El Papa Francisco afirmó que la cooperación, aplicada en los diferentes
aspectos de la realidad, ayuda a “superar la
soledad que convierte la vida en un infierno”.
En una audiencia que concedió este sábado 16 de marzo en el Aula Pablo
VI del Vaticano a miembros de la Confederación Italiana de Cooperativas, el
Santo Padre explicó que “cuando el hombre se siente
solo, experimenta el infierno”.
“Cuando, por otro lado, siente que no está siendo
abandonado, entonces puede enfrentarse a todo tipo de dificultades y fatigas.
Nuestro mundo está enfermo de soledad”,
destacó. También aseguró que la cooperación es una herramienta para superar el
individualismo y la indiferencia ante los que sufren.
Referido al ámbito de la economía, el Papa destacó la importancia del
modelo económico y productivo cooperativo, recordó que se asienta en la
Doctrina Social de la Iglesia y señaló que “corrige
ciertas tendencias propias del colectivismo y del estatismo, que a veces son
letales para la iniciativa privada; y al mismo tiempo, frena las tentaciones
del individualismo y del egoísmo propios del liberalismo”.
En su discurso, Francisco afirmó que la clave del modelo cooperativo es
la combinación, por un lado, de “la lógica de la
empresa y, por otro, la de la solidaridad: solidaridad interna con sus miembros
y solidaridad externa con los destinatarios”.
Esta forma de vivir el modelo cooperativo “ya
ejerce una influencia significativa en las empresas que están demasiado atadas
a la lógica del beneficio, porque las empuja a descubrir y evaluar el impacto
de la responsabilidad social”, aseguró.
Sin embargo, también reconoció que la sociedad avanza por un camino
opuesto, contradictorio con el modelo cooperativo.
En este sentido, subrayó que “nunca debemos
olvidar que esta visión de la cooperación, basada en las relaciones y no en el beneficio,
va en contra de la mentalidad del mundo”.
Reconoció que “solo si descubrimos que
nuestra verdadera riqueza son las relaciones y no los meros bienes materiales,
podremos encontrar formas alternativas de vivir en una sociedad que no esté
gobernada por el dios dinero, un ídolo que la engaña y luego la deja cada vez
más inhumana e injusta”.
El Papa, en su discurso, fue más allá de la economía y propuso convertir
la cooperación en un modo de vida. Para ello, pidió gestos como ofrecer “un trabajo bien remunerado, permitir a los agricultores,
que se han visto en una situación de debilidad por culpa del mercado, que
formen parte de una comunidad que los fortalezca y los apoye, o permitir que un
pescador solitario se una a un grupo de compañeros”.
Además, Francisco se refirió a la cooperación como un “milagro” que puede derribar los muros de la
indiferencia ante los excluidos.
“Cuando permanezco ciego ante el sufrimiento y la
fatiga de los demás, realmente permanezco ciego ante lo que podría hacerme
feliz: no se puede ser feliz solo”. Por
ello, insistió en la idea de que la cooperación ayuda a romper con la soledad y
a abrir la puerta hacia una vida plenamente feliz.
Redacción ACI
Prensa
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