En la homilía de este martes, el Santo Padre
recuerda que el servicio y el encuentro hacen experimentar una
"alegría" que "llena la vida".
Fuente: ZENIT (https://es.zenit.org)
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 31 de mayo de 2016).- Si aprendiéramos el servicio e ir al encuentro de los otros, “cómo cambiaría el mundo”. Así lo ha indicado el papa Francisco al concluir la homilía de la misa celebrada esta mañana en Santa Marta. Este martes, el Santo Padre ha dedicado su reflexión a la Virgen, en el último día del mes mariano. Servicio y encuentro hacen experimentar una “alegría” que “llena la vida”.
Fuente: ZENIT (https://es.zenit.org)
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 31 de mayo de 2016).- Si aprendiéramos el servicio e ir al encuentro de los otros, “cómo cambiaría el mundo”. Así lo ha indicado el papa Francisco al concluir la homilía de la misa celebrada esta mañana en Santa Marta. Este martes, el Santo Padre ha dedicado su reflexión a la Virgen, en el último día del mes mariano. Servicio y encuentro hacen experimentar una “alegría” que “llena la vida”.
Así, ha destacado la valentía femenina, capacidad de ir al encuentro de
los otros, mano extendida en señal de ayuda, cuidado. Son ideas que el Papa
traza del pasaje del Evangelio que narra la visita de María a santa Isabel.
Este pasaje –observa– junto a las palabras del profeta Sofonías en la Primera
Lectura y de san Pablo en la segunda diseña “una liturgia llena de alegría” que
llega como una bocanada de “aire fresco” a “llenar nuestra vida”.
Por eso, el Santo Padre ha advertido lo feo que es ver cristianos “con
la cara retorcida”, “tristes”. De este modo ha asegurado que “no son plenamente
cristianos”. Y ha añadido que “en esta atmósfera de alegría, que la liturgia de
hoy nos da como un regalo” ha querido subrayar dos cosas: una actitud y un
hecho.
La actitud sobre la que ha reflexionado es “el servicio”. En esta línea,
el Santo Padre ha precisado que el de María es un servicio que se lleva a cabo
sin dudar. María fue “deprisa” y esto, ha explicado Francisco, a pesar de que
estaba embarazada y corriendo el riesgo de encontrar ladrones en el camino.
“Esta chica de dieciséis o diecisiete años, no más, era valiente. Se levanta y
va”, ha observado.
Al respecto, el Pontífice ha hablado de la “valentía de mujer”. Las
mujeres valientes que hay en la Iglesia son como la Virgen. Así ha precisado
que son “estas mujeres que llevan adelante la familia, estas mujeres que llevan
adelante la educación de los hijos, que enfrentan tantas adversidades, tanto
dolor, que curan los enfermos…”. Valientes: “se alzan y sirven, sirven. El
servicio es signo cristiano. Quien no vive para servir, no sirve para vivir.
Servicio en la alegría, esta es la actitud que yo quisiera subrayar. Hay
alegría y también servicio. Siempre para servir”.
El segundo punto sobre el que se ha detenido el
Papa es el encuentro entre María y su prima. “Estas dos mujeres se encuentran y
se encuentran con alegría”, ese momento es “todo fiesta”. Por eso, ha advertido
de que si nosotros aprendiéramos esto, el servicio de ir al encuentro con los
otros, “cuánto cambiaría el mundo”.
Al respecto, el Santo Padre ha observado que el
encuentro es otro signo cristiano. “Una persona que se dice cristiana y no es
capaz de ir al encuentro de los otros, de encontrar a los otros, no es
totalmente cristiana”, ha precisado. Por eso ha recordado que tanto el servicio
como el encuentro requieren salir de uno mismo: salir para servir y salir para
encontrar, para abrazar a otra persona.
Finalmente, el Papa ha señalado que el Señor
está en el servicio, el Señor está en el encuentro”.
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