Afirma Sacerdote dominico
Ahora las sesiones promedio
deben ser más largas, o puede ser que se requieran múltiples sesiones cuando
antes sólo se requería de una.
(Gaudium Press/InfoCatólica)
El P.
Francois Dermine, es un dominico que desde hace cerca de 25 años ejerce un
ministerio exorcístico, y actualmente sirve como exorcista de la diócesis de
Ancona-Osimo. El sacerdote, teólogo moral y profesor de teología, participó
como ponente del reciente curso de exorcismo y oración de liberación realizado
en el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, en Roma, del 16 al 21 de abril. Fue
en el marco de ese curso, donde el P. Dermine hizo una declaración sorpresiva,
y es la de que hoy por hoy los exorcismos están tomando más tiempo del que tomaban en el pasado.
Ahora las sesiones promedio
deben ser más largas, o puede ser que se requieran múltiples sesiones cuando
antes sólo se requería de una. «Una bendición era
suficiente: una bendición de una hora, dos horas, tres horas, seis horas, pero
una bendición era suficiente para liberar a una persona de una posesión. Pero
ahora es diferente. Se está volviendo muy largo».
Para el sacerdote dominico, las causas de esto son múltiples: «Creo que la razón de eso es que nuestra sociedad se está volviendo cada vez más atea;
las personas se están alejando de la oración y de los sacramentos... por lo que
hay menos defensas contra el demonio».
Otro importante pero «anormal» factor para ello, dijo, es la falta de fe dentro de la Iglesia misma,
porque durante un exorcismo, «el exorcista ora en
nombre de la Iglesia». «Si, dentro de la Iglesia, hay clérigos y también un
cierto número de obispos que no creen en el diablo o sus acciones, entonces el
exorcista se ve privado del poder de la oración de la Iglesia». Debido a
esto, «el exorcista está liberando [a la gente] más
lentamente. Antes no era el caso».
FALTA DE FORMACIÓN
El P. Dermine
deploró también que no se esté dando la debida instrucción sobre estas
temáticas:
Este año, el curso de
exorcismo tenía 295 participantes, de los cuales la mayoría eran sacerdotes que
se estaban formando en universidades pontificias. El sacerdote dominico dijo
que ese alto número podía también ser atribuido al menos en parte, al hecho de
que cursos sobre exorcismo y el maligno
no estaban incluidos en los currículos teológicos. «Existe un vacío», dijo, «por
lo que quieren aprender lo que no se les enseña pero que se les debería
enseñar». También insistió el P. Dermine, que esta enseñanza no debería
pasar un cierto límite para no degenerar en superstición.
El sacerdote también apuntó a
una creciente mentalidad supersticiosa
y mágica, a una difusión amplia del espiritismo y las prácticas ocultas,
como puertas que se abren a la actividad diabólica, que permiten al demonio que
se apodere de una persona o influya en su vida.
Por ejemplo, en el caso de
personas que se prestan para ser «mediums», el
sacerdote dijo que muchos de ellos «piensan que es
normal tener estos fenómenos, pero no es normal», y agregó que «muchas veces estas personas tienen muchos problemas,
pero no entienden por qué tienen estos problemas» así que acuden a un
exorcista en busca de ayuda. «Debemos tratar de
convencer a estas personas para que renuncien
a estos fenómenos, lo cual no siempre es fácil porque muchas de estas
personas se sienten importantes porque tienen estos fenómenos paranormales,
pero pagan un precio muy alto por estas facultades». «Deben renunciar a ellos
porque Dios no los mueve», dijo el padre.
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