Volver a ser fuentes. Está muy mal visto ir contra corriente. En muchos ambientes simplemente se cancela a los que dicen cosas que van en contra de la tendencia o main stream.
Por otro lado, da la impresión
que todo lo que no rompe lo políticamente correcto es
bueno y debe ser respetado porque es natural.
Pienso que debemos tener
cuidado del «Buenismo»: todo el mundo es
bueno. Esa tendencia que dice que en realidad no hace falta luchar porque todo
es natural y bueno. Es mentira, sencillamente. La
vida del ser humano sobre la tierra es lucha.
LA PEDAGOGÍA DE JESÚS CON SUS DISCÍPULOS
En el Evangelio de San Marcos,
se narran dos ocasiones, en las que la tempestad sorprendió a los apóstoles en
el mar de Galilea mientras navegaban hacia la otra orilla, cumpliendo un
mandato expreso del Señor.
En la primera de ellas, Jesús
estaba con ellos: Él estaba en la popa durmiendo sobre un
cabezal,
mientras en la segunda Jesús se había quedado solo en tierra para rezar.
«Viéndoles
remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, hacia la cuarta
vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar
de largo«, se ve que en ninguno de los
dos casos fue suficiente la pericia marinera de los apóstoles y el Señor tuvo
que intervenir para que volviera la calma a las aguas y pudieran cruzar el lago
sin peligro.
Pienso que estos dos milagros,
del Señor, fueron necesarios para confirmar en la fe a los discípulos, para
prepararles para las batallas más duras que estaban por llegar. Poco después,
camino de Jerusalén, les anunciará la pasión: «comenzó
a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer mucho, ser rechazado por los
ancianos, por los príncipes de los sacerdotes y por los escribas, y ser llevado
a la muerte y resucitar después de tres días».
SE REQUIERE FORTALEZA PARA HACER EL BIEN
Además, les recuerda, que
ellos mismos conocerán momentos de persecución y de calumnia: «no es el siervo más que su señor, ni el enviado más que
quien le envió», y es que es verdad que el camino del cielo pasa por la cruz.
El Señor nos dice: «Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí
mismo, que tome su cruz y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida la
perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará».
No sé a ti, pero
personalmente estas palabras del Señor en el Evangelio, me ponen delante de los
ojos, una realidad que palpamos constantemente, esto es: que la realización del bien, requiere fortaleza.
Es decir, capacidad de
exigirse, de vencer la inclinación contraria al sufrimiento, al trabajo, a las
dificultades, porque es verdad que nada serio puede hacerse en esta vida sin
que cueste. Todo lo que vale, cuesta.
CULTIVAR LAS VIRTUDES
Un estudio, publicado en la
revista científica británica «Nature», registró durante seis meses los movimientos de
100 mil personas a través del rastro que dejaban las señales que emitían sus
teléfonos móviles al recibir o enviar mensajes de texto o llamadas.
El resultado nada
sorprendente: el ser humano es un animal de costumbres en sus movimientos, ya que se limita a ir y volver de un
reducido número de lugares. En general, tendemos a repetir las mismas
cosas. Si estas son buenas nos hacemos virtuosos, si son malas, nos vamos
haciendo viciosos.
San Josemaría nos recuerda: «De que tú y yo nos
portemos como Dios quiere, dependen, no lo olvides muchas cosas grandes». Sabemos
que nuestra tarea es la misma que Jesús encargó a sus discípulos, no nos
faltarán dificultades, porque el comportarse de modo coherente, el cumplir la voluntad de Dios, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda
nuestra mente, encontrará resistencia en nuestra libertad que ha sido
debilitada por el pecado original y no está firmemente orientada hacia el bien.
Por eso es importante crecer
en fortaleza, para eso nos puede servir mucho el ayuno, como lo explica esta
meditación que puedes escuchar aquí.
LA BONDAD ES PARTE
La bondad que se manifiesta en
un trato amable, en la disposición de perdonar, en el comportamiento
generalmente pacífico, pero también es verdad que en un buen
cristiano esa bondad tiene que ir unida a la fortaleza; si no, no
sería capaz de servir a Dios, de cumplir su voluntad.
Servir a Dios muchas veces es
costoso y exige ir contra corriente. Si nos fijamos en los hombres con
los que Dios ha querido construir la Iglesia, vemos que no únicamente han sido
buenos o bondadosos, sino que han tenido capacidad de exigirse, de sufrir.
Resulta evidente que no a
todos nos pide el Señor lo mismo, pero es verdad que sin un poco de esa
fortaleza no seríamos capaces de llevar a cabo la misión que nos ha
encomendado, ni de ganarnos el cielo, como explica esta meditación.
La doctrina del Señor no ha
sido nunca fácil. Los tiempos actuales son un testimonio de que la doctrina del
Señor es y será siempre signo de contradicción: si
hago la oración porque hago la oración, si en el trabajo no transijo con
prácticas inmorales, si me rebelo contra quienes consideran al hombre y a la
mujer como bestias. Ir a contracorriente ha sido parte de vivir nuestra fe.
DEFENDER LA FE CON FORTALEZA
En la gran tradición ética cristiana, la prudencia, la templanza, la justicia y la fortaleza o
‘coraje’ han formado lo que se llama las virtudes cardinales. Cardinal
del latín cardo que significa ‘la bisagra de la
puerta’. Son las virtudes más básicas de las que depende todas las
demás.
Según C. S. Lewis, el coraje
es muy necesario. «Y Fortaleza incluye ambos tipos
de coraje, el tipo que enfrenta el peligro y el tipo que ‘aguanta’ el dolor». Por
supuesto, que no se puede practicar ninguna de las otras virtudes por mucho
tiempo sin poner en juego la fortaleza.
Los
justos, dice Proverbios, son audaces como un león. Esto era cierto en la
antigüedad, y es cierto en nuestro tiempo. Debemos tener coraje en las
venas para resistir las fuerzas seculares que empujan a la fe cristiana fuera
de la sociedad, intentando reducirla a manifestaciones exclusivamente
personales, limitadas a algunos momentos preciosos dentro de una
sacristía.
La
valentía viene del coraje y está impulsada por la verdad, la verdad bíblico-teológica.
Su poder es tal que impulsa a los cristianos de todo tipo a abordar asuntos de
gran trascendencia.
El coraje lleva a tener claro
y a vivir con la convicción de que lo que está mal, está mal, aunque lo haga
todo el mundo; y lo que está bien, está bien, aunque no lo haga nadie.
Dedicarnos a esta noble tarea de manera constante, desplegando nuestro mejor
hacer día a día va a permitir que mucho del mal actual quede derrotado. La
única manera de lograrlo es volver a ser fuertes.
Escrito por: Padre Juan Carlos Vásconez
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