Cuando Juan Pablo II sufrió el
atentado por el turco Alí Agca, el 13 de mayo de 1981 en la Plaza San Pedro,
circuló la historia que la Virgen de Fátima había actuado para desviar la bala
e incluso que el propio pontífice la había visto en ese momento.
Pero también hay una historia
de que una monja, la Hermana Rita del Espíritu Santo (Cristina Montella),
apodada “la Niña del Padre Pío”, tenía bilocaciones con éste en misiones en
diversas partes del mundo, tuvo la misión de salvar a Juan Pablo II de la
muerte, desviando el disparo de Ali Agca.
En este artículo hablaremos especialmente de la
Hermana Rita, porque la vida de esta mística, que falleció en 1992, es
fascinante. La Hermana Rita ha sido un
compendio de la mayoría de los dones místicos que han recibido algunas almas
elegidas.
LA POPULAR HISTORIA QUE LA
VIRGEN DE FÁTIMA SALVÓ A JUAN PABLO II
El 13 de mayo de 1981 cuando Juan Pablo II recorría
en el papamóvil la Plaza de San Pedro el
turco Alí Agca sacó un arma y disparó contra el Papa que cayó gravemente
herido.
Este atentado no acabó con su vida porque se ha
manejado la historia la “mano materna”
de Nuestra Señora de Fátima intervino para salvarlo, y que él la vio.
“Cuando fui alcanzado por la bala no me di cuenta
en un primer momento que era el aniversario del día en que la Virgen se
apareció a tres niños en Fátima”, y reveló que fue su secretario personal quien lo hizo acuerdo posteriormente que era 13 de
mayo.
Y lo que hizo después Juan Pablo II confirma la
comprensión de esta historia porque:
A) Mientras se recuperaba en el hospital pidió toda la documentación sobre la Virgen
de Fátima para leer el secreto de Fátima.
B) le fue llevada
al Papa en Castel Gandolfo una imagen de Nuestra Señora de Fátima.
C) Pidió
que se construyera en Polonia una pequeña iglesia en la frontera con la Unión
Soviética, donde fue colocada la imagen mirando hacia Rusia.
D) Un año después del atentado, el 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II viajó
por primera vez a Fátima para “agradecer a la Virgen su intervención
para la salvación de mi vida y el restablecimiento de mi salud”.
E) Y un año
más tarde, Juan Pablo II donó al Santuario de Fátima la bala que le extrajeron,
que ahora está engarzada en la aureola de la corona de la imagen que preside el
santuario.
F) El 8 de
diciembre de 1983 Juan Pablo II envió una carta a los obispos del mundo,
incluyendo ortodoxos, para que le apoyaran para consagrar Rusia al Corazón de
María, en un intento de cumplir el segundo secreto de la Virgen, en el
que la Madre de Dios pedía que se consagrase Rusia a su Inmaculado Corazón.
G) Días después, el Papa visitó en la cárcel a Alí Agca, quien le habló de Fátima: “¿Por
qué no murió? Yo sé que apunté el arma como debía y sé que la bala era
devastadora y mortal. ¿Por qué entonces no murió? ¿Por qué todos hablan de
Fátima?” le preguntó Ali Agca.
H) El 25 de
marzo de 1984, en la Fiesta de la Anunciación, Juan Pablo II consagró a todos los
hombres y pueblos a María Santísima en unión espiritual con los obispos
del mundo. Luego Sor Lucía confirmaría que esta consagración “ha sido
aceptada por el Cielo”.
I) el 13 de mayo del 2000 beatificó a los otros dos videntes de la Virgen, Francisco y Jacinta
Marto.
J) Y el 26 de junio de ese año se hizo la publicación de la “tercera parte”
del secreto de Fátima, al cual el Cardenal Joseph Ratzinger, hizo un
comentario teológico respecto a que la revelación habla de “un Obispo vestido
de blanco y que es muerto ante una cruz”.
“¿No
podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se
hizo llevar el texto de la tercera parte del ‘secreto’, reconocer en él su
propio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte
y él mismo explicó el haberse salvado, con las siguientes palabras: ‘…fue una
mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en
el umbral de la muerte’”.
Veamos ahora la vida poco conocida y las
intervenciones de la Hermana Rita del Espíritu Santo.
LA INFANCIA DE LA HERMANA RITA
Cristina Montella (luego Hermana Rita del Espíritu
Santo) nació en Cercola (Nápoles) el 3 de abril de 1920. Una vez, cuando tenía sólo dos años de edad,
mientras estaba en la casa de su tía, donde había una imagen de San Gerardo
Majella, un santo redentorista, vio la imagen cobrar vida y se escapó asustada.
Varios días más tarde, se armó de valor y se acercó
para ver de nuevo la foto. Esta vez San Gerardo extendió los brazos hacia ella,
la abrazó y le dijo: “Cristina, te
convertirás en monja.”
Durante su infancia, continuó experimentando fenómenos místicos como la interacción frecuente con el niño Jesús, la
Virgen María y su Ángel Guardián. Sus amigos celestiales le dijeron que
no dijera nada al respecto. Ella también era muy penitencial, dormía en el
suelo con una piedra como almohada.
EL PADRE PÍO Y LOS ESTIGMAS
A la edad de catorce años,
conoce al Padre Pio por primera vez la noche entre el 25 y el 26 de agosto de
1934. El Padre Pío se le apareció mientras estaba orando. Ella nunca lo había
visto antes, por lo que se presentó diciendo: “Cristina, soy el Padre Pío”,
y comenzó a llamarla “bambina” no por su edad sino por su inocencia.
El Padre
Franco D’Anastasio, sacerdote pasionista, escribe:
“El 14 de septiembre, 1935 (casi un año después de
la primera aparición del Padre Pío) a las 2:00 am, la muchacha de quince años
estaba orando como siempre en su cama. De
repente, el cielo se abrió para ella. Vio a Jesús vivo en la cruz, con rayos
que salen de sus heridas. Cerca de él, estaba la Virgen María, San José y el
Padre Pío“.
En
1976 recibió los estigmas. Recuerda que Jesús le preguntó si quería sentir el
dolor de sus heridas y ella dijo que sí. En ese momento los rayos de luz de las heridas de
Jesús penetraron en sus manos, pies y costado y las heridas comenzaron a
sangrar.
Al
día siguiente, se dirigió al Santuario de la Madonna dell’Arco pedir consejo a
un sacerdote. Ella encontró un joven sacerdote pasionista recién ordenado
llamado Padre Paolo Guida a quien contó lo que había sucedido. Él le dijo que
fuera a rezar delante de la estatua de la Virgen María y pedirle la gracia que
Jesús le quite los estigmas. La Hermana Rita hizo lo que le dijo.
Ante el asombro del padre
Paolo su oración fue respondida de inmediato y los estigmas desaparecieron, sin
embargo, el dolor y la herida en su costado se mantuvieron hasta el final de su
vida.
LIBERA A SU PADRE DEL PURGATORIO
En
ese momento ella deseaba mucho entrar en el claustro, pero su padre estaba en
contra.
El 10 de enero de 1940, su padre, Luigi Montella, sufrió un derrame cerebral y
murió pidiendo a Nuestra Señora del Monte Carmelo.
Cristina dijo más adelante que:
“El
Señor llamó a mi padre porque se oponía a mi vocación para entrar en el
claustro.”
Ella también reveló:
“En los días que siguieron a
su muerte, oraba intensamente por su alma. En el séptimo día Jesús me concedió
la gracia de liberarlo del Purgatorio. Me abrazó y me besó y luego entró con
Jesús al Cielo”.
CRISTINA ENTRA EN EL CONVENTO
El
10 de agosto 1940 entró al claustro de las monjas agustinas de Santa Croce
sull ‘Arno (Pisa, Italia), donde permaneció durante cincuenta y un años hasta
su muerte el 26 de noviembre de 1992. Realizó diversos trabajos durante este
tiempo como cocinera, enfermera, sacristán, costurera, y contadora.
Al
principio, Cristina iba a rezar la “Hora Santa” todas las noches a las once en
punto a la capilla detrás de la sacristía, con el fin de estar cerca del
Santísimo Sacramento.
Aquí el
Padre Pío se reuniría ella y oraba junto con dos parejas de ángeles que
sostendrían sus brazos hacia arriba. Después de dos o tres meses de
hacer esto, decidió celebrar la “Hora Santa” en su habitación, ya que
era más privado.
Cristina tenía muchos dones
extraordinarios como ver visiblemente a su ángel de la guarda, el don de la
profecía, la lectura de los corazones, y la bilocación. También tenía el raro
don de acompañar a las almas al paraíso, a las almas de aquellos en cuyo nombre
había sufrido las penas del purgatorio.
Durante los últimos años de su vida, se nutre exclusivamente de la Eucaristía,
que a menudo recibía directamente de la herida costado de Jesús.
VISITAS AL CARDENAL MINDSZENTY
EN LA CÁRCEL POR BILOCACIÓN
Ella iba a menudo en
bilocación, junto con el Padre Pío a Budapest para consolar al Cardenal
Mindszenty en la cárcel y para visitar a otras víctimas del gobierno soviético.
Lo
siguiente es de una conversación que el Padre Franco D’Anastasio Franco tuvo
con Rita:
“-¿Es cierto que usted estuvo presente cuando
condenaron al cardenal? ¿Qué ha dicho?
Yo estaba allí y les dije que al hacer eso ellos iban a ir al infierno. Uno de ellos me
dijo que no le importaba el infierno.
-¿Estaba vestida como una monja?
No, estaba vestida
como una señora de la ciudad.
-¿El Padre Pío solía ir con usted a visitar al
Cardenal?
Sí, a menudo.”
Pero aún hay más de esto: la Hermana Cherubina Fascia, que era una hija
espiritual del Padre Pío, dijo lo siguiente de la abadesa del convento
de Sor Rita, abadesa Matilde:
“Un día la
hermana Rita vino a mi habitación y me dijo que el Padre Pío le pidió que la
acompañara a visitar el cardenal Mindszenty en la cárcel para llevarle lo que
necesitaba para celebrar la misa.
Yo le respondí si si ella quería mi permiso.
También le pregunté cuando tenía que ir y ella rápidamente respondió: Mañana
por la noche. Yo a su vez le dije: Coge
todo lo que necesitas y lo pones en mi habitación de antemano. Cuando llegue el
momento de que te vayas, ve a mi habitación por las cosas y entonces puedes ir.
Ella hizo lo que le dijo. En mi habitación, que
había cerrado con llave, esperé mientras oraba, mi corazón latía muy rápido. En
un momento oí un golpe y le digo: entra. A pesar de que la puerta estaba cerrada con llave, entró, tomó todo lo
que necesitaba de la mesa y se dispuso a salir.
Mientras ella se iba, intenté seguirla, ya que la
puerta de mi habitación estaba abierta. En un momento desapareció delante de
mis propios ojos. Luego me fui
rápidamente a su habitación para ver si su cuerpo estaba allí, y ella estaba en
la cama. Entonces volví a mi habitación para encontrar la puerta
cerrada. Tuve que usar mi llave para entrar y la cerré una vez más.
Continué orando esperando a la Hermana Rita. Después de un tiempo regresó exactamente de la misma manera, ella
llamó, entró a través de la puerta cerrada con llave, devolvió todo a la mesa y
dijo buenas noches“.
EN EL MONASTERIO DE SANTA
CROCE SULL’ARNO
En octubre de 1941, un sacerdote llamado Giuntini
llegó al monasterio y le dijo a la
hermana Rita que si quería tomar el hábito tendría que pedirle a Jesús que le
sanara. Ella obedeció y fue sanado inmediatamente.
Ella
hizo sus votos temporales a las 9:00 am el 27 de abril de 1942, cuando fue
investida con el hábito agustino y recibió el nombre religioso de “Rita”. Más
tarde ese mismo día, ella experimentó el desposorio místico con Jesús.
Mientras el desposorio se
lleva a cabo, Jesús mostró a Rita a su futuro director espiritual, el Padre
Teofilo dal Pozzo, capuchino. Él se convirtió
en su director espiritual, cinco años más tarde. La Hermana Rita hizo su
profesión perpetua el 23 de mayo de 1946.
EN MISIÓN CON EL PADRE PÍO
DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Durante la Segunda Guerra
Mundial la Hermana Rita a menudo visitaba a soldados en peligro, junto con el
Padre Pío. Sus visitas eran “en vuelo” (en bilocación). Uno
de los asistidos fue Alfonso Montella, el hermano de la hermana Rita que fue
prisionero en Grecia.
Ella le dijo al Padre. D’Anastasio:
“Alfonso fue hecho prisionero por los griegos.
Durante un bombardeo aliado que tuvo lugar en marzo de 1943, fue golpeado en la
cabeza. Nosotros (el Padre Pío y ella)
vimos trozos de su cerebro esparcidos por todas partes“.
El Padre D’Anastasio le preguntó si ella había
acompañado a su hermano al cielo como lo hizo con su padre, ella respondió:
“Sí, el
Señor lo recibió en Paraíso el mismo día de su muerte”.
Ella dijo que ella fue, junto con el Padre Pío muchas veces a ayudar a los soldados
en peligro y llevar ayuda humanitaria. Una vez, ella dijo,
“Fuimos a un campo de concentración
en Alemania. Los guardias pensaban que éramos espías y dispararon contra
nosotros, pero los disparos no hicieron nada en nosotros”.
BAJO INVESTIGACIÓN
Fr. Teófilo estaba muy impresionado con la
experiencia espiritual de la hermana Rita, especialmente su relación con el Padre Pío con quien revivía la Pasión
de Cristo y fue en bilocación en misiones en todo el mundo. Por lo
tanto, le ordenó escribir todo en cuadernos.
Su
director espiritual, leyó ciento cinco cuadernos autobiográficos escritos por
Sor Rita.
Estos también fueron leídos por la abadesa Matilde Gazzarrini y algunas otras
monjas de confianza en el convento.
Fr.
Teófilo
estaba convencido de la autenticidad de sus dones y quería tener el examen de
otros. El Padre Pío ya le había dado
una opinión positiva de la hermana Rita cuando habló con él.
También logró que el P. Giovanni da Baggio la examinara. Fr. Giovanni la puso a
prueba, porque quería saber si era cierto que se encontraba con el Padre Pío en
su celda # 4.
En
1949 el P. Giovanni simplemente pidió a Sor Rita que le diera al Padre Pio un
libro que fue firmado por él. Unos meses más tarde, el Padre Giovanni fue a San
Giovanni Rotondo para visitar a Padre Pio. Se había olvidado del libro, pero
cuando estaba a punto de salir, el
padre Pío con su característico sentido del humor le dijo: “Reverendo Padre,
este libro es suyo, pero no se deben hacer bromas como estas.”
En
el otoño de 1949 comenzaron las evaluaciones médicas y
psiquiátricas de la hermana Rita que durarían siete meses. Los exámenes médicos
no podían explicar las razones de sus afecciones como jaquecas, vómitos e
insomnio. La evaluación psiquiátrica también encontró que era normal. No hay
ningún informe médico sobre los estigmas, ya que excepción de la herida en su
costado, estaban escondidos, y la
herida en el costado desaparecía cuando ella estaba siendo examinada.
La Hermana Rita tenía el don místico de inedia o “anorexia mística” en la que se nutría
exclusivamente de la Eucaristía. No podía mantener los alimentos en el
estómago. En los años setenta, se le ordenó tomar un poco de comida todos los
días, y ella obedeció lo que representó un gran sufrimiento, porque le puso
enferma y tenía que vomitar.
Su
ángel de la guarda le limpiaba las lágrimas y le dijo,
“Pobre
niña. Qué penitencia”
Y la Virgen María le dijo:
“Esto sucede debido a que tu cuerpo no necesita
alimentos por más tiempo.”
No dormía bien y sin embargo era capaz de seguir
trabajando en la cocina y la enfermería. También sufría de hipertermia, otra enfermedad mística en la que la
temperatura corporal alcanza una fiebre muy alta. Tenía fiebre de hasta 52 º C.
Los
experimentos que se realizaron empeoraron su mala salud. En 1949 fue
enviada por unos días a una clínica en Florencia para investigar. En otra de
las cartas la hermana Eleonora escribe sobre “enfermedad mística”:
“La otra noche, el Padre Pío y
el ángel vinieron a hacer su cama, dando una buena lección a nuestras
enfermeras que habían olvidado hacerla. Esta mañana el sacerdote le ha traído
la comunión después de cuatro días de ayuno, pero en realidad había recibido la
Santa Comunión cada mañana de su ángel o del mismo Jesús”
ANÉCDOTAS DE INTERVENCIONES
SOBRENATURALES
Hay
relatos que hablan de los “vuelos” con las almas del purgatorio y con los que
están en el cielo. Una vez se la vio en Nápoles. La abadesa le preguntó:
“¿Por qué?” Y ella respondió: “Yo estaba dando pan a un
niño que no habían comido en dos días, porque
estaban gritando. Oh, cómo gritaban. Jesús me llevó allí“.
Tenía
el don de la profecía y de prever algunos acontecimientos futuros. Ella predijo el
terremoto que tuvo lugar en Ancona el 13 de junio de 1972. Sor Paola Caciari
del Instituto de las Hijas de la Inmaculada Concepción tenía una hermana,
Juana, que vivía en Ancona. La Hermana
Rita dijo a Giovanna que pasara de Ancona a Bolonia especificando que ella y su
familia debían estar fuera de Ancona antes del 13 de junio, antes de la noche.
Esa noche hubo un gran terremoto que dañó el edificio donde vivía Giovanna.
La
Hermana Rita también sabía que su director espiritual el P. Teófilo iba a caer
en una profunda zanja de 12 metros como venganza de satanás por la nueva
vocación que el Padre Teófilo y la Hermana Rita habían obtenido para el
monasterio. El sacerdote estaba caminando por la calle después de visitar un
convento. La Hermana Rita apareció en
bilocación en el momento en que el sacerdote cayó en la zanja para
lesionarse la cabeza y la espalda. Él no murió porque la Hermana Rita la
rescató. Las gafas y los huevos que llevaba ni siquiera se rompieron. Herido,
fue acompañado a casa por la hermana Rita que era invisible. Él sintió que alguien lo sujetaba y él
también podría oler el perfume místico que emanaba. La madre superiora
después preguntó Sor Rita si era cierto que le había ayudado y ella respondió: “Vea
usted, mi hábito está todo lleno de barro.”
Ella
también le pidió a Dios que la dejara cargar con un poco del sufrimiento del
sacerdote después de la caída. Obtuvo su solicitud y sufrió por un tiempo hasta
que el dolor desapareció de repente.
Al igual que el Padre Pío, su
presencia se detectaba con frecuencia por el olor de violetas. A veces Fr. Teófilo le pedía abrir las manos delante de visitantes para
que el perfume de violetas pudiera hacerse más fuerte.
SALVA A JUAN PABLO II
Fr. D’Anastasio menciona en su libro sobre la
hermana Rita la bilocación a Roma el 13
de mayo de 1981 con el fin de ayudar a Juan Pablo II el día en que sería
asesinado.
Según un informe, Ali Agca
declaró que en el momento del disparo una monja había desviado su curso.
El diario italiano Il Corriere della Sera del 8 de mayo 1991 publicó un
artículo de seguimiento que indica que la
trayectoria de la bala había sido desviada, de lo contrario, el disparo
debería haber sido letal. La Hermana
Rita reveló al Padre D’Anastasio que había estado allí junto con la Virgen
María.
CON EL PADRE PÍO
Años antes, la hermana Rita asistió
al Padre Pío en bilocación durante su agonía, el 23 de septiembre de
1968. Dijo que en el momento de su
fallecimiento, la Virgen María, San Francisco y Santa Clara estaban allí
también. Ella sufrió viendo a los médicos tratando de reanimarlo y dijo:
“Deberían haberle dejado morir en paz.”
Se
sabía que el Padre Pío continuó visitando Hermana Rita después de su muerte. Durante los
años setenta, el P. D’Anastasio se reunió con Fr. Pancracio Poli, el ex-provincial
de los Capuchinos de la Toscana. Quería que la Hermana Rita preguntara al Padre
Pio cómo es que el estigma había desaparecido cuando él murió. Esta es la
respuesta escrita de la hermana Rita de fecha 9 de octubre de 1976:
“Querido Padre Pancracio, he preguntado al Padre
Pio por qué él no tenía los estigmas cuando murió. Él respondió: “¿Quién quiere
saberlo?” le respondí, “el P. Pancracio. “Él sonrió y añadió: “Dile que yo mismo le pedí a Jesús esa gracia“
SUS ÚLTIMOS AÑOS DE VIDA Y SU
MUERTE
En 1980, la hermana fue diagnosticada con un tumor
cerebral benigno. Dos años más tarde se cayó por las escaleras y se rompió el
brazo izquierdo. A partir de entonces su salud se deterioró. Ella tenía
problemas de corazón, sus piernas eran muy débiles y tenía diversos dolores. Pasó la mayor parte de la década de 1980 con
sufrimientos físicos duraderos.
Le
dijo a su sobrino, Arcangelo Aurino, que no iba a llegar al jubileo 50º de su
profesión
(28 de abril, 1993). En septiembre de 1992 su salud dio un giro para peor hasta
el día de su fallecimiento, el 26 de noviembre.
A las 13:00 la abadesa la encontró postrada y en
sufrimiento y le hizo un poco de café a lo que tuvo una reacción terrible.
Vomitó tan violentamente que ella cayó al suelo. Cuando la abadesa volvió, encontró
a la hermana Rita de rodillas mientras se aferraba a su cama y con la mirada fija en una pintura de San
Miguel. Falleció a las 1:30 horas del 26 de noviembre de 1992.
Fue sepultada inicialmente en un cementerio de
Florencia, pero en el décimo aniversario de su muerte, sus restos fueron
trasladados a su monasterio y se la colocó detrás del altar de la Iglesia.
Su lema fue: “Para Jesús,
todo lo que hacemos es demasiado poco”.
ORACIÓN POR LA INTERCESIÓN DE
SOR RITA DEL ESPÍRITU SANTO
Oh Señor, nuestro Dios, Tú has llamado a Sor Rita
del Espíritu Santo para la plena realización de su consagración bautismal
dedicándose por completo a ti en la vida contemplativa agustiniana con el fin
de encontrar a Dios y ayudar a la Iglesia.
Tú, Oh, Padre, has hecho brillar a través de ella,
los carismas.
Le has dado el rostro de Cristo, haciéndolo visible
a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Con tu ayuda ella ha tomado sobre sí los problemas
de sus hermanos, llevando el sufrimiento de Cristo en su cuerpo y
convirtiéndose a través de la oración humilde en signo y testimonio de su amor.
Escucha nuestra oración: dígnate glorificarla ahora
en la tierra y por su intercesión, concédenos la gracia que te pedimos con fe.
Amen.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Con aprobación eclesiástica de la Diócesis de San
Miniato
Fuentes:
- http://www.mysticsofthechurch.com/2013/06/cristina-montella-sister-rita-of-holy.html
- http://suorritamontella.com/
- http://www.santiebeati.it/dettaglio/95217
- http://www.forumlibertas.com/fatima-el-misterio-de-una-virgen-que-salvo-a-un-papa/
Foros de la Virgen María
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