viernes, 16 de noviembre de 2018

CÓMO LA CIVILIZACIÓN HUMANA RESPONDE A UN PLAN DE LA LEY DEL AMOR


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Los cristianos creen en un Dios bueno y omnipotente que creó el mundo por amor. Porque el amor es su ley. Por lo tanto el mundo no es un espacio azaroso librado a la creatividad de las pasiones humanas. Sino que fue creado para expresar el amor divino en un plan a largo plazo y en sus detalles.
Así como Dios creó el mundo de la nada, también creó su renovación constante, porque sabía que los hombres se rebelarían; porque Él mismo les dio esa opción.
De modo que entonces la encarnación y la salvación son parte de ese plan divino. La creación va mucho más allá de lo que se expresa en el capítulo 1 del libro del Génesis. Que cuenta como Dios creó el mundo ordenadamente en 7 días y vio que cada cosa era buena. La creación del mundo es más que eso.
Dios dejó la semilla actuando para crear la civilización humana, cuyo centro es la familia.
Así como el ser humano es el culmen de la creación física del mundo, la familia es el culmen de la creación social de Dios. Es el marco en el cual el hombre actuará en la sociedad por el designio amoroso de Dios.

POR QUÉ DIOS CREÓ EL MUNDO
Una pregunta constante de los seres humanos es por qué Dios creó el mundo si no necesitaba nada; Él es omnipotente. No fue por un acto de poder de un ser poderoso. El resumen que Santo Tomás de Aquino hace sobre la razón de la creación es la siguiente: “Cuando decimos que en Él hay una procesión de amor, mostramos que Dios produjo criaturas, no porque las necesitara, ni por ninguna otra razón extrínseca, sino por el amor de su propia bondad (Summa Theologica)
Y San Ireneo dirá: “En el principio, Dios formó a Adán, no porque necesitara a los humanos, sino para tener a alguien que reciba sus beneficios(Contra las herejías 4).
Porque la bondad es expansiva; trata naturalmente de expandir sus beneficios naturales.
Por ejemplo piensa en tu caso particular. Cuando estas alegre, positivo, bondadoso y amoroso, te vuelves más expansivo. De modo que el mundo y la civilización humana no están destinados a la aniquilación, porque Dios no destruye lo que ama.
La civilización humana y el hombre terminarán en la perfección de una vida eterna al lado de su Creador.
Esto descarta un final apocalíptico de la civilización como prevé la ciencia ficción moderna. Sino que terminará en el cumplimiento de la promesa de Jesús contenida en la Biblia. Y referida a que nuestro destino es la vida eterna junto a Dios en el cielo.

LA VISIÓN DE LA CREACIÓN EN LA BIBLIA
El Génesis 1 nos muestra una visión hermosa del regalo de Dios con su creación. Que debe leerse en conjunto con el texto del Apocalipsis 21: 5 que dice que Dios hace que todas las cosas sean nuevas.
Esto significa que la creación no culminó en el día sexto cuando Dios creó al hombre, sino que siguió su marcha.
Se podría decir, de alguna manera, que aún estamos en el sexto día de la creación.
Dios no ha dejado al hombre solo luego que lo creó, sino que lo ha sostenido y guiado sus pasos para que desarrollara la cultura humana: la ciencia, las ciudades, el arte, etc.
Pero le ha dotado de la libertad, que el mismo tiene, a través del libre albedrío, con el riesgo que el hombre niegue el plan de creación. Sin embargo, a pesar de las rebeliones sucesivas de los seres humanos, el impulso de la creación ha seguido y la civilización humana se ha ido perfeccionando. Este plan del desarrollo de la semilla de la creación, actuando posteriormente al sexto día, lo podemos ver por ejemplo en las previsiones que Dios hizo desde el inicio para manutención de la civilización. Él proporcionó la continuidad genética de aves, ganados y peces para mantener la vida del hombre. Y a su vez había proporcionado el agua para que los peces vivieran, y el aire y la tierra para que se reprodujeran plantas y animales. El culmen de su creación, como dijimos, son los seres humanos, creados a su imagen y amados como sus hijos. A los que puso al frente de la administración de su propio desarrollo. Porque Dios quiere que lleguen purificados a vivir con Él la vida eterna, pero aportando su esfuerzo y participación. Dios no salva al hombre para la vida eterna sin su participación. De modo que la creación física y la creación de la civilización es un plan ordenado y no caótico y azaroso, como a veces se nos presenta a nuestros ojos.
Ese amor con que Dios actuó en la creación física del mundo y del ser humano, es el mismo con el que desarrolló la civilización humana, cuya expresión más profunda es la familia.

EL PLAN DE AMOR DE DIOS DESEMBOCÓ EN LA FAMILIA
El rabino Lord Jonathan Sacks – considerado la autoridad espiritual y moral más alta de los judíos ortodoxos en Gran Bretaña – relató lo que él llamó la más bella historia de la civilización judeocristiana, en la conferencia interreligiosa internacional en el Vaticano llamada Humanum – La complementariedad entre hombres y mujeres”. Esta conferencia del rabino Sacks, que resumimos aquí, es una exquisita obra de erudición judeocristiana. Que nos explica con creatividad, erudición y belleza, el plan de amor de Dios en la creación que desembocó en la familia. Sacks dice que hay muchas maneras de contar la misma historia, pero tiene siete momentos clave, cada uno de los cuales es sorprendente e inesperado.

PRIMER EPISODIO
El primer episodio, según un artículo científico publicado recientemente, tuvo lugar hace 385 millones de años en un lago en Escocia.
Fue entonces, según el reciente descubrimiento, que dos peces se unieron para crear la primera instancia de la reproducción sexual.
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Hasta ahora había sido asexuada, por división celular, pero ahora cada uno de ellos tomó un papel diferente en la creación y el mantenimiento de la vida.
Si tenemos en cuenta la cantidad de energía que requiere la conjunción de hombre y mujer en el reino animal – en términos de exhibición, rituales de cortejo, rivalidad y violencia – es increíble que la reproducción sexual haya comenzado a existir. Los biólogos no están seguros de por qué. Algunos dicen que fue funcional a la protección frente a plagas, enfermedades o la inmunización. Otros simplemente dicen que la reunión de los opuestos genera diversidad.
Pero esos peces en Escocia descubrieron algo nuevo y maravilloso, que desde entonces ha sido copiado por prácticamente todas las formas de vida evolucionadas.
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La vida comienza cuando el macho y la hembra se encuentran y se abrazan.

SEGUNDO EPISODIO
El segundo acontecimiento inesperado fue la postura erecta del Homo Sapiens que genera dos factores. Se contrae la pelvis femenina, y nos encontramos con cerebros más grandes (un incremento del 300 por ciento), lo que significaba cabezas más grandes. El resultado fue que los bebes humanos comenzaron a llegar al mundo más prematuramente que los de cualquier otra especie. Por lo que necesitaban del cuidado de sus padres por un tiempo mucho más largo. Esto hizo la crianza de los padres más exigente entre los seres humanos y el trabajo de dos personas en lugar de uno. Por lo tanto el fenómeno – muy raro entre los mamíferos – implica la unión de la pareja, a diferencia de otras especies en las que la contribución del macho tiende a resultar sólo el acto de la fecundación.
Así que lo que surgió junto con la persona humana fue la unión de la madre y el padre biológico para cuidar de su hijo.

TERCER EPISODIO
Esto en cuanto a la naturaleza, pero entonces llegó la cultura, y con ella la tercera sorpresa.
El monoteísmo y la monogamia aparecen entre los cazadores-recolectores donde la unión de la pareja era la norma.
Entonces aparece la agricultura y el excedente económico, las ciudades y la civilización, y por primera vez empezaron a surgir desigualdades entre ricos y pobres, poderosos y débiles. Los grandes zigurats de Mesopotamia y las pirámides del antiguo Egipto con su amplia base y parte superior estrecha, eran la declaración en piedras monumentales de una sociedad jerárquica en la que pocos tenían poder sobre los muchos. Y la expresión más evidente de poder entre los machos alfa, primates o humanos, que es dominar el acceso a las mujeres fértiles y así maximizar la transmisión de sus genes a la siguiente generación. Por lo tanto la poligamia, existe en 95 por ciento de los mamíferos y en el 75 por ciento de las culturas estudiadas. La poligamia es la máxima expresión de la desigualdad, porque significa que muchos hombres nunca tendrán la oportunidad de tener una esposa y un hijo. Y los celos sexuales han sido, a lo largo de la historia, en los animales como en humanos, un factor primordial de violencia. Eso es lo que hace que sea tan revolucionario el primer capítulo del Génesis, en su afirmación de que cada ser humano, independientemente de su clase, color de piel, cultura o credo, está hecho a imagen y semejanza de Dios mismo. Existe una profunda conexión entre el monoteísmo y la monogamia, al igual que existe entre la idolatría y el adulterio. Monoteísmo y monogamia se refieren a la relación total entre un yo y un tú, entre un yo y un otro, ya sea humano o divino.
Con la monogamia pierden los ricos y poderosos, mientras que los pobres e impotentes ganamos.
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Representa un triunfo para la igual dignidad de todos.
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Cada novio y novia son cada uno de la familia real; cada casa es un palacio cuando se vive allí con amor.

CUARTO EPISODIO
Y llegamos al cuarto hecho importante, que fue la forma en que esto transformó la vida moral. El trabajo de los biólogos con sus simulaciones por ordenador y el uso de “dilema del prisionero” nos explica por qué, entre todos los animales sociales, existe un comportamiento altruista mutuo. Nos comportamos con los demás como nos gustaría que los demás se comporten con nosotros, y respondemos a ellos como nos gustaría que nos respondieran a nosotros.
Lo nuevo y significativo que tenían la Biblia fue la idea de que el amor, y no solamente la justicia, es el principio rector de la vida moral.
Los tres amores: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”; “Ama a tu prójimo como a ti mismo”; “Ama al extraño porque sabes cómo se siente ser un extranjero”. O, dicho de otro modo, tal como Dios creó el mundo natural en el amor y el perdón, así estamos a cargo de crear el mundo social en el amor y el perdón.
Y el amor es una llama que se enciende en el matrimonio y la familia.
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La moralidad es el amor entre marido y mujer, y entre padres e hijos, extendida hacia el exterior para el mundo.

QUINTO EPISODIO
El quinto desarrollo ha caracterizado a toda la estructura de la experiencia judía. En el antiguo Israel originalmente se tomó una forma de acuerdo secular, llamado Pacto, se transformó en una nueva forma de pensar acerca de la relación entre Dios y la humanidad en el caso de Noé, y entre Dios y el pueblo en el caso de Abraham. Un pacto es como un matrimonio. Es un compromiso de lealtad y confianza mutua entre dos o más personas que trabajan en conjunto para lograr juntos lo que ninguno de ellos por sí solo podría lograr. Y hay una cosa que ni siquiera Dios puede hacer por sí solo: vivir en el corazón humano. Para ello nos necesita. Así que la palabra hebrea “emuná”, traducida erróneamente como fe, lo que realmente significa es fidelidad, lealtad, perseverancia, no abandonar mientras dura, tener confianza en el otro y honrar la confianza del otro en nosotros. Lo que el pacto hizo, como vemos en muchos profetas, fue entender la relación entre nosotros y Dios en términos de la relación entre marido y mujer, entre esposo y esposa.
El amor no sólo se convirtió en la base de la moral, sino también de la teología. En el judaísmo, la fe es un matrimonio.

SEXTO EPISODIO
Y esto nos lleva a una sexta idea de que la verdad, la belleza, la bondad y la vida no existen en ninguna persona o entidad por derecho propio. Sino en el “entre” lo que Martin Buber llama lo interpersonal, el contrapunto del hablar y escuchar, dar y recibir.
A lo largo de la Biblia, el vehículo de la verdad es la conversación. Es la revelación de que Dios habla y nos pide que escuchemos.
En la oración se habla y Dios escucha. Nunca hay una sola voz. En la Biblia los profetas discuten con Dios. El profeta Malaquías dice que “los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca uno buscará la ley”. El libro de Proverbios dice que la mujer de valor “abre su boca con sabiduría, y en su lengua es la ley de la bondad”. Es esta conversación entre voces masculinas y femeninas, entre la verdad y el amor, entre la justicia y la misericordia, derecho y el perdón, que caracteriza la vida espiritual.
En los tiempos bíblicos cada judío tenía que dar la mitad de un siclo al templo para recordarnos que somos sólo una mitad.
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Hay culturas que enseñan que no somos nada.
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Otras que enseñan que todos somos uno.
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La visión judía es que somos medio y tenemos que abrirnos al otro si queremos llegar a ser un todo.

SÉPTIMO EPISODIO
Todo esto ha llevado a la séptima conclusión, y es que el hogar y la familia se convirtieron en el escenario central de la vida de fe. En el único versículo de la Biblia en el que explica por qué Dios escogió a Abraham, el Señor dice: “Lo he elegido porque él instruirá a sus hijos y a su casa y después él guardará el camino de Yavé, haciendo lo que es correcto y justo”. Abraham no fue elegido para gobernar un imperio, comandar un ejército, realizar milagros o pronunciar profecías, sino simplemente para ser un padre. En uno de los pasajes más famosos de los textos de la Biblia, Moisés ordena: “Vas a enseñar estas cosas varias veces a tus hijos, hablando de ellas cuando estés en casa o en el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”. Los padres tienen que ser educadores, la educación es la conversación entre las generaciones, y la primera escuela es el hogar. Por lo tanto somos un pueblo intensamente orientado a la familia, y eso es lo que nos salvó de la tragedia. Después de la destrucción del Segundo Templo en el año 70 los judíos fueron dispersados por todo el mundo, allí donde eran una minoría fueron privados de sus derechos, y sufrieron una de las peores persecuciones jamás conocida para un pueblo. Y sin embargo, los judíos sobrevivieron como pueblo porque nunca perdieron tres cosas: su sentido de la familia, su sentido de comunidad y su fe.
El matrimonio y la familia son el lugar donde la fe encuentra su casa y donde la presencia divina vive en el amor entre marido y mujer, padres e hijos.
Lo que hizo a la familia tradicional una obra notable de arte religioso es que se ha unido: la atracción sexual, el deseo físico, la amistad, el compañerismo, la afinidad emocional y el amor, la procreación de los niños y su protección y cuidado, su educación temprana y la inducción en una identidad y una historia.
Pocas instituciones han reunido tantos y diferentes impulsos y deseos, funciones y responsabilidades. Le dio sentido al mundo y le dio un rostro humano, el rostro del amor. Por una variedad de razones casi todo lo que el matrimonio una vez reunió ahora se ha separado. Algunas razones tienen que ver con los avances médicos, tales como control de la natalidad, la inseminación artificial y otras intervenciones genéticas. Y otras con los cambios morales como la idea de que uno es libre de hacer lo que quiera si lo que hace no perjudica a otros, con la transferencia de la responsabilidad del individuo al estado, y otros cambios más profundos en la cultura occidental.
Ese amor de Dios, que se hizo hombre y derrama cada día en la eucaristía, tuvo su expresión histórica en la civilización judeocristiana que tiene por base a la familia.

Fuentes:
Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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