LA AVENTURA DE CONVERTIR EL PROPIO HOGAR EN UNA IGLESIA -ES DECIR, UNA CASA CON DIOS- EN MINIATURA
Chiti Hoyos habla en Dios Bendiga este Hogar de la
fuerza para el bien de un hogar católico
San Juan Crisóstomo invitó a los
cristianos al reto de convertir su hogar en una
“Iglesia en miniatura” y la tarea quizás está más pendiente de
lo que solemos pensar. Acaso por ello se multiplican los ensayos de teología del hogar, donde se ofrecen pistas
para que la familia sea un entorno no sólo de expresión de la fe sino de
crecimiento espiritual y de posible contagio a otros.
Una de estas obras es Dios
bendiga esta casa’ (Editorial Nueva Eva), de Chiti Hoyos,
que ejerce su apostolado en redes sociales bajo el seudónimo de La samaritana ( @Damihibibere ) y que ofrece multitud
de reflexiones y sugerencias para afrontar el reto.
LO
PRIMERO ES TOMAR CONCIENCIA DEL HOGAR CATÓLICO
“La opción de crear
un auténtico hogar católico choca de frente con la cultura actual. No
es nada novedoso, sino una herencia que empieza a peligrar”, explica la autora, quien lamenta que lo que en otro
tiempo era habitual, lo común entre las familias, hoy empieza a ser excepcional.
"Pero yo no
puedo perder mi identidad. Sé de dónde vengo",
explica. Quizás ahora sea más difícil, pero no por ello es menos necesario. Al
contrario.
"Es posible
que las familias católicas se sientan desarraigadas en pocos años si no tienen
la suficiente libertad interior para mantenerse firmes en su fe, lo que lleva a
asumir bastantes riesgos y a renunciar a algunas cosas que intentan hacernos tragar",
advierte Chiti Hoyos.
EL
HOGAR, COMO LA FE, SE CONSTRUYE CON AMOR
La crítica no es el centro de su
trabajo. Al contrario. Dios bendiga esta casa es, por encima de todo, un libro
luminoso y de vocación constructiva que quiere ayudar a quien busque pistas
para expresar mejor su fe y su espiritualidad en su hogar.
En este sentido, Hoyos organiza
su ensayo en varias partes, pero guiado por dos ideas esenciales. Por un lado,
la convicción de que la vida de hogar ofrece
extraordinarias posibilidades para cultivar las virtudes y las exigencias de nuestra fe; empezando
por el amor, el cuidado, el respeto o la oración compartida.
Por otra parte, la autora no
olvida que una casa no es sólo para quienes viven en
ella, sino que debe estar abierta a los otros, y reivindica,
como otras autoras de la teología del hogar, que un hogar católico debe
convertirse en un espacio de acogida.
Felpudo 'Dios bendiga esta casa', de Have
a God Time, para que quede claro desde la entrada.
Espacios abiertos para amigos,
familiares y visitantes ocasionales, donde se celebren comidas y reuniones informales en las que sea posible estar con las
personas con naturalidad,
sin necesidad de sentir que debemos impresionarlos, pues este afán de que todo sea perfecto envenena la espontaneidad de los encuentros.
"Estos hogares
son signos contradictorios en estos tiempos en los que, para
muchas personas, la única forma de divertirse está asociada a ir a bares y
restaurantes, mientras que el resto del tiempo se comunican en
línea, aislados de la gente de carne y hueso", señala.
MUCHOS
MIRAN AL HOGAR DE FORMA NUEVA
Hoyos está convencida de que la
todavía reciente, y muy dramática, experiencia de la
pandemia ha llevado a muchas personas a mirar su casa con nuevos ojos. Privados
del mundo exterior, con sus muchas ofertas, el hogar pudo verse de nuevo como
el espacio de muchas oportunidades de convivencia.
“En muchas
casas se recuperó la vida familiar. Padres e hijos volvieron a comer juntos, cuando antes apenas se veían hasta la noche”.
Para mantener el ánimo, jugaron,
leyeron historias e hicieron toda clase de cosas en familia, “poniendo el corazón en lo que hacían por el bien
de los que amaban”, recuerda Hoyos.
Y añade: “Dios
escribe derecho con renglones torcidos y no tengo ninguna duda de que el
Espíritu Santo empezó a soplar en los días cercanos a la pandemia lo que ahora
se conoce como teología del hogar, que es lo que necesita el mundo para este
momento y que es obra suya”.
Una primera fase de este peculiar
acercamiento a la fe lleva a tomar conciencia de que “una
casa llena de desorden o suciedad no muestra el gozo del paraíso”, de modo que se impone corregirlo en la medida de
lo posible.
TENER
MENOS COSAS, ORGANIZAR MEJOR EL TIEMPO
"Si los
objetos que tenemos no expresan nada de nosotros, es mejor deshacerse de
ellos", asegura. "Nos
aferramos a demasiadas cosas y nos privamos de la paz que viene con el orden y
la sencillez". Y es que, como explicó san Josemaría Escrivá: “Cuando tengas orden se multiplicará tu tiempo”.
Y aporta una pista fundamental: “Ser auténtico es tener cosas que hablen de quienes somos,
no de lo que pretendemos que otros crean que somos”. Lo que
ya no nos represente es mejor retirarlo para dejar espacio a lo que esté por
venir.
Con todo, Hoyos reivindica que el
hogar debe ser, por encima de todo, un espacio acogedor y funcional, y que en
las familias con hijos es inevitable un cierto grado de desorden. Pretender
hogares perfectos e impolutos no es lo que reclama la teología del hogar.
Y advierte contra la tentación de levantar expectativas
excesivamente elevadas y conformarse con lo razonable.
UNA
ESQUINA DONDE SE RECE EN FAMILIA
Como la propia vivienda debe ser
espacio para poder vivir la fe que la familia tiene, y para poder expresarla, ‘Dios bendiga esta casa’ recomienda,
de la mano del Catecismo, que en cada hogar haya un espacio para la oración.
El lugar no tiene por qué ser grande, o una habitación específica, si eso no es
posible. Basta con que sirva al propósito de rezar en familia.
“Eso sí, debemos
procurar que esté lleno de imágenes u objetos que muevan a devoción”. Y, a ser posible, de la mano de la belleza, que es siempre buen camino
para acercarse a Dios.
“No es cierto que
la vida sea cada vez más negra, es que hemos dejado de fijarnos en lo bello”, asegura Chiti Hoyos.
Cita a Louise May Alcott, la
autora de ‘Mujercitas’: “El poder de encontrar la belleza en las
cosas más humildes hace que el hogar sea feliz y la vida
hermosa”.
El hogar puede ser, además, el
mejor escenario para practicar la vida virtuosa y sacramental a la que estamos
llamados. Y cita a Tomás Moro cuando afirma: “Los actos ordinarios que practicamos todos los días en casa son de más importancia para el alma de lo que su
sencillez podría sugerir”.
Así, cuidar la casa es un medio para proporcionar a los que amamos el afecto,
compañía y seguridad que les ayude a vivir sanos,
felices y libres.
LA
BONDAD DE LA RUTINA
De la mano de San Francisco
Javier, nos recuerda que “la mejor manera de
adquirir la verdadera dignidad es lavar la propia ropa y hervir la propia olla”.
Pero también reivindica que en la
rutina inherente a estas tareas hay una oportunidad para conocerse.
“Las
personas estamos hechas para la rutina, el ritmo y las estaciones. En esa repetición podemos llegar a conocernos
mejor a nosotros mismos y a tener conciencia de nuestras fortalezas y
debilidades. Toda virtud comienza con un buen hábito y todo hábito se consolida
por la continua repetición”, constata.
Eso sí, ninguna virtud se alcanza
sin tropiezos. Se impone, por tanto, ser humildes y
pedir ayuda a Dios en nuestro camino. A Dios, y a los
santos, si hace falta.
Chiti Hoyos se reconoce “una friki de los santos” y nos
proporciona una guía rápida de unos cuantos a los que podemos pedir ayuda para
solventar problemas domésticos. Si agobian las tareas de la casa y faltan horas
en el día, propone pedir ayuda a Santa Marta.
“Aprendió directamente de Jesús la importancia de no estresarse”.
O San Antonio, que “durante más de 800 años ha ayudado a sus fieles devotos
a localizar cosas” extraviadas.
O San Magnus de Fussen, a quien
se puede acudir en caso de que las polillas, cucarachas u hormigas se hayan
apoderado de tu vivienda.
Por no hablar de San Mateo, experto en finanzas y el santo adecuado al que reclamar ayuda
cuando las cuentas no salen del todo.
Si te agobia la necesidad de afrontar una mudanza, siempre es posible pedir ayuda a
Nuestra Señora de Loreto que
“siempre viaja ligera de equipaje”.
Y si tus hijos adolescentes se
niegan a ayudar en casa, San Juan Bosco les motivará en sus corazones.
Para Chiti Hoyos es importante
también que un hogar católico refleje de algún modo el calendario litúrgico de
la Iglesia. No sólo en Navidad o Semana Santa, como es habitual, sino también
en el resto de los momentos o estaciones.
El libro ‘Dios
bendiga esta casa’ ofrece muchas otras sugerencias y pistas
para aquellos que deseen tomarse en serio su fe y que se niegan a dejarla al
margen de su hogar.
Chiti hoyos es una de las invitadas en el Encuentro de Familias Invencibles del 13 al 16 de agosto de 2023.
En MaterMundiTV Chiti Hoyos explicó varias de estas ideas para
construir un hogar católico, sereno y no agobiante.
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