LAS PROPUESTAS DEL ECONOMISTA LUIGINO BRUNI EN SU ANÁLISIS «LA DESTRUCCIÓN CREADORA»
La pasión de un fundador se ha de contagiar a sus
hermanos... y a otras generaciones
Llega San Ignacio, o San
Francisco, o cualquier otro fundador, y pone
en marcha algo nuevo y sorprendente en la Iglesia, y atrae a muchos jóvenes
entregados. Su visión causa pasión, llena de ilusión a
muchos, suscita generosidad.
Hay algo de caos en su actividad,
pero ese caos que forma parte de la vida y la Iglesia, es creativo. Y nace una
nueva orden, congregación o carisma, con un mandato y estilo bastante concreto,
un estilo concreto de servir a la Iglesia y a Cristo. Y surgen obras, colegios,
escuelas, misiones, apostolados...
CUANDO
MUERE EL FUNDADOR
Pero después muere el
fundador y se pone al frente el ayudante del fundador o alguien cercano a él. El fundador era una
persona con impulso, pero probablemente no era un gran gestor. Le faltaba
orden, método, no era muy eficaz llevando cuentas. Para eso tenía a su fiel
ayudante. Ahora el ayudante gestor está al frente.
Soñando a lo grande, mirando al
futuro con pasión... pero hay que preparar las siguientes generaciones de
apasionados y atraer a los creativos.
El problema es que el fundador
atraía jóvenes apasionados, generosos, entregados, un poco locos a veces... sin
embargo, el nuevo líder es un gestor, no atrae mucho, quiere
tenerlo todo atado y bien atado, evitar que se deshilache el carisma,
que se difumine, establece muchas normas de lo que se puede y no puede hacer. Y
eso tiende a alejar a las personas creativas y apasionadas. Empieza la crisis
de la segunda generación, que ya no será
creativa y se siente más cómoda repitiendo (ni siquiera adaptando) lo de siempre.
LA
DESTRUCCIÓN CREADORA: ARRIESGAR PARA MANTENER EL CARISMA
Para reducir daños y mantener la
ilusión y creatividad, examina algunas ideas Luigino Bruni, profesor
de Economía Política en la Universidad LUMSA de Roma. Es miembro del movimiento
de los Focolares y experto en "economía de
comunión", en el análisis de las organizaciones que buscan algo
distinto al mero lucro.
Ha escrito el libro La
destrucción creadora, con un subtítulo elocuente: Cómo
afrontar las crisis en las organizaciones motivadas por ideales. Se refiere a todas las organizaciones que
motivan a su personal con algo distinto a los incentivos económicos y sueldos,
que son ONGs, asociaciones culturales, movimientos espirituales, etc...
Consigue en Ciudad Nueva el
libro `La destrucción creadora´, de Luigino Bruni.
El autor no menciona casos
concretos del siglo XX y XXI, pero la realidad es que en los últimos 20 años
han muerto varios fundadores de movimientos relevantes: Chiara Lubich en los Focolares, el padre Giussani en Comunión
y Liberación, el hermano Roger en Taizé, Ignacio Larrañaga en Talleres de Vida y Oración, el padre
Jaime Bonet de Verbum Dei,
el padre Miguel de Bernabé de Gardendal, Carmen Fernández en
el Camino Neocatecumenal, Flaviano Amatulli de Apóstoles
de la Palabra, el padre Scanlan de la Universidad Franciscana de
Steubenville, etc...
Y la siguiente generación tiene
que intentar mantener con vida y fuerza en el siglo XXI
obras que nacieron en los años 50, 60, 70, cuando
muchas cosas eran muy distintas...
¿POR
QUÉ NO CRECEMOS? PORQUE NO ATRAEMOS GENTE ILUSIONANTE
¿Por qué no tenemos
vocaciones, por qué ya no crecemos?, se
plantean los nuevos gestores. Y buscan recortar gastos, vender inmuebles,
reestructurar. Pero Bruni dice que eso no basta, porque una mera gestión de
recursos no aporta vocaciones. Para atraer a la gente
creativa, ilusionada e ilusionante, motivada y motivadora, se necesita pasión.
Una cosa es "núcleo inmutable de la inspiración originaria"
y otra "la forma organizativa e histórica"
que esta inspiración ha tomado. Si esta forma
concreta se fosiliza, puede acabar marchitándose y marchitando también el
carisma.
UN
BUEN ÁRBOL DA... ¡UN BOSQUE QUE POLINIZA!
Bruni cree que un carisma, para sobrevivir, ha de diversificarse,
multiplicar su oferta: "un
árbol que ha dado buenos frutos, para seguir viviendo y fructificando, se ha de
convertir en un campo de frutales, en bosque, en selva, exponerse
al viento y al polen y acoger en sus ramas abejas que esparzan las semillas".
Pone como ejemplo los
franciscanos: setecientos años después, siguen dando fruto en la Iglesia porque
se han diversificado en muchas comunidades y estilos distintos, el pensar y
sentir de Francisco de Asís se aplica en comunidades que nacen en lugares muy
diversos.
SIN
ARRIESGAS, QUIZÁ FALLES; PERO SI NO ARRIESGAS, YA HAS MUERTO
Bruni avisa: un carisma o movimiento tendrá que arriesgarse y probar
muchas cosas nuevas y atraer mucha gente diversa. Si se arriesga, no hay garantía
de éxito. Pero si no se arriesga, hay garantía de morir de
esclerosis en una o dos generaciones.
Además, no se puede uno esperar a
que el proceso de fosilización haya avanzado: hay que sembrar
las semillas de la "nueva ola", a ser posible, aún en vida del
fundador o en vida de su sucesor, que ha de ser sincero y reconocer que no basta con ser
gestor.
Luigino Bruni, es profesor
de Economía Política.
"La sabiduría
de gobierno del fundador y/o de sus primeros colaboradores consiste en hacer
que las personas creativas puedan desarrollarse en su diversidad y no en
transformarlas en vasallos solo al servicio del carisma del líder", insiste. Un movimiento ha
de tener "biodiversidad", como una
granja: si se dedica al monocultivo, se agotará en una generación.
LOS
QUE CREEN QUE "AÚN VAMOS BIEN"
Un problema es que a un
movimiento le puede pasar como a un artista, que se siente en la cumbre de
carrera, sabe que tiene fans y admiradores... y no se da cuenta de que ya ha empezado su declive, porque este
artista, en vez de seguir
investigando a los clásicos y aprendiendo de los genios, ahora se dedica a
copiar de sus propias obras y a autocitarse. La
decadencia ya se ha instalado aunque aparenta fuerza. Debería estar
preparándose la siguiente oleada de creatividad, pero no le dedica recursos
porque "parece que estamos bien".
DOS
PELIGROS AL GESTIONAR DESILUSIONES
Además, los fundadores estaban
llenos de ilusión, buscaban imposibles, se lanzaban... y conseguían cosas
asombrosas. En cambio, la siguiente generación se encuentra con desilusiones y
no sabe gestionarlas.
Un error, previene Bruni,
es "reducir el alcance real del carisma y
convertirlo en algo más fácil de manejar: así Yahvé es reducido a un becerro de
oro". Pero este carisma
rebajado ya "es incapaz de atraer a personas
de alta calidad humana y vocacional, porque cuando se reduce el componente
ideal del mensaje y de la experiencia, las personas excelentes dejan de
reconocerse en ellos".
Un segundo error es
inventarse una ideología para distraer o engañar a las
personas que aman sus grandes ideales pero que empiezan a desilusionarse al ver
que no se alcanzan. Así, al que pierde la ilusión real (positiva,
entusiasmante) se le intenta distraer con espejismos e "ilusionismo"
(falsedades).
JETRÓ
ACONSEJÓ BIEN A MOISÉS: MULTIPLICAR LOS LÍDERES Y PROFETAS
Si en 2 Timoteo 2,2 San Pablo
pide "formar formadores", Bruni pide
"ilusionar a ilusionadores", multiplicar los "Moisés",
la gente capaz de entusiasmar y contagiar y mover al pueblo. Para Bruni, buen
conocedor de la Biblia, el modelo es Éxodo 18,14-18: Moisés, aconsejado por su suegro Jetró, organiza a su pueblo en grupos
pequeños con responsables de grupo, multiplica el número
de líderes, de maestros, no quiere que sigan siendo una masa dependiente de una
sola mente.
Bruni señala, además, que el
consejo, bueno, lo da Jetró, que en realidad no es
miembro pleno del pueblo de Israel, es un observador externo. Por eso, los movimientos necesitan amigos de
fuera del movimiento que les orienten... y a los que obedecer, a veces.
EL
PROBLEMA ES POCA DEMANDA POR MALA OFERTA
Como conclusión, Bruni resume: "las crisis dependen de un problema de demanda
-falta de personas atraídas por el carisma-, en muchos casos originados por
errores de oferta -demasiada estructura, poca creatividad, escasa energía
vital, falta de capacidad de reacción...".
Ante la crisis, el movimiento o
comunidad no deben "mirar adentro creando
nuevas estructuras" sino "aligerar estructuras y
liberar energías para devolver aliento y tiempo a las personas".
El libro ayudará a cualquiera que
quiera revitalizar su parroquia, gremio, asociación, ONG, movimiento, grupo,
escuela... todo lo que nació con un sueño, una visión, una pasión, y que no
puede mantenerse, simplemente, pagando sueldos.
Este es un
artículo de hemeroteca actualizado y publicado originalmente en febrero de
2019.
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