Se celebrará todos los lunes
tras el Domingo de Pentecostés
Este lunes, 21 de mayo, la
Iglesia celebra por primera vez la memoria de «María,
Madre de la Iglesia», que se celebrará de ahora en adelante todos los
lunes siguientes al Domingo de Pentecostés.
(InfoCatólica) El 21 de noviembre de 1964, el
beato Pablo VI, Papa, a la conclusión de la tercera sesión del Concilio
Vaticano II, declaró a la bienaventurada Virgen María «Madre
de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles
como de los pastores que la llaman Madre amorosa».
Con ello plasmaba una realidad
que emana de la Escritura y la Tradición. Nuestro Señor Jesucristo tuvo a bien dar a la Iglesia el regalo de la
Maternidad de su Madre en la persona del apóstol San Juan, el único de
los doce que permaneció junto a Él en la Cruz.
Ya en el siglo II, San Ireneo
de Lyon dio testimonio de la Tradición que consideraba a María como la Segunda
Eva, de forma paralela a la doctrina paulida de Cristo como segundo Adán: "De la misma manera que aquella -es decir, Eva-
había sido seducida por el discurso de un ángel, hasta el punto de alejarse de
Dios a su palabra, así ésta -es decir, María- recibió la buena nueva por el
discurso de un ángel, para llevar en su seno a Dios, obedeciendo a su palabra;
y como aquella había sido seducida para desobedecer a Dios, ésta se dejó
convencer a obedecer a Dios; por ello, la Virgen María se convirtió en abogada
de la virgen Eva. Y de la misma forma
que el género humano había quedado sujeto a la muerte a causa de una virgen,
fue librado de ella por una Virgen; así la desobediencia de una virgen
fue contrarrestada por la obediencia de una Virgen..." (Adv. Haer.,
5, 19, 1).
María, solícita guía de la
Iglesia naciente, inició la propia misión materna ya en el cenáculo, orando con
los Apóstoles en espera de la venida del Espíritu Santo (cf. Hechos 1,
14). Con este sentimiento, la piedad cristiana
ha honrado a María, en el curso de los siglos, con los títulos, de alguna
manera equivalentes, de Madre de los discípulos, de los fieles, de los
creyentes, de todos los que renacen en Cristo y también «Madre de la Iglesia», como aparece en textos de algunos
autores espirituales e incluso en el magisterio de Benedicto XIV y León
XIII.
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