Marcel Lejeune, experto en discipulado,
habla de la relación con los no católicos.
Marcel Lejeune explica por qué en ocasiones la
evangelización no funciona como esperamos.
En un
Occidente que se seculariza a gran velocidad, y con la práctica religiosa muy
minoritaria entre los más jóvenes urge la evangelización. Sin embargo, aunque las intenciones sean buenas hay veces
en que estas prácticas no son efectivas y no logran el objetivo con el
que estos evangelizadores intentaron llevar a otras personas a Dios.
Si para
un católico existe la verdad absoluta, el relativismo está muy anclado en los
alejados. No es difícil encontrar una conversación versada en la fe entre un
creyente y un agnóstico en la que se oiga: “bueno, esto puede ser verdad para ti, pero
no para mí”.
El
relativismo ha entrado con fuerza en la sociedad del siglo XXI por lo que el enfoque en la evangelización hay que
hacerlo teniendo en cuenta las características de aquellos a los que se
pretende llevar el Evangelio.
Marcel
Lejeune es
experto en evangelización y presidente del discipulado Catholic Missionary
Disciples y desde hace años ayuda en la formación de evangelizadores
y responsables eclesiales. En la web de este grupo habla de cuatro razones por
las que la evangelización católica a veces no llega a las personas del siglo
XXI:
1.
HABLAMOS DIFERENTES IDIOMAS AUNQUE USEMOS LAS MISMAS PALABRAS:
Lejeune
asegura que cuando en ocasiones se pronuncian palabras comunes de la jerga
católica o basadas en la fe pueden entenderse de manera radicalmente diferentes
al sentido que el evangelizador pretendía. De hecho, términos como Iglesia, fe, amor, paz o incluso Dios pueden ser definidas
muy diferentes en la sociedad de hoy por muchas personas.
¿Qué se puede hacer entonces? Es
importante definir muy bien cada término, pero sobre todo es necesario explorar
lo que la otra persona entiende que significan esas palabras. Por ello, es difícil explorar la fe del otro sin una
buena escucha y buenas preguntas.
2.
ESCUCHAR MÁS QUE HABLAR
Este
experto en evangelización recomienda también no intentar llenar los espacios en
blanco sino más bien escuchar lo que
está detrás de sus obstáculos a la fe. Según su experiencia, si se
pregunta al católico medio por qué alguien deja la Iglesia Católica y dirán que
“no entendieron bien la fe” o bien que no
recibió una buena catequesis o formación cristiana. Según Lejeune, esto puede
ser o no ser cierto.
“Lo que no hacemos es preguntar a los demás, escuchar, y luego entender. He tenido numerosas conversaciones
con muchas personas que han dejado de ir a la Iglesia, incluidas varias que han
trabajado para la Iglesia Católica durante muchos años y tienen estudios en
universidades católicas fieles. No se puede decir que no fueron
adecuadamente catequizados o enseñados bien. Entonces, ¿por qué dejaron de ir a
misa?”, se
pregunta.
En su
opinión, “cuando venimos
con todas las respuestas y muy pocas preguntas, tendemos a alejar a los demás. Podemos terminar diciéndoles lo que necesitan valorar,
desear y hacer. Más bien, busquemos entender, servir y amar antes de corregir y
predicar. Ciertamente, la predicación y la corrección son buenas, pero antes
debe basarse en una relación sólida”.
3. MUCHOS
CATÓLICOS PRACTICANTES NO TIENEN AMIGOS NO CRISTIANOS
Independientemente
del deseo de cada uno de evangelizar a otros, Lejeune explica que hasta que no existan relaciones significativas con
personas no cristianas no se les puede evangelizar bien. Hay que
profundizar en la relación personal para que la efectividad aumente, y un
primer paso puede ser invitar a un café para conocer mejor al vecino o al
compañero de trabajo.
La
percepción de los alejados es que los cristianos no escuchan bien. Una encuesta de Barna
aseguraba que seis de cada diez no
cristianos o que dejaron la fe aseguran que estarían dispuestos a hablar sobre
asuntos de fe con alguien que escucha sin juzgar pero sólo un tercio de
ellos ve este rasgo en los cristianos que conocen personalmente.
4.
VER EL MUNDO A TRAVÉS DE UNA LENTE POLÍTICA EN LUGAR DE UNA LENTE CATÓLICA
Marcel
Lejeune insiste en este aspecto que puede distanciar mucho a la hora de
evangelizar. “Necesitamos ser claros, ningún
político ni ningún partido refleja perfectamente una visión católica del mundo. Cuando combinamos el cristianismo con la
política, podemos terminar pervirtiendo el Evangelio. Sí, hay momentos
en que los valores del Evangelio se entrecruzan con la política, pero no
confundamos los dos. ¿Cómo se vería si siguiéramos la totalidad de la enseñanza
de Jesús todo el tiempo? No hay respuesta política a esta pregunta”, explica.
Esto no
significa que no se pueda participar en política o trabajar para dar soluciones
políticas a problemas morales o culturales. Pero el problema estriba cuando se
confunde política con fe o viceversa. Y esto puede dañar el testimonio a los
demás. Este experto hablar por ejemplo que “se
puede estar de acuerdo con otra persona en algo como ayudar a los pobres. Pero,
cuando no está de acuerdo con la
solución política al problema y confunde el principio religioso con la solución
política puede perder su capacidad de dar testimonio del Evangelio o
decir la verdad en la vida de otra persona”.
En
definitiva, con estos cuatro puntos Marcel Lejeune afirma que según su
experiencia es importante “escuchar y aprender” porque es difícil amar lo que no
se conoce.
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