Habla de ellos uno de los más grandes apóstoles de la devoción a la Virgen de toda la historia.
Fuente: Aleteia
San Luis María Griñón de Monfort es uno de
los grandes apóstoles de la devoción mariana, o sea, del amor a Nuestra Señora,
la Santísima Virgen María, como Madre de Jesús, y por voluntad de Él madre
nuestra.
Siendo el Rosario una de las
manifestaciones más populares y una de las formas más profundas de
contemplación de los misterios de nuestra Redención, lo recomienda con gran
fervor y le dedica un lugar central en su obra.
En este fragmento tomado de su libro El Secreto Admirable del Santísimo Rosario para convertirse y salvarse, habla de los dos errores más habituales que se cometen al rezar el Rosario:
“Para recitar bien el Rosario, después de
invocar al Espíritu Santo, ponte un momento en presencia de Dios (…).
Antes de empezar cada decena, detente un momento más o menos largo, –según el tiempo de que
dispongas– a considerar el misterio que vas a contemplar en dicha decena. Y
pide por ese misterio y por intercesión de la Santísima Virgen una de las
virtudes que más sobresalgan en él o que más necesites.
Pon atención particular en evitar los dos defectos más comunes que cometen quienes rezan el Rosario.
El
primero es el no formular
ninguna intención antes de comenzarlo. De modo que si les preguntas por qué lo rezan, no saben qué
responder. Ten, pues, siempre ante la vista una gracia a pedir, una virtud que
imitar o un pecado a evitar.
El
segundo defecto en que se cae al rezar el
Rosario es no tener otra intención que la de acabarlo pronto. Procede este defecto de considerar el Rosario
como algo oneroso y tremendamente pesado hasta haberlo terminado, sobre todo, si te has obligado a rezarlo en conciencia o te lo han
impuesto como penitencia y a pesar tuyo”.
RESUMIENDO, EN TU PRÓXIMO ROSARIO NO TE
OLVIDES DE:
1.
rezar por una intención concreta;
2.
recitarlo sin prisa, con calma, recogimiento y paz
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