VATICANO, 12 May. 16 / 07:23 am (ACI).- El Papa Francisco celebró
esta mañana su habitual Misa
en la capilla de la Casa Santa Marta, donde nos recordó que las divisiones
comienzan con la lengua de los que siembran cizaña, y que con sus chismes
destruyen las familias y comunidades, ocasionando odio y guerras.
En su homilía reflexionó sobre las palabras y la oración que Jesús
realiza por “la unidad de las comunidades
cristianas, de las familias cristianas”, y recordó que estás deben
testimoniar que el Padre ha enviado a Jesús. “Quizá
llegar a la unidad es una de las cosas más difíciles”, agregó.
El Santo Padre, recordó la historia de la Iglesia y dijo que ésta “nos hace avergonzar tantas veces: ¡hicimos guerras
contra nuestros hermanos cristianos! Pensemos en una, la Guerra de los Treinta
Años”.
“¡Tenemos que pedir perdón al Señor por esta
historia! Una historia, tantas veces de divisiones y no sólo en el pasado… ¡Aún
hoy! ¡Aún hoy! Y el mundo ve que estamos divididos”, dijo el Papa. Señaló que muchos se preguntan: “Cómo,
Jesús ha resucitado y está vivo ¿y sus discípulos no se ponen de acuerdo?”,
“que se pongan de acuerdo, después veremos”.
“Una vez, un cristiano católico le preguntó a otro
cristiano de Oriente, también católico: ‘Mi Cristo resucita pasado mañana. El
tuyo ¿cuándo resucita? ¡Ni siquiera en la Pascua
estamos unidos! Y el mundo no cree” dijo
Francisco.
El Papa nos recordó que también en las comunidades cristianas hay
egoísmo, celos, envidias, divisiones, y todo ello lleva al chisme, a chismear
unos de otros. Además señaló que “fue la envidia
del diablo la que hizo entrar el pecado en el mundo”.
“¡Cuántos chismes!”, exclamó el Papa. Recordó que “las divisiones
comienzan con la lengua de los que siembran cizaña” y esto se da “¡por envidia, celos y también por cerrazón!”.
Además afirmó que “La lengua es capaz de destruir
una familia,
una comunidad, una sociedad, de sembrar odio y guerras”.
El Papa dijo que en vez de buscar una clarificación, es más cómodo
chismear y destruir la fama del otro. En ese sentido recordó un episodio de la vida de San Felipe Neri, que le dijo a una
mujer chismosa, como penitencia, que desplumara una gallina y desparramara las
plumas, para luego intentar recogerlas, a lo que ella respondió que es
imposible. El santo le señaló que así es con los chismes.
El Papa dijo que “el chismear es así:
embarrar al otro”. Dijo además que “¡El que
chismea embarra! ¡Destruye! Destruye la fama, destruye la vida y tantas veces
sin motivo, contra la verdad”.
El Papa pidió que “roguemos al Señor que nos
dé la gracia, porque es tanta, tanta la fuerza del diablo, del pecado que nos
empuja a la desunión”. “Que nos dé la gracia, que nos dé el don: y ¿cuál es el
don que hace la unidad? ¡El Espíritu Santo!”. Concluyó pidiendo “que nos dé este don que hace la armonía, porque Él es la
armonía, la gloria en nuestras comunidades. Y que nos dé la paz, pero con la
unidad. Pidamos la gracia de la unidad para todos los cristianos, la gracia
grande y la gracia pequeña de cada día para nuestras comunidades, nuestras
familias. ¡Y la gracia de poner un freno a la lengua!”.
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