Mucho se está hablando ahora de las investigaciones del servicio de inteligencia español, el CNI. No veo nada fuera de la ley en lo que ha salido en los medios. Ahora bien, ya lo dije en un post hace tiempo: debe crearse un comité de expertos encargados de auditar al CNI de forma continua y sistemática.
Un comité
parlamentario (que es el sistema que se usa también en Estados Unidos) no sirve
para ejercer esta función. Tienen que ser profesionales. Un juez para autorizar
las intervenciones es un medio adecuado para eso: autorizar
o no una intervención. Eso no supone una verdadera vigilancia sobre esa
organización.
Ese comité
que audite debe estar compuesto por expertos independientes; independientes del CNI
y de cualquier formación política. Deben ser estables, pues es un trabajo en
el que la experiencia resulta necesaria. Deben tener medios para investigar: eso significa que su status les debe permitir tener los
mismos recursos que un juez. Habría que dotar de una cobertura legal a los miembros de este comité, para que la
colaboración con sus investigaciones no tenga un carácter voluntario, sino
necesario. El que sean cinco, por ejemplo, sus miembros no significa que tengan
que hacer ellos mismos, directamente, las investigaciones, sino que podrán
pedir la colaboración de servicios policiales y judiciales del Estado.
El problema
es quién
nombra a estos cinco miembros. Si los nombra el congreso, qué duda
cabe que todos los partidos políticos querrán meter a sus políticos allí. Si se
pide consenso entre los partidos, lo normal sea que consenso
signifique lo mismo que “repartirse la tarta”. Es
decir que dos partidos se repartan los puestos a partes iguales. No es fácil
cómo resolver este problema.
No hay
ningún problema si hay buena voluntad, pero es un problema irresoluble si hay
mala voluntad. En mi libro La decadencia de las
columnas jónicas, esto está resuelto porque el senado es una cámara
independiente de hombres neutrales, una cámara que no representa al Pueblo;
algo parecido a lo que en España es el Consejo de Estado. Pero en las
democracias usuales ¿qué Poder del Estado escogería
al comité que va a investigar al servicio de inteligencia? No, no es
nada fácil.
Parece
increíble que una democracia prestigiosa como Estados Unidos no ejerza un
verdadero control sobre su servicio de inteligencia, pero eso es lo normal en
todas partes. Al final, allí, lo único que ha funcionado es la autorregulación,
pero no el control de los representantes del Pueblo.
♣ ♣ ♣
Es muy
importante este asunto, porque lo que el Poder Ejecutivo no puede lograr a
través de los jueces, y difícilmente a través de los servicios policiales, lo
puede conseguir a través del servicio de inteligencia. El presidente pone a su hombre al frente de
ese cuerpo. Y el director puede crear un grupo especial de hombres de confianza
que se encarguen de los asuntos menos limpios. Democracia y servicios de
inteligencia siempre es un binomio delicado. Secreto oficial y transparencia
democrática son elementos problemáticos. La única
solución pienso que es la creación de un comité de hombres independientes.
♣ ♣ ♣
De todas
maneras, hablo de una organización ideal. Porque qué pobremente se aborda este
problema en la mayoría de naciones. El servicio de
inteligencia que debe estar al servicio de los intereses de la nación acaba,
muy a menudo, trabajando para provecho personal del gobernante.
P. FORTEA
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