Dice que ayudaría a ver a los sacerdotes como
personas como todas las demás
Mons. Pascal Wintzer,
arzobispo de Poitiers (Francia), ha expresado en varias ocasiones durante la
última semana su apoyo a la ordenación de hombres casados. El prelado cree que
tal hecho «cambiaría la percepción sagrada del
sacerdote», lo cual va precisamente en contra de la enseñanza de la
Iglesia sobre el sacerdocio.
(LSN/InfoCatólica) «El sacerdote no es un hombre sagrado, tampoco
el obispo (*). Creo que de la misma manera que lo hacen en las Iglesias
orientales, los hombres casados pueden ser llamados. Cambiaría la sagrada
concepción de lo que es un sacerdote», dijo el viernes el arzobispo a la emisora radio católica RCF.
El domingo 10 de marzo, en
declaraciones a un programa de la emisión local de la cadena pública France 3,
Mons. Wintzer negó que fuera el único obispo francés que sugiere tal cambio:
«No lo creo. Varios de mis hermanos obispos están pensando
en esta realidad. Puede que solo sea yo quien haya hablado de ello, pero
también creo que es posible expresar una opinión y someterla a reflexión, la de
los fieles en particular. Es muy bueno que la gente pueda expresarse acerca de
esto, junto con la reflexión de mis compañeros y también de otros teólogos,
porque esta realidad ya ha existido en la Iglesia Católica. Todavía existe hoy
en los católcios de rito oriental y no veo ninguna razón para no pensar en ello
para nuestra Iglesia aquí en Europa».
Ante la pregunta «Usted adoptó esta posición en un momento en que los
escándalos de abuso sexual y violación están en las noticias. ¿Qué podría
cambiar el no celibato de los sacerdotes al respecto?», el arzobispo
responde
«En mi opinión,
una cierta percepción
"sagrada" de lo que es el sacerdote. A veces hay una manera de ver a un sacerdote como un hombre que no es
hombre, y con eso concuerda el celibato, como si la sexualidad no
existiera, como si todo el ser humano no estuviera formado por la sexualidad.
Es cierto que puedes ser célibe y vivir esa realidad, así como la falta que eso
representa, sin ser empujado hacia acciones que son malas para otros o para ti
mismo. Pero al mismo tiempo, tener
sacerdotes casados también permitiría que las personas vieran a los sacerdotes
como personas como todas los demás. Algunos serían célibes, pero esto
también se aplica al resto de la sociedad, no solo los sacerdotes son célibes,
otros estarían casados. Hoy, creo que una de las razones que explican los
crímenes contra los niños o las mujeres proviene de esta concepción sacral o
sagrada del sacerdote: el fin de la ley del celibato para todos también será una manera de regresar a la
humanidad común.
El periodista le recordó
que «el Papa Francisco declaró a finales de
enero que el celibato no podía convertirse en algo opcional».
MONS. WINTZER
RESPONDIÓ:
«Es correcto.
Cuando nos comprometemos es para toda nuestra vida. (...) Esto es cierto en mi
propio caso. Aquellos que me capacitaron me ayudaron a discernir y reflexionar
sobre mis libertades y sobre el compromiso que hice (...) hace 32 años: no
deseo volver sobre eso. Por otro lado, es antes de elegir, antes de ser ordenados cuando tenemos que elegir,
adoptar una posición: ¿queremos casarnos, queremos mantenernos célibes?»
Este lunes Mons. Wintzer
aclaró que solo estaba hablando de la ordenación de hombres casados, no de que
los sacerdotes ya ordenados se puedan casar.
AL SER PREGUNTADO SI
LA IGLESIA ESTÁ LISTA PARA ESTE CAMBIO, RESPONDIÓ:
«Está lista,
pero creo que será a la fuerza. Los cambios reales pueden ser deseados a través
de la reflexión, a través de la libertad, pero la realidad impone el cambio a
la fuerza. Lo que fuerza las cosas hoy
es el pequeño número de sacerdotes. No puedo resignarme a la idea de que muchos
católicos están hoy privados de la Eucaristía. También están los
escándalos relacionados con el abuso de poder, y con lo sagrado, la imagen
falsamente sagrada de lo que son los sacerdotes».
EL PAPA FRANCISCO,
CONTRARIO AL FIN DEL CELIBATO
A lo largo de todo su
pontificado, el papa Francisco se ha manifestado tanto en contra de la
abolición del celibato para los sacerdotes católicos de rito latino, como
contra la idea de que dicho cambio sea la solución para la falta de vocaciones
al sacerdocio:
La última ocasión en que se refirió
a la cuestión fue en la rueda de prensa que concedió en el avión que le llevaba
de vuelta a Roma tras la JMJ en Panamá. Ante la pregunta «¿es posible pensar que en la Iglesia Católica, siguiendo
el rito oriental, usted permitirá a hombres casados ser sacerdotes?» respondió:
En el rito latino, me viene a
la mente una frase de San Pablo VI “Prefiero dar la
vida antes de cambiar la ley del celibato”. En este momento esto me ha
venido a la mente y quiero decirlo porque es una frase valiente y lo dijo en
una época más difícil que esta. En el 68, 70.
Personalmente, pienso que el celibato es un don para la
iglesia.
Segundo, yo no estoy de acuerdo con permitir el celibato opcional. No. Solamente, quedaría
alguna posibilidad en los puestos lejanísimos, pienso las islas del Pacífico,
pero algo es pensar cuando hay necesidad pastoral, ahí el pastor debe pensar en
los fieles.
Hay un libro del padre
Lobinger. Él es interesante, esto es una cosa en discusión entre teólogos, no
es una decisión mía. Mi decisión es el celibato. El celibato opcional antes del
diaconado, no. Cuestión mía, personal. Yo
no lo haré. Esto queda claro. Soy cerrado, quizás. No me siento para ponerme
frente a Dios con esta decisión.
(*) ESTO ENSEÑA EL
CATECISMO ACERCA DEL SACRAMENTO DEL ORDEN
1538 La integración en uno de
estos cuerpos de la Iglesia se hacía por un rito llamado ordinatio, acto
religioso y litúrgico que era una consagración, una bendición o un sacramento.
Hoy la palabra ordinatio está reservada al acto sacramental que incorpora al
orden de los obispos, de los presbíteros y de los diáconos y que va más allá de
una simple elección, designación, delegación o institución por la comunidad,
pues confiere un don del Espíritu Santo
que permite ejercer un "poder sagrado" (sacra
potestas) (cf LG 10) que sólo puede venir de Cristo, a través de su
Iglesia. La ordenación también es
llamada consecratio porque es un "poner
aparte" y un "investir" por
Cristo mismo para su Iglesia. La "imposición
de manos" del obispo, con la oración consecratoria, constituye el
signo visible de esta consagración.
Y:
1551 Este sacerdocio es
ministerial. "Esta Función [...], que el Señor
confió a los pastores de su pueblo, es un verdadero servicio" (LG
24). Está enteramente referido a Cristo y a los hombres. Depende totalmente de
Cristo y de su sacerdocio único, y fue instituido en favor de los hombres y de
la comunidad de la Iglesia. El
sacramento del Orden comunica "un poder
sagrado", que no es otro que el de Cristo. El ejercicio de
esta autoridad debe, por tanto, medirse según el modelo de Cristo, que por amor
se hizo el último y el servidor de todos (cf. Mc 10,43-45; 1 P 5,3). "El Señor dijo claramente que la atención prestada a
su rebaño era prueba de amor a Él" (San Juan Crisóstomo, De
sacerdotio 2,4; cf. Jn 21,15-17).
Y VER TAMBIÉN LA ENCÍCLICA MEDIATOR DEI DE
PÍO XII:
«Es al mismo
Cristo Jesús, Sacerdote, a cuya sagrada persona representa el ministro. Este,
ciertamente, gracias a la consagración sacerdotal recibida se asimila al Sumo
Sacerdote y goza de la facultad de actuar por el poder de Cristo mismo (a quien
representa)» (Pío XII,
enc. Mediator Dei)
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