Cuando ya no escuches ni te importe lo que digo, seguiré siendo tu mamá... Cuando dices que soy exagerada, sigo siendo tu mamá...
Cuando
respondes, te quejas y discutes, sigo siendo tu mamá...
Cuando te imaginas que sabes más que yo, sigo
siendo tu mamá... Cuando te vas y te llevas un pedazo de mi corazón
contigo, sigo siendo tu mamá...
Y te
seguiré amando tanto como el primer día que te tuve en mis brazos, porque sigo siendo tu mamá... Y oraré por ti y me aseguraré
de que tus alas sean lo suficientemente fuertes para volar. Siempre querré lo
mejor para ti y sacrificaré mis planes por los tuyos porque, sigo siendo tu mamá...
Siempre
tendré espacio para ti y un abrazo para darte la bienvenida. Sigo siendo tu mamá... Y hasta mi último aliento,
seguiré llevando tu amor conmigo. Y agradeceré a Dios todos los días por el
privilegio y la alegría de ser llamada TU MAMÁ.
Por
siempre y para siempre te amo con mi vida. ¡¡¡Dios te
bendiga!!! No te prometo que estaré el resto de tu vida, pero si estaré
por el resto de la mía y mientras tenga el privilegio de estar, siempre
contarás conmigo porque siempre seré TU MAMÁ.
Pedro Lanzagorta
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