(CONTINUACIÓN DE AYER)
¿El convento o Facundo o el seminarista?
Por: P. Horacio Bojorge S.J. | Fuente: Clínica del
Buen Amor
9.- JACINTA
TENTADA CONTRA EL NOVIO
Presento un proceso de tentación y salida de la tentación en
el noviazgo que padece una joven, que llamaré Jacinta, de 24 años, fervorosa,
de vida de oración intensa.
Una tentación de la que sale gracias al auxilio divino, la oración, la
obediencia a los consejos, aún aquellos que tiene que ponerse a meditar para
entenderlos.
Les adelanto algo que Jacinta no se atreve, por vergüenza, a decirme en sus
primeros mails. El factor desencadenante de la tentación es un "enamoramiento" con un seminarista.
He visto con demasiada frecuencia, casi como un estilo generalizado, casos de
seminaristas que en sus tiempos de "apostolado"
coquetean o galantean con las chicas. Hacen con ello un daño inmenso, no
sólo a ellas, sino a los varones de la parroquia o del grupo contra los cuales
practican a veces una "competencia
desleal", porque el carácter presuntamente "más
espiritual" de los seminaristas es un fuerte factor de atracción
para ellas.
Ya en mis tiempos de estudiante de teología en Holanda, se había introducido
entre religiosos y religiosas una especie de galanteo amoroso no comprometido,
al que se le llamaba la tercera vía para la afectividad. Se esgrimían como
razones la madurez afectiva de quienes debían salir de pasadas represiones de
la sexualidad y exageradas cautelas en el trato entre varón y mujer, aún
consagrados. Un verdadero desastre que hoy veo instalado como elemento de la
cultura de seminaristas y sacerdotes jóvenes en su "apostolado" con
las jóvenes.
Jacinta me permite publicar el intercambio epistolar que mantuvimos por correo
electrónico, guardando siempre el secreto del Blog sobre las personas.
"Si mi caso -dice - puede ser de ayuda para chicas o chicos que pasaron o
pasan lo mismo que yo, ¡alabado sea el Señor! Tiene mi bendición con este
trabajo... oremos juntos padrecito, para que dé los frutos que el Señor quiera.
Encontré uno o dos correos suyos, con sus consejos ¿quiere que se los envíe?
Muchas gracias, padre, por ser instrumento del Señor. María madre nuestra lo
bendiga su hijita, Jacinta"
PRIMERA CONSULTA DE JACINTA
En este primer mail, Jacinta cuenta que ha hecho un retiro espiritual donde ha
tenido mucha consolación. Ha experimentado sanación espiritual, psicológica y
física. Pero, al mismo tiempo, le ha pasado algo, que no se atreve a decirme de
entrada. Sólo me dice: “mi alma está herida de muerte”.
Y pregunta si estoy dispuesto a escucharla y aconsejarla. Le digo por
mail que sí, que se anime a hablar. Ella responde en un segundo mail solamente
que ha suspendido la fecha de compromiso que tenían fijada con su novio. Pero
aún no se atreve a plantear cuál es su problema, cosa que hará en el tercer
mail.
1. HOLA, PADRECITO MÍO:
[…] ¡Cuántas cosas por entender, Padre! ¡Cuántas
cosas que busco entender y no me corresponde saber! ¡Cómo puedo hacer para
someter mi racionalidad mental a la racionalidad de mi corazón, que sólo busca
a su Dios, con pasión, lo busca ardientemente como la Magdalena! pero como dice
la Palabra: nada más tortuoso que el corazón del hombre.
En enero de este año, hice un retiro de silencio ignaciano pero con dinámica de
sanación interior, de 7 días más o menos, en un pueblo antes de llegar a Santa
Fe, dirigido por un sacerdote diocesano, asesor arquidiocesano de la Renovación
Carismática.
Me cambió la vida, padre, la existencia, las enseñanzas calaron lo más profundo
de mi corazón, y teníamos que hacer, mínimo, cuatro horas de Santísimo diarias
para meditar enseñanzas y orar las citas bíblicas que nos daban los servidores
o el Padre.
El Señor reveló
muchísimas cosas, que nunca vi, sentí ni siquiera algo parecido.
Es tremendo experimentar cuánto nos ama Dios, y es un amor real, palpable, no
es una nebulosa, me ama a mí, Jacinta Díaz, se entregó por mí, por mis faltas,
cada una de ellas, por amarme, por mi amor... experimentar en carne esto... no
se lo puede explicar: Cuando uno experimenta el amor del Señor, no se conforma
con menos. Mi corazón se goza en el amor místico del Padre, de Jesús, del Santo
Espíritu... es Trinitario, es algo que quiero vivir siempre.
En este momento no puedo expresarlo, padre, porque estoy pasando por un dolor
particular, por eso le escribo ¡para recordarme lo
que me ama Dios!
El Señor me regala un corazón para que lo adore diariamente, cada día me postro
a sus pies para cubrirlo con mis perfumes más hermosos y que se sienta invitado
a mi casa, a mi corazón bendecido por él. Aprendí a amarlo, padre, aprendí a
amar a mis hermanos. El Señor resucitó en mí
el AMOR: tenia
muertos los sentimientos totalmente, todo me daba igual, nada me alegraba o me
entristecía demasiado, mucho no me importaba mi vida siquiera, tenía una
tremenda opción de muerte, auto-destrucción, me estaba matando de a poco con
una bulimia que ni mi médico, nutricionista, y menos mi psicólogo podían
combatirla, desde el día que ingresé al retiro no vomité mas, ni me di
atracones. Después de años de lucha, se fue sola, quedando solo la
tendencia lógicamente y un autoestima por sanar. Mi autoestima estaba
destruida, nada más que morirme quería ¡Jesús murió
por mí;
valgo una gota de su Preciosísima Sangre, es bellísimo! ¡Valgo, padre, soy
importante, estoy escrita en la palma de la mano de mi Dios!
Pero como siempre, me pasan cosas particulares, y me gustaría primero saber si
está dispuesto a orar conmigo, si no es demasiado pedir, pero sabe, padrecito,
que no tengo a quien recurrir, solo a Usted. Si responde afirmativamente, le
voy a contar lo que me está pasando y me pasó, porque es muy complejo y solo el
Señor, en su Misericordia podría revelarnos qué pasa acá.
¡Como llora mi corazón, padre! ¡Como sufre mi alma!
tanto, que deseo que la hermana muerte me lleve consigo, porque ¡no se puede
continuar! ¿Cómo continuar si mi alma esta herida de muerte?
Bueno, padrecito de mi corazón, me despido esperando pronta respuesta, y orando
por Usted como siempre. María lo bendiga: su hija,
Jacinta
MI RESPUESTA
Le contesté un e-mail diciéndole que podía escribirme y con gusto trataría de
aconsejarla. A lo que Jacinta contestó con otro en el que me confesaba que
todavía no lograba sincerarse. Posteriormente logró plantear su problema en el
correo electrónico que sigue más abajo. En un breve segundo e-mail que no
reproduzco, Jacinta me cuenta solamente que ha suspendido la fecha de
compromiso que tenían fijada con su novio. Pero aún no se atrevía a plantear
cuál era su problema, cosa que hizo en este tercer e-mail.
Recién ahora Jacinta logra vencer la dificultad que tiene para expresarme cuál
es el problema que la atormenta. Se ha implicado afectivamente con un chico que
es seminarista. Y eso la ha llevado a una crisis en su relación con Facundo y a
una mayor confusión interior, volviendo a dudar acerca de su vocación. No sabe
si debe entrar a la vida religiosa o seguir con Facundo. Porque experimenta en
su piedad religiosa consolaciones sensibles que no encuentra en su noviazgo con
Facundo. Y encuentra en el seminarista afinidad al mismo tiempo religiosa y
sensible. Todo un nudo. Jacinta se confunde porque no distingue entre voluntad
y sensibilidad. Y piensa que allí donde su sensibilidad se conmueve más es
donde Dios la llama.
2. ESTIMADO PADRECITO MÍO:
Te voy a contar cómo viene la mano, aunque sea raro, y me dé vergüenza. Resulta
que para abril habíamos quedado con Facundo, mi novio, que haríamos el
compromiso formal con bendición y todo, y ver si en octubre del año que viene
casarnos.
Facundo es hijo único, su padre falleció hace años y su mamá está inválida, por
lo tanto se demoró nuestro matrimonio por esos temas. Bueno, para navidad,
Facundo me regala este retiro de silencio, porque mi alma, padre, estaba en agonía,
y si bien Facundo no entiende nada de nada de mis dudas vocacionales, en mis
ojos siempre se notó la tristeza, un dolor profundo.
Siempre dudando
si tengo vocación matrimonial o religiosa.
Voy al retiro el dos de enero al mediodía, entro
en silencio ese día a las 19 horas. Apagué celular, apagué toda conexión con el
mundo exterior, porque era mi oportunidad de reconciliarme con Dios, de
encontrarlo, de reconocerlo como mi Padre amado, de sentirme amada. Facundo es
frío, es buena persona, pero es como yo, un freezer total. Antes de ingresar al
silencio, conozco un grupo de chicos jóvenes, como yo, algo más chicos, con una
espiritualidad que es tremenda para su edad realmente (Padre, ya tengo 24
años)... dos chicos de un grupo de adoración eucarística, y un seminarista.
Tomamos unos mates e intercambiamos experiencias rapidito. Con uno de ellos en
seguida hablamos el mismo idioma, padre, y le pasé una poesía de San Juan de la
Cruz que me gusta mucho, que es la Llama de Amor viva... Mis santos son Teresita
del Niño Jesús, Teresa de Ávila y Juan de la Cruz, los amo, y tengo sus obras
completas.
Cuestión que entramos al retiro, y si bien no me fue difícil el silencio
interior ni exterior, y estábamos todo el día ocupados con actividades y
orando, este chico me inspiraba ganas de rezar realmente, nos cruzamos un par
de veces, y sin mirarnos porque corta el silencio, sentí una comunión hermosa
con él...
Al finalizar el retiro él se me acerca y me dice lo mismo... que yo le
inspiraba ganas de orar, y que sentía conmigo esa misma comunión, me resultó
increíble ¿No? Así que esa noche rezamos
toda la noche juntos y con los otros chicos, orando, cantando, alabando al
Señor por tantas maravillas. Muy bonito. Esa mañana nos volvíamos a nuestras
casas. Llegué siendo otra persona, pero no sabía por qué no tenía tanta
necesidad de estar con Facundo , después de no verlo ni saber nada de él más de
una semana. Casi no lo extrañaba... Llevamos dos años de novios.
Al retiro me fui llorando, porque me costaba separarme de él realmente, y a la
vuelta casi nada... no tenía la misma necesidad... Y él se dio cuenta, Padre. ¡No sabes cómo sufrió! ¡Le rompí el corazón, sin darme
cuenta! ¡Qué descarada! pero ¿qué ocurría en mi??? ¿Qué me pasaba? Me di
cuenta de su frialdad, hasta malos tratos a veces, su acostumbramiento a mí, y
que no tenía detalles ¡no era para él un suave
pétalo, dulce, que lo hacía feliz y perfumaba su vida! No, no... Nada de
eso. No me cuidaba más. Y ya parecíamos esos matrimonios de 80 mil años de
casados que están como si fueran un mueble.
A la par de eso, no dejé de tener contacto con este chico, que estaba de
vacaciones en su casa, de unas termas donde pensaba irme de vacaciones. Así que
invité a mi hermano (porque Facundo no viaja nunca y no quiere por el tema de
su mamá, así que nunca va de vacaciones) y nos fuimos con mi hermano a visitar
a este chico, compañero mío de retiro, cambiando mi lugar de vacaciones ¿no? y sólo 5 días.
Hablábamos por teléfono todos los días, y orábamos juntos, y lógicamente como
se lo debe imaginar, Padre, me enamoré de este muchacho, ¡que es seminarista! Y él, supuestamente, de mí
también... pero su llamado al sacerdocio es especial, es muy místico, no sé
explicarlo. Y tenía millones de problemas en su aceptación masculina, debido a
un abuso sexual, así que eran sentimientos nuevos para él, y nuevos para mí,
porque de ser siempre fría, comencé a sentir, sentir de todo, cosas increíbles,
nunca tuve "ganas" de estar con
alguien, de compartirle mis escritos (porque escribo, padre) o mi
espiritualidad, y quería ofrecerle todo de mí, y compartimos todo, sé cosas de
él que nadie sabe y él de mí...
Todo esto consciente de que caminaba a consagrarse, recién en segundo año de su
seminario. Cuando fui a verlo a su casa, que nos invitó, en un momento en que
quedamos solos, me regala un beso suyo, nunca amé así, padre, jamás. Pero ¿qué iba a pasar después de tener una experiencia
sensible de un amor que yo era consciente que no lo iba a mantener? ¡Siempre aspiré a amar sin
poseer, siempre aspiré a ese amor místico, perfecto, trascendental, que llena,
porque Cristo me regalaba un corazón de carne!
Pero estaba Facundo del otro lado, y no lo iba a dejar, así que volví, me
confesé de mi infidelidad, pero seguía charlando por teléfono con este chico.
Charlando de todo. No pasaba día que no rezara para que el Señor ordenara mis
sentimientos, este chico ni siquiera calza dentro de mis parámetros humanos
acerca de quién podría enamorarme.
Traté de ahogar mis sentimientos de todas formas, hasta que ingresó al
seminario, y los curas le prohibieron acercarse a mí, pero cuando él les expuso
todo lo bien que le hacía amar a alguien… Le dieron su bendición. Son muy
ortodoxos allá. Pero como su gran herida está en el amor y es enfermizamente
escrupuloso, él sí intentó y pudo ahogar todo amor, ahora soy una más en su
vida, una amiga de tantas, y me resulta increíble por tanto que charlábamos, me
siento usada, como si fuera descartable, y lo acepto, pero ¿Dios me usaría así para sanar un alma de desecharme? Y
ya no parece él, es tan frío, distante, que me siento como si tuviera mi
corazón partido en mil, aunque nunca quise más que una especial comunión con
él, a causa de su llamado.
Ayer decidí alejar de mí todo recuerdo, sentimiento, lo que sea que me haga
saberme enamorada, y postrarme ante mi Señor para que me purifique, y que me
sea claro el "por qué" de esto. ¿Dios lo dio para sacarlo? ¿Es del demonio? Hablé
esto con el sacerdote que nos guió a los dos en los ejercicios, pero se
encuentra muy lejos como para que sea mi director espiritual, y me dijo que
sentía que el Señor estaba detrás, por cómo venia la mano, pero que siga con mi
vida, porque notaba mi alma exhausta, entre éste, Facundo y una posible
vocación religiosa.
Entiéndame, padre, que así no puedo comprometerme, y este sacerdote me dijo que
me tome mi tiempo, por eso le dije a Facundo de suspender el compromiso, y
hablé con él ese tema vocacional, lo otro no, por consejo del mismo cura, y de
nuevo le rompí el corazón, y ahora me pide que antes de retomar proyectos
confirme. Facundito... al no poder hacer ejercicios en otro lado, los hace por
Internet y lo guían sacerdotes por el mismo medio.
Acá tengo un sacerdote que empezó a guiarme, y cuando le conté un sueño
rarísimo que tuve, me dijo: pedíle a María la luz,
y rezá. Entonces le pedí que orara también conmigo, y me agregó: ¿Querés que te diga los despelotes que tengo yo también? Así
que a pesar de que también le pedí para hacer mi discernimiento con él, porque
es el más espiritual de mi ciudad, encuentro puertas cerradas, sola totalmente,
Padre... así que bueno.
Esa es la historia, padre, y estoy tentada en pensar que es mejor ser frío y
calculador, por qué me siento traicionada, engañada... y bueno, ahora estoy en
tratar de recuperar lo que eché a perder con Facundo y estemos bien, pero no
entiendo por qué sufro tanto, tanto. Perdón por ser tan larga en contarle esto.
María lo bendiga, Su hija
Jacinta
MI RESPUESTA
Querida Hija.
Bien enredada está tu situación
afectiva. Conviene al parecer, desensillar hasta que aclare. Tomarse tiempo.
Pedírselo a Facundo sin explicar motivos. Pero cortar toda comunicación con el
otro chico, que, al parecer no está claro consigo mismo.
He visto muy a menudo la conducta de algunos seminaristas que "coquetean" con chicas pero luego no se
atreven a dar el paso de un compromiso firme con alguna y dan marcha atrás. En
el galanteo se buscan a sí mismos y no advierten de lo que sus actitudes
provocan en el alma y la sensibilidad femenina. O si lo advierten, lo toman más
con cierta curiosidad que con compromiso amoroso efectivo, y no solamente
afectivo. Ese seminarista no tiene nada real que ofrecerte, Es un espejismo. Y
aunque no fuera seminarista no te recomendaría dejar a Facundo por otro.
En resumen: corta toda comunicación
con aquél. Pídele un tiempo a Facundo para concretar el compromiso y
explicándole que te sientes confundida desde ese retiro. Si él te espera, es
porque él te ama. No importa lo frío que te parezca. Y la mujer que no sabe
amar al que la ama, deja pasar de largo al que Dios le envía y al que Dios le
confía como esposo, como le confió a Adán a Eva.
En el designio del principio, no es Adán para Eva, sino Eva para Adán. No es
Facundo para ti, sino tú para Facundo. Y esto viene ordenado desde arriba así. Lo
otro es el fruto prohibido que otra vez más ofrece Satanás a Eva.
Podría seguir explicando, pero ojalá que te baste esta explicación así
esbozada, para comprender cuál es la verdadera situación espiritual y
religiosa, que se ha oscurecido por la conmoción emocional de las pasiones y
emociones tuyas y de ese joven.
Así ha nacido en tu corazón una acusación contra Facundo: es frío, no me
manifiesta su simpatía ni su ternura. Creo que en ese joven todavía no bien
definido, has encontrado un tipo de relación más cercana a la de una amiga que
a la de un varón como Facundo.
Pero no está Facundo para cortejarte y halagar tus gustos. Ni para hacer las
veces de amig-a tuya masculin-o. [Si bien es cierto que está bien, en el buen varón
darle un trato de respeto y delicadeza a la mujer, como buen amigo]. Sino que
estás tú, puesta como la esposa que Dios le ofrece a Facundo, para que le dé
hijos por amor de esposa. Si él te ha respetado hasta ahora sin exigirte tener
relaciones con él y si te ha pedido compromiso, eso es signo cierto de que te
ama. Y si no amas a alguien que te ama, es tu corazón el que está mal. Se ha
vuelto sobre ti misma. Te está engañando para que te ames más a ti misma que a
Facundo. Eso es lo que intuyo que te está pasando. Un engaño con apariencia de
bien. Todo bien demoníaco.
En esta cultura todo se ha puesto patas para arriba. Que el Señor te enderece
el corazón
Jacinta: Eva fue
creada para darle hijos a Adán como don de amor puro. Una mujer ama
verdaderamente a un hombre, cuando es capaz de querer darle hijos como don de
su amor. Ese amor puro, no es posible sin la gracia. Y la gracia viene por los
sacramentos: Confesión, Eucaristía, matrimonio.
Al contrario, las mujeres de la cultura pagana, quieren un hombre para tener
hijos que consideran propios y no para su esposo. Quieren un hombre para tener
casa. Y ellos quieren casa para tener mujer. Ellas ponen a los hijos contra el
padre y se alían con ellos contra el padre...
Y creo que el Padre que te ama, está empeñado en que no seas como ellas, sino
como Él te soñó: más parecida a María que a Eva.
Tu padre
CUARTO CORREO DE JACINTA
¡Un gran avance! Jacinta reconoce que el
amor de Facundo y el del seminarista no son iguales
4. PADRE MÍO:
El otro chico no me ama como Facundo, eso es una realidad que me di
cuenta y lo sé. Pero eso es ahora, ya que al otro chico en su seminario lo
apretaron bastante por el tema, y se anuló por completo ¿será de Dios? ¿Por qué, padrecito mío, porqué no puedo amarlo a
Facundo como lo amaba antes? Yo no veía la hora de formar una santa
familia... ¿Qué me ocurre? ¿Por qué no me llena ese
amor? ¿Tan enferma estoy? Su hijita,
Jacinta
MI RESPUESTA
Hija mía.
Lo tuyo no es enfermedad. Es tentación. Y una tentación que viene a caballo de
una ignorancia acerca de la diferencia del amor [que es un acto de la voluntad]
y de los sentimientos [que están en la sensibilidad]. Es sentimiento, emociones
y pasiones que se imponen a tu razón y le ponen una venda a tus ojos para que
no veas como amor el amor que te tiene Facundo y para que veas como amor el
intercambio de sentimientos con ese chico. Tú, en todo este asunto de tu
vocación, has tomado por guía tus propios sentimientos y deseos, y no la medida
de la razón, que es la medida de la realidad.
La razón dice que las relaciones virtuosas y los vínculos, establecidos
históricamente con un hombre que te quiere, es decir que quiere tu bien, es un
asunto de fidelidad. Y que ante el deber de la fidelidad, la sensibilidad debe
hacerse a un lado, y no manotearle el volante a la razón.
La razón permite ver la complejidad de los elementos y las personas en juego.
Iluminada por la fe, discierne la voluntad de Dios. Y hasta es capaz de sufrir
y sacrificar por ser fiel.
¿No será que tu amor a Facundo no estaba puro de
egoísmo y necesita ser purificado? ¿Y no será que esta prueba la permite el
Señor para que se purifique en el fuego de esta tribulación? A veces,
sin darse cuenta, la hija de Eva puede hacerse “adicta”
a sus sentimientos y sus emociones. No puede vivir sin ellos o
sacrificarlos, de manera parecida a la del drogadicto.
Supongamos que tu amor no era puro, porque -no Facundo mientras te resultaba
gratificante- sino el bien de Facundo no contaba, y me parece que aún no
cuenta, verdaderamente para ti. Sino que lo que estaba en primer plano era tu
amor a ti misma al nivel de tu auto-gratificación sentimental. Querías a
Facundo como un bien para ti. Pero no querías - y quizás aún no quieres - el
bien de Facundo como un bien para ti.
En este momento ¿puedes querer el bien de Facundo como
un bien para ti? ¿Puedes entender que no tú, sino tu bien es un bien para
Facundo? ¿Puedes entender que Facundo, no el bien de Facundo, era un bien para
ti?
Y ahora te encuentras con otro más que resulta un bien para ti, que agita tu
pasión y se presenta como un bien para sectores de tu alma, como la
sensibilidad, la percepción estética, la gratificación en el trato, el halago
de tu vanidad, etc.
Pero tampoco el bien de este X es un bien para ti. Sino que él mismo es un bien
para ti. De hecho, no tiemblas ante la posibilidad de estar coqueteando con un
seminarista, o permitiendo que un seminarista coquetee contigo. ¿Ése es el bien de X? ¿Será el bien que Dios quiere para
él? ¿O será una tentación para mal de X? Sus formadores ¿te lo sacan a ti? ¿O convencidos de su vocación,
defienden el bien de X viéndolo en peligro por una tentación tan común en el
varón? ¿Eres capaz de tener en cuenta la posibilidad de que el bien de X no
seas tú sino su vocación? ¿Y no tiemblas de estar echando mano como Eva al fruto
prohibido, teniendo otro árbol en tu jardín?
A mi parecer, lo que te sucede es que no amabas bien a Facundo. Te parecía
amarlo bien. Pero lo amabas bien solamente a medias. Amabas a Facundo con amor
mezclado de concupiscencia y no con puro amor de amistad. Y de la misma manera
amas ahora a ese chico, No con amor de amistad sino de concupiscencia.
El amor de amistad quiere el bien del otro como su propio bien. Y por eso puede
sacrificarse por lograr el bien del otro, como cualquiera hace sacrificios por
lograr bienes. Tú no estás siendo capaz de sacrificar-te por el bien de ninguno
de los dos. Estás presa en tu incapacidad de amistad pura. Herida como hija de
Eva por tu posesividad afectiva, quieres al otro para tu bien, aún a costa del
otro.
¿Cómo distinguió Salomón a la verdadera madre del
niño? Porque era la mujer capaz de renunciar a la posesión del niño, con
tal de preservar el bien del niño. La otra mujer no era la verdadera madre,
sino una ladrona de niños. Si Adán-Facundo ya no es un bien para ti, quieres
ahora a Adán-X como bien para ti.
Pero y ¿el bien de ellos? ¿Es un bien para ti el
bien de cada uno de ellos? No. Los quieres para ti. Porque, por lo
visto, no te sabes ver a ti misma como estando en función del bien de otro, en
función del bien de Adán F o X. Y lo mismo te pasaría con Adán Y o Z. Lo que
tiene que cambiar es tu corazón. Esta prueba es para tu purificación.
¡No es Adán para Eva! ¡Eva es para Adán! Y
Eva no será feliz si no se hace cargo del Adán al que Dios la destina. No es
Eva la que reconoció a Adán. Es Adán el que reconoció a Eva: "Esta sí es carne de mi carne y hueso de mis
huesos". Eva no se hizo a sí misma. Dios la construyó con un pedazo
de aquél a quien estaba destinada. Sólo lo que Dios ha unido no lo ha de
separar el hombre.
Volvamos pues a tu pregunta: "¿Por qué no
puedo amarlo como antes a Facundo?". Voy a formular de nuevo mis
hipótesis. Tú dirás si pueden ser verdaderas. A mi parecer, no lo puedes amar
como antes, porque antes no lo amabas bien. Tu amor era todavía impuro.
Mezclado de egoísmo. Facundo era el que te había rescatado de tu desesperación
por tu soledad y del fantasma de la soltería para toda la vida. Te habías
agarrado a él como a tu tabla de salvación. Había sido tu bote salvavidas.
Pero he aquí que ahora se presenta un yate que te parece mejor, más
confortable, que satisface otras necesidades tuyas, que halaga otras partes de
tu ser de Eva.
Entonces tu amor de antes a Facundo, ya no resiste la tentación, y la parte de
egoísmo que había mezclada con aquél amor, como un remedio nuevo en paño viejo,
tira de tu amor egoísta y lo desgarra.
La solución no está en dejar un amor egoísta por otro amor egoísta. La solución
está en purificar de egoísmo el amor primero. Y eso se llama fidelidad. ¡No! No trates de volver a amar a Facundo como
antes (como tú dices). Tienes que empezar a amarlo mejor. Con otro amor. Menos
mal que a aquél amor que miras con añoranza indiscreta y te parece sano,
empieza a madurarle el absceso y le revienta el pus.
Ahora es cuando puedes empezar a amar a Facundo como se debe y no con el amor
posesivo y egoísta con que lo amabas antes. Amarlo porque te ama. Porque es el
hombre de tu vida, el hombre que te envió el Padre, poniéndole a él en su
corazón el amor a ti y el interés por ti. Naturalmente que también en Facundo
podrá haber heridas del pecado original, propias del Adán pecador. También en
él tendrán que reventar abscesos y padecerá las fiebres como te está pasando a
ti ahora.
Eva sufre las penas de Eva. Y Adán las de Adán que son disimétricas. Tú ahora
estás padeciendo las tuyas. La tentación de Eva es amarse a sí misma más que a
aquellos a quien Dios la destina. Pero la felicidad a la que Dios la llama está
en cuidar y procurar el bien de los que Dios le confía. Y no en apoderarse de
los otros, poseerlos, y someterlos a sus intereses.
Medita esto y dime si te iluminó algo.
Tu padre
QUINTO CORREO DE JACINTA
Querido Padrecito:
Me sorprendió un poco su respuesta, pero estoy a ciegas y no puedo
decirle que esto no es así, o al revés, solo que rezaré con especial atención a
sus palabras, ya que como dice San Ignacio, en crisis no se puede tomar
decisiones. Gracias por su respuesta, y por orar por mí en esta cruz que me
consume, no dudo de que el Señor obrará en mí, porque mis oraciones son
sinceras y puras, y solo quiero hacer su voluntad. ¡Que aleje al enemigo de mí! María, Madre lo
bendiga
Su hijita
MI RESPUESTA
Jacinta: Las emociones fuertes ciegan la razón. Los bienes sensibles no
siempre son bienes para la voluntad, la cual examinándolos con la razón, ve que
no son del todo buenos y a veces son malos. Los afectos desordenados son
ciegos. Por eso lo que te digo te sorprende. Pero lo que te digo es la verdad
divina acerca del amor. Y fuera de esa verdad no hay verdadero amor.
El gusto, es decir, el sentimiento, determina la visión: "Gustad y mirad la bondad del Señor"; "Eva
vio y probó, probó y vio"
Que Jesús te sane los sentimientos y la razón. Mejor que te haya pasado esto
ahora y no después de casada. Intuyo que Facundo no es perfecto, pero dudo de
que otro te quiera como él... aún sin conocerlo y por lo que me dices, es lo
que siento. El Señor sabe si me equivoco. Y quizás tú misma lo puedes saber...
Bendiciones, tu padre en el Señor
LA TENTACIÓN VENCIDA
El último correo de Jacinta: Se puede apreciar cómo
ha aprendido a no guiarse por la sensibilidad halagada, sino por la lectura de
los hechos objetivos, apreciándolos con su inteligencia y basando en ellos las
decisiones de su voluntad. Ha visto por fin los hechos que demuestran el
amor que Facundo le tiene, garantizado por el respeto, el perdón y la relación
casta, en la que puede crecer un amor, fundado en la comunicación de bienes, en
la amistad, y no en sentimientos pasajeros, o en el halago de la vanidad
espiritual. Un conocimiento de sí misma que es gracia de Dios, le permite
ponerse en guardia contra sus propias debilidades y los engaños del enemigo. ¡Gracias Padre, que has dado la victoria a tu hija sobre
el enemigo de la mujer! Ella, como hija de María, le pisa ahora la
cabeza.
Y de parte del varón, se muestra también en esta circunstancia que Dios había
puesto en su corazón el amor por Jacinta, el deseo de su bien, el sufrimiento
con su mal, y la comprensión para su debilidad de hija de Eva.
Para los que aman a dios todas las cosas cooperan para el bien. Aún las
tentaciones. Ellas nos muestran nuestros puntos débiles, nuestros defectos,
pero también el poder del auxilio del señor. Este es el "happy end" de los que viven en gracia.
6. ¡HOLA PADRECITO MÍO EN
CRISTO!
Le cuento rápidamente mi vida después de su consejo. Lo razoné. De a poco las
cosas se prestaron para que tomara una decisión. Así que bueno... empecé a mirar
que el seminarista en cuestión solo me buscaba cuando necesitaba la contención
que no tenía o no percibía y después desaparecía, ya sea espiritual o
afectivamente, y de usar y apropiarse.
No sé si me explicaría bien con esta comparación, pero algo así como una
garrapata espiritual, que terminaba asfixiándome y sacándome la libertad, y se
aprovechó de mi condición de poca estabilidad en ese instante de mi vida... y
yo, encontraba lo que la concupiscencia me demandaba: ¡halagos
y palabras bonitas, sin enfrentar una realidad! ¿Me explico, padrecito mío?
Luego de su correo, empecé a verlo de otro modo, y después empecé a tomar
distancia, pidiéndole que por favor no me moleste. Y retomar así con Facundo
una relación casi rota, en total crisis y a punto de terminarse... supo
recibirme con los brazos abiertos sin dejar de decirme la verdad: que me
equivoqué realmente. Ese es el amor, padre, el amor siempre dice la verdad,
espera y es paciente.
Y acá estamos, orando juntos, y en un buen momento en nuestro noviazgo, porque
juntos, en un amor casto, queremos vivir en Él y para Él, que como Usted sabrá
muy bien, hace Nuevas Todas Las Cosas.
En fin... esto es en resumidas cuentas... el dolor que me causó mi pecado fue
enorme, pero lo entregué al Señor, porque hice sufrir más todavía a Facundo
Ahorita estoy en mi casa, padrecito, hoy me dan el alta porque me contagié de
gripe A y estuve en tratamiento una semana y aislada sobre todo... pero ya
estoy algo mejor, las pastillas son realmente fuertes, así que mi debilidad
corporal es normal je je!
¡Que María lo bendiga!
Lo quiere su hijita
Jacinta
Después
que le envié a Jacinta en archivo nuestro intercambio de mensajes me respondió:
7. QUERIDO PADRECITO:
He leído el archivo, es difícil el momento que pasé. Un corazón sano ama más y
mejor, y estoy dando esos pasos en confiar en el Poder de Dios sobre mi...
leyendo esto, me doy cuenta qué afortunada que fui al ser rescatada por las
mismas Manos de Dios de semejante "lio"
¿no?
De ser por mí, allí mismo hubiera quedado tirada, caída en el enorme pozo de
las tentaciones y en el río de la pasión, que corre llevándose todo a su
paso...
Estoy bien, padre, algo herida, porque la sanidad viene en procesos... pero
avanzando y es lo que importa. Mi Señor hace nuevas todas las cosas... y mi
felicidad es una felicidad de lago... mansa, calma, bella... que me permite
tener un corazón de Adoración. Amar a mi Cristo ya no me aleja de Facundo sino
que me integra más a él.
Mañana con más serenidad lo voy a releer, pero así como está me parece bien
claro y sobre todo fidedigno. Sé que a varias muchachas les ocurrió lo mismo
que a mí.
Ah! Me gusta mi
apodo, Jacinta, ja ja! es el nombre de mi mejor amiga en Cristo!
Un abrazo de hija a su corazón de padre... que María,
madre nuestra lo bendiga
Su Hijita
Jacinta
Y
meses después, superada la tormenta de la tentación, Jacinta me escribe
contándome lo siguiente:
8. ¡HOLA QUERIDO PADRE
MÍO! ¿CÓMO ANDA? ¿QUÉ ME CUENTA? ¡LO TENGO PRESENTE EN MIS EUCARISTÍAS DIARIAS!
Le estoy eternamente agradecida por ayudarme espiritualmente
siempre, siempre, siempre que lo necesité. Rezo en especial en este año
sacerdotal por Usted.
Le cuento que estoy bien, preparando mi trabajo final para recibirme y sigo con
mi carrera. Estoy trabajando con Facundo, mi novio, que ya está recibido, y
compartimos una oficina en la ciudad. Dicho sea de paso, ¡Será pronto la fiesta patronal! Bueno, padrecito,
no le robo más de su valioso tiempo, hoy estuve escuchando unos audios suyos
del blog del diácono Jorge Novoa, ¡muy hermosos por
cierto! Un abrazo de hija a su corazón de padre.
Unidos en cada Eucaristía.
Su hija, Jacinta
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