Para entender la historia de tu vida hay que ir al
principio de la misma, porque ninguna historia se entiende si se comienza a
contar a la mitad o casi al final; no entenderías bien el papel de los
personajes o la trama de lo que va sucediendo. Por eso, nos vamos a remontar al
principio del principio…
Hace
mucho, mucho tiempo… Escucha bien esta historia porque no es un cuento sino una
historia verdadera… Había un Rey todo poderoso, que hasta la fecha tiene fama
de justo, de bueno, de generoso, de misericordioso.
Este Rey
tenía un Hijo al que amaba muchísimo y se llamaba Jesús. Este Hijo no era
cualquier hijo… era igualito a su Papa. ¿Has visto como hay niños que se
parecen muchísimo a su papá, que incluso tienen los mismos ojos picaros que
tenía su papá a la misma edad, que se comportan y hablan igual al papá; hasta
el punto que hay quien dice que si se llegara a perder no habría duda de a qué
casa regresarlo? Pues así, este Hijo era imagen de su padre y era tan bueno y
poderoso como su Padre.
Los dos
reinaban juntos y se amaban muchísimo. ¿Tu haz visto como dos personas que se
aman se demuestran su cariño, te has fijado como las mejores amigas se dan por
ejemplo, una regalito el día de la amistad o como tus papas se consienten uno
al otro: con el postre preferido de tu papá o tal vez, con unas flores para tu
mamá? Pues este Papá y este Hijo no eran diferentes. Dios Padre, que era el
Rey, creó todo para dar gloria a su Hijo y el Hijo a su vez lo devuelve al
Padre también para demostrarle su amor. Igual que tú les demuestras a tus papas
que les amas con las mismas hojas y lápices de colores que ellos te han
regalado haciéndoles un lindo dibujo, o cuando sabiendo que ellos te han dado
tu cuerpo les demuestras lo mucho que los amas y les agradeces que te hayan
dado la vida con un beso y un abrazo.
Pero,
todo eso no era suficiente. Eran tan felices y deseaban tanto compartir ese
gran tesoro que tenían con más personas que pudieran amar y que, a la vez, los
amaran libremente, que, Dios creo a más seres personales, es decir,
espirituales, como ellos. Es cuando pensaron en cada uno de nosotros y crearon
a Adán, (haz de cuenta que era tu tatara, tatara, tatara, tatara…. Abuelo) Para
que compartiera con ellos una relación de amor y pudiera ofrecer junto con
Cristo todo lo creado a Dios Padre.
Adán
amaba todo lo que Dios le había regalado, amaba un bonito atardecer y
glorificaba y daba gracias a Dios por él, amaba y disfrutaba del sabor de
las frutas y del olor de las flores y glorificaba a Dios y le daba gracias por
todo aquello. Pero se sentía solo, ni siquiera su perrito que corría a
recibirlo todas las tardes con la mayor alegría lograba contentarlo. Por eso,
nos cuenta la narración de la Creación, en el Génesis, que Dios creo a la mujer
de una costilla de Adán, eso no quiere decir que lo haya operado, sino que es
una forma de hacernos entender que los dos están hechos con el mismo barro,
ahora diríamos que son producto de la evolución (pero entonces no se sabía que
era eso), y del mismo Espíritu Divino que les infundio Dios por igual a los
dos.
Esto
significa que los dos: varón y mujer tienen la misma dignidad, son seres
completos, con una serie de potencialidades que le permitirán a través de su
libertad ir pareciéndose y amando cada vez más a Jesucristo. Así lo han
entendido todas las culturas antiguas que, han podido descubrir lo que tiene el
hombre de Sagrado. Ambos están llamados por igual a sostener una relación de
amor, de Padre e hijo, con Dios, fíjate ¡qué maravilla! ¡Cómo no querer
consagrar la vida a Dios, lo más bueno, lo más bello y lo más verdadero que
existe!
Pero aquí
no termina la historia, además, Dios los bendice dándoles la administración de
la Creación, es decir que quiere que reinemos junto con Él y a imagen de Él:
con inteligencia, creatividad, justicia, generosidad, amor, para irnos
perfeccionando a través del tiempo, para dominar la naturaleza y hacerla un
lugar más apto y bueno para las personas. También los bendice con el regalo de
los hijos, Dios quiere que a través de ellos la Tierra de llene de hijos Suyos
para que toda su existencia este marcada por el amor. Dios ha ordenado todo
para que cada uno de nosotros nazca en el amor, por amor y para el amor de Dios
en primer lugar y en segundo, de sus padres y hermanos. Este es el momento de
la institución del matrimonio: Un hombre y una mujer amándose a imagen de Dios
con un amor irrevocable, es decir, comprometido, total y fecundo. Este es el plan
de Dios para el hombre: que alcance su plenitud en el amor. Por eso, Adán
cuando ve a Eva dice: ¡Esta si es carne de mi carne y sangre de mi sangre! Cada
uno está hecho para el otro y viceversa. Es la ayuda proporcionada que
necesitaban los dos para crecer como persona.
Pero,
Adán y Eva no quisieron obedecer lo que Dios planeo. ¿Has visto como un
chiquito que apenas y puede caminar no quiere que su mamá lo ayude, se pone
orgulloso, se enoja y hace berrinche porque cree que él solito puede, a pesar
de que la mamá sabe lo que es mejor para él y ve claramente que se va a
lastimar? Pues igual, Adán y Eva fueron soberbios quisieron ser como Dios y
decidir ellos mismos que era bueno y que era malo para ellos; dependientemente
de lo que Dios, con todo su amor, les había preparado. Por eso, su
desobediencia fue muy grave.
Así que
Dios castigó a Adán y a Eva y los mando lejos de su reino -con todos sus hijos,
que los habían imitado-, para que reflexionaran sobre lo que habían hecho…,
como todo buen papá lo habría hecho en ese caso. Pero, nunca aparto su vista de
ellos, desde lejos los vigilaba y de vez en cuando les mandaba a alguien para
aconsejarlos y para darles reglas sobre cómo debían comportarse según su
dignidad de hijos de un Rey. Algunos lo obedecían pero, otros no y
aparentemente disfrutaban siendo malos, pero en realidad en el fondo de su
corazón se sentían muy infelices.
Todo esto
sucedió porque, después del pecado original el ser humano que es cuerpo y
espíritu en una unidad que no se puede separar, imagínate como el café con
leche, sufre una fractura entre esas dos naturalezas (la corporal y la
espiritual). Antes del pecado original la espiritualidad dominaba la
corporalidad por ser lo que nos define como personas. Pero, después ya no y el
hombre podía caer en el error de compararse con los animales sin tomar en
cuenta sus capacidades superiores que son: la Inteligencia que le permite
descubrir los bueno, lo bello y lo verdadero; y su Voluntad que le permite ir a
buscarlo, ponerse en movimiento para alcanzarlo, incluso comprometiéndose
libremente en el tiempo.
Te voy a
explicar con un ejemplo: un niño que desea ser médico, sabe que es una
profesión muy buena porque puede ayudar a mucha gente, pero que también es una
profesión que va a necesitar mucho esfuerzo y mucho estudio durante mucho
tiempo. Pero, por el valor que encuentra en ser médico, el niño decide que eso
quiere llegar a ser de grande, entonces, pone mayor empeño en las materias
relacionadas con Ciencias y desde ese momento se compromete con ese proyecto de
vida. Este niño tendrá que luchar mucho para lograrlo, porque puede ser víctima
de la flojera, del gusto por cosas más fáciles y más apetecibles, pero menos
valiosas, de malas compañías, o de las dificultades normales de la vida. Todos
estos posibles problemas, grandes o pequeños, le pueden llegar a dificultar
llegar a su meta o confundirlo.
Dios
sabiendo esto, y porque veía que algunos de sus hijos no querían escuchar los
consejos de quienes había enviado, y sobre todo, porque los amaba y deseaba
tenerlos otra vez a su lado. (Como la mamá que ya
no soporta ver a su hijito castigado, lo llama, le dice que lo ama, que lo
perdona, le aconseja, le hace prometer que no lo volverá a hacer y le da un
fuerte abrazo estrechándolo fuertemente a su pecho). Dios Padre, Dios
Hijo y Dios Espíritu Santo, deciden enviar, por amor, al Hermano Mayor, a
Jesucristo, a tomar el lugar del pequeñito en el castigo y a aconsejarlo y a
darle ejemplo de cómo debe comportarse para ser un digno miembro de esa familia
real.
Además,
Jesucristo a través de la institución del bautismo logra que todos sus
hermanos entren en su corazón. ¿Has visto como las mamás siempre tienen
presentes en su mente y en su corazón a sus hijos y quisieran están con ellos
todo el tiempo para cuidarlos y aconsejarlos, y por eso, algunas hasta les dan
un teléfono celular o un radio para poder estar en contacto con ellos? Pues
igual, Dios que lo puede todo, y que es un papá amoroso y responsable, hizo lo
siguiente, por un lado los instalo a todos en su corazón, a la vez que, Él se
instaló en el corazón de todos sus hijos. Así, Él podría comunicarse con ellos
en todo momento, sobretodo, en caso de algún peligro, es lo que algunos llaman “la voz de la conciencia”, pero en realidad
nosotros sabemos que es la voz de Dios; y a su vez, sus hijos podrían también
tener línea inmediata con El en cualquier instante, para decirle lo mucho que
lo aman, lo mucho que le agradecen todo lo nos da y para pedirle ayuda en
cualquier dificultad. Y para que estas líneas de comunicación funcionen bien
hay que estar atentos a lo que se nos dice, ser humildes y no poner obstáculos
a la comunicación, por ejemplo: tener mucho ruido o distracciones al rededor
que desvíen nuestra atención de Dios; igual que cuando estas platicando con un
amigo y no quieres que nadie, ni nadie los distraiga.
Y como el
Espíritu Santo vive en nosotros y esta tan revuelto el Espíritu con nuestro
cuerpo, como el café con leche, resulta que nos convertimos en Sagrarios Vivos…
¡¿Te imaginas?! Cuando tú cuidas y respetas tu cuerpo y el de los demás, como
si fuera el Cuerpo de Cristo, eso es lo que estás haciendo, estas cuidando y
respetando al ¡mismísimo Jesucristo! Por eso, es un pecado muy grave cuando la
gente no sabe hacer buen uso de su corporalidad y no se comporta de acuerdo a
su dignidad de Templo del Espíritu Santo, Cuerpo de Jesús e hijo de Dios Padre.
¿Te imaginas que grave es y que dolor tan grande le causa a Dios cuando alguien
hace mal uso de su cuerpo? La corporalidad la tenemos para manifestar al
Espíritu que portamos, para ser otros Cristos, para ser dignos hijos de ese Rey
amorosísimo, y entregarnos a Él por amor a través de nuestros hermanos.
Sólo
conociendo esta historia sabrás que tu corporalidad, masculina o femenina,
fueron diseñadas para manifestar un tipo de amor semejante al Dios y que es la
forma en que varón y mujer nos complementamos de forma más radical, para ser
imagen del amor Trinitario y también, ser imagen del amor de Cristo por su
esposa la Iglesia, en el matrimonio y en la procreación que este implica. O a
través, de la vida consagrada a Dios, que también es una forma de amor
esponsal, ya que la persona se entrega por entero a Dios, en cuerpo y alma,
para amarlo y servirlo siempre y dar frutos semejantes a los de Jesús.
¿Te ha gustado
esta historia? Pues es tu historia, es el proyecto de tu vida y es la mayor
felicidad que podrás alcanzar aquí en la tierra y en el cielo. Actúa de acuerdo
a tu dignidad y a la de tus hermanos. Respeta siempre la vida humana porque es
sagrada, promueve la justicia y la verdad y ayuda a los que te necesiten. Pero,
sobre todo mantente en contacto continuo con Dios en la oración y en los
sacramentos, porque todo nos viene de Él. Solos nada podemos porque somos como
ese chiquito que necesita de su mamá para sobrevivir al mundo, se dócil y
déjate llenar de su Espíritu, es la única forma que hay para llegar a ser
felices y alcanzar la plenitud del proyecto pensado por Dios para cada uno de
nosotros por amor.
Blanca Mijares
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