¡Cuánto cristianismo farisaico, inveterados continuadores de la exclusiva práctica literal!
Cristianos
de los de solo rezar y no arrancar ni comer espigas en día de sábado, pero que
no tienen escrúpulos en arrancar y devorar famas durante todos los días de la
semana.
No
basta juntar las manos para la oración; además hay que estrecharlas con los
hombres para el amor.
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