No hay ninguna otra alternativa, tan solo la castidad, ya que ella evita:
-Enfermedades de transmisión
sexual
-Embarazos no deseados
-*ABORTOS*
-Uso de métodos anticonceptivos
-Infidelidades
-Apegos desordenados a cualquier
persona
-Adicción a la pornografía y a las
drogas
-Suicidios
-Y por sobretodo, te evita vivir
en pecado mortal y arriesgarte de morir en tal estado y condenar tu alma.
LOS
CASADOS
Viven en
castidad, desean y se entregan tan solo a su cónyuge.
LOS
SOLTEROS
Viven en
castidad, y se mantienen en abstinencia hasta que se casan.
LOS
CONSAGRADOS
Viven en
castidad y celibato, porque su cuerpo y corazón son única y exclusivamente de
Cristo.
Es la CASTIDAD la única que te da libertad. La castidad te
libera de:
-Mendigar afecto. Si no te quiere, no importa. Tú sigues tu camino y eres feliz en tu
vida de soltero (a). Y si te tratan de presionar a tener sexo sin matrimonio o
así se trate de “juegos” sensuales; tú, con toda la libertad le dices NO, y
sigues tu camino, sabiendo cuál es tu valor a los ojos de Dios.
-Complejos adquiridos fruto de las tendencias que marca el mundo, es decir, vistes decente y
no sientes esa presión de tener que vestir cómo visten las demás.
-Cualquier tipo de
complejo y de esteriotipos, ya que aprendes a descubrir tu
valor como persona. Te aceptas tal cuál eres, con tus defectos y virtudes.
Aceptas y entiendes que no todos estamos llamados al matrimonio, pero sí, todos
estamos llamados a la castidad y a descubrir nuestra vocación.
El mundo
suele vender una falsa libertad, diciendo a todos, que teniendo todo el sexo
que quieras y con quien tú quieras serás “libre”.
El sexo
es seguramente algo muy bueno, pues Dios lo creó, pero el sexo es para los que
se aman. Y los que se aman no son los que se devoran en escenas ardientes y
sensuales, como en las películas. Eso es tan solo una escena de lo que logra el
desconocimiento del propósito del sexo.
Los que
se aman, tampoco son aquellos que viven diciéndose te amo a cada segundo y
hacen mil gestos románticos por día; allí tampoco hay amor, tan solo riendas
suelta a la oxitocina. El romance es bueno, pero desenfocado solo lleva a la
pérdida de la pureza, ya que eventualmente, ese romance desenfocado termina en
deseo de unión carnal, el que con frecuencia ocurre, fuera de la unión
matrimonial.
Los que
se aman, son aquellos hombres y mujeres que han dicho “sí
y hasta que la muerte nos separe.”
Sin
importar lo que se venga. Sin importar cuánto peso ganes o pierdas. Sin
importar cuántas enfermedades y dificultades nos toque vivir, las viviremos
juntos.
Sin
importar cuánto me cueste perdonarte y soportar o moldearme a tu carácter y
costumbres, allí estaré a tu lado, y lucharé cada día, por hacerte feliz y para
que juntos lleguemos a la Patria Celestial.
Éstos son
los que se aman, y para quienes Dios, creó el sexo, que en términos de
matrimonio, su nombre correcto es “acto conyugal”. Ya
que es un acto de entrega mutua, que busca acercar a los cónyuges y
reafirmarlos en el amor mutuo.
Ave
María Purísima
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