«TODO LO QUE NO SEA REFORZAR LA TENDENCIA SE CONSIDERA INDICIO DE DELITO», DENUNCIA «RED DE REDES»
El respeto debido a
todas las personas -también las homosexuales- desde la Iglesia, la diferencia
entre acto y tendencia homosexual o los pilares de la ideología de género son
algunos de los aspectos abordados en la última entrega de "Red de
Redes".
Para el gran público, escuchar a
tres sacerdotes hablar de homosexualidad podría
parecer estereotipado de antemano. Muchos asegurarían poder resumir las
conclusiones de la conversación antes de que terminase: carcas, condenas, excomunión.... No serán las propuestas que se
escuchen en Red de Redes, con los
mediáticos Patxi Bronchalo, Jesús Silva y Antonio María
Domenech.
En su última entrega de este 16
de noviembre, La homosexualidad, los sacerdotes
tratan de hacer llegar al gran público una verdad repetida miles de veces por
la Iglesia y que, sin embargo, los lobbys se empeñan en tergiversar: las personas
homosexuales ni están enfermas, ni cometen pecado por la
atracción que sienten… ni decirlo debería ser motivo de delito. Especialmente si
quien lo hace es sacerdote, católico o disidente respecto a los lobbys
dominantes. Respeto, humor y ortodoxia caminan de la mano en esta última
entrega de Red de Redes, de la
que surgen cinco importantes
reflexiones a tener
en cuenta:
1º
EL RESPETO COMO PUNTO DE PARTIDA
Antes de entrar en materia, los
sacerdotes establecen la premisa: “Queremos hablar
desde el respeto y el cariño”, destaca Silva, y añade
que el Catecismo deja claro que hay que evitar todo tipo de juicio y
discriminación hacia las personas homosexuales; que deben ser acogidas con
delicadeza, y que están llamadas a la santidad.
“Queremos hablar sin juzgar a las personas concretas”, añade Bronchalo.
Silva también distingue entre actos homosexuales y tendencias homosexuales. “Si la moral de la Iglesia dice que una acción está
mal, no podemos decirle a alguien que eso está bien -no podemos callarnos, porque
nuestra misión es predicar la verdad-, pero las tendencias son las que son, y
esa persona tendrá siempre un lugar en la Iglesia y una acogida en nuestro
corazón”, explicó.
2º
CUATRO PILARES DE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO
Los tres clérigos identifican los cuatro pilares que sostienen “la ideología de género”, señala Bronchalo. Jesús Silva los detalla: el sexo biológico -hombre o mujer-, la autopercepción
-“¿me siento hombre, mujer, no binario…?”-, la orientación sexual -“¿qué me atrae?”- y la construcción cultural de
qué es ser hombre o mujer.
Para Silva, se trata de una
separación “artificial”, porque lo normal es que un
hombre se sienta hombre, le
gusten las mujeres y esté conforme con la idea cultural de masculinidad. “Es lo normal, lo siento -añade-: lo que se ajusta a la norma estadística y, también, lo
que está conforme a la naturaleza”.
3º
NO ES UNA ENFERMEDAD, PERO SÍ “UN DESORDEN”
El párroco continúa su análisis
diciendo que estos cuatro pilares que van unidos de modo natural “solo se desintegran cuando alguna causa lleva a ello”. Silva
insiste en que ningún estudio científico avala que haya relación entre la
genética y la homosexualidad o la transexualidad. “Eso
significa que es algo causado por experiencias que llevan a la persona a la
desconexión de su propia naturaleza biológica”, añade, y deja claro
que “la homosexualidad no es una enfermedad; la Iglesia dice
que es un desorden”.
Estas experiencias -continúa- pueden ser un padre abusivo o
ausente, una madre sobreprotectora, un exceso de progesterona o testosterona,
la no aceptación por parte de la sociedad, la influencia de la pornografía… “Es
muy complicado, puede haber una constelación de factores”, señala Silva.
El sacerdote destaca que en
muchas ocasiones estas experiencias van moldeando de forma inconsciente una
tendencia durante la infancia que se manifiesta más tarde, en la adolescencia. “La persona -continúa- no elige la tendencia homosexual,
pero eso no significa que sea natural u ordenada: nosotros decimos que uno
tiene que aceptar su tendencia, pero que la felicidad no consiste en dejarte
llevar por ella”.
"Si la moral de la
Iglesia dice que una acción está mal, no podemos decirle a alguien que eso está
bien", afirman los sacerdotes en torno a los actos homosexuales, que no
tendencias (P. Patxi Bronchalo, P. Jesús
Silva y P. Antonio María Domenech).
4º
LA PROPUESTA DE LA IGLESIA: LA CASTIDAD
De esta manera, los sacerdotes
abordan también la propuesta de la Iglesia para
las personas espirituales: la castidad. “La
Iglesia les pide que vivan sin ejercitar la genitalidad de un modo homosexual”,
señala Silva, y Domenech añade divertido: “Bueno,
¡la Iglesia también nos pide a los que no somos homosexuales que vivamos la
castidad! A los que se burlan de mí y me dicen que no me puedo ir con
mujeres, les digo: `¡Y tú tampoco!´”.
Silva sostiene que la castidad ha
de ir acompañada de un trabajo sobre esas experiencias que llevan a uno a no
identificarse con su género o sentirse atraído por personas de su mismo
sexo. “Esas heridas de la infancia han de curarse, no
seguir sangrando”, señala
Domenech. ¿Cómo? “A
través de la terapia, el acompañamiento espiritual o el encuentro con Dios
padre y consigo mismo”, apunta Silva, quien dice que -tras esta
sanación- “muchas veces la tendencia homosexual se
aminora y la heterosexual se expande”.
5º
¿LIBERTAD? DE EXPRESIÓN
Por último, los tres sacerdotes
abordan la cuestión del lobby LGTBI y la
libertad de expresión. “Muchas de estas
cosas que decimos están tipificadas como delito”, lamenta Bronchalo, y explica que a él acuden
personas “que libremente quieren vivir de un modo
distinto al que nos brinda la sociedad”. “Hoy en el debate público parece que
esto no lo quiera nadie, pero muchas personas quieren vivir así”, e
insiste en que “una persona ideologizada es más
fácil de manipular”.
“Hoy todo lo que no
sea reforzar la tendencia homosexual se considera indicio de delito; eso es un problema, porque se salta la libertad de
las personas”, señala Silva, quien hace también
autocrítica: “Como cristianos, deberíamos acoger a
todas las personas -lo cual no quiere decir que secundemos un modo de vida-, y
a veces a los católicos se nos olvida que estas personas han sentido el rechazo
de sí mismos y de los demás, y que el movimiento LGTBI les ofrece un lugar
donde sentirse integrados”.
Como en cada episodio, los tres
sacerdotes proponen un santo, una película y un libro. En esta ocasión, estos
son San Maximiliano María Kolbe -“ejemplo de masculinidad y sangre derramada”,
advierte Domenech-, la película Los Increíbles -por
cómo muestra que la naturaleza masculina y su misión de proteger, sostener y
guiar- y el libro Abriendo
las puertas del armario, de Richard Cohen.
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