que tú te avergüenzas – o que el
demonio esté sentado a la mesa contigo y viva contigo y todo está normal, pero
allí, te lanza las insinuaciones y te posee con el espíritu de la mundanidad?”,
agregó.
Más adelante, el Papa subrayó que, en nuestro interior, siempre se
produce una “lucha entre el bien y el mal”. “La
verdadera lucha es la primera lucha entre Dios y la antigua serpiente; entre
Jesús y el diablo”.
En ese sentido, reafirmó que “la esencia del
demonio es destruir la obra de Dios” y buscará la manera de hacerlo “cuando no puede destruir” cara a cara, porque
tiene de frente una fuerza de Dios que defiende a la persona.
Finalmente, recordando la oración de Jesús en la Última Cena, el Papa
dijo: “defiéndelos del espíritu del mundo”. “Ante
estos demonios educados que quieren entrar por la puerta de casa como invitados
de bodas, decimos: ‘Vigilancia y calma’. Vigilancia: éste es el mensaje de
Jesús, la vigilancia cristiana. ¿Qué sucede en mi corazón? ¿Por qué soy tan
mediocre? ¿Por qué soy tan tibio? ¿Cuántos ‘educados’ viven en casa sin pagar
el alquiler?”.
Redacción ACI
Prensa
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