La resurrección de Cristo es el dogma fundamental del Cristianismo.
Por: Ana Paula Morales | Fuente: Signis México
La resurrección de Cristo es el dogma
fundamental del cristianismo. Las Sagradas Escrituras no intenta “demostrar” que Jesús fue resucitado de entre los
muertos, pero si presenta evidencias indiscutibles del hecho de que Él
verdaderamente resucitó. La resurrección de Cristo está registrada en Mateo 28,
1-20; Marcos 16, 1-20; Lucas 24, 1-53 y Juan 20,1-21 y 25. La resurrección de
Jesús aparece también aparece en el libro de los Hechos 1,1-11. Intelectuales,
historiadores, han hablado mucho acerca de la existencia de Cristo y su
resurrección. En seis puntos pretendo explicarlo.
1)
EL SEPULCRO VACÍO
La proclamación de la tumba vacía que narran los
evangelios la encontramos muy cercana a los hechos.
La primera es en I Co 15, 3-8 en un credo muy
antiguo que fue establecido muy temprano en la historia de la Iglesia. Marcos
lo narró en su Evangelio unos años poco después de que aconteciera por este
hecho la tumba vacía no es una leyenda ¿por qué? Las leyendas del mundo antiguo
surgían después de muchas generaciones. Aparte del caso de Marcos la simpleza
con la que narra la historia y las características de la narración. No se
parecen en nada a las leyendas de aquel tiempo.
Asimismo, tenemos los evangelios apócrifos donde
narran la resurrección de Jesús y añaden mucha ficción en cosas que parecen más
estilo de las leyendas pero en el caso de los evangelios no es así.
Según el evangelio de Nicodemo: “Entonces los judíos propusieron: Mandemos a buscar a los
tres hombres que aseguran haberlo visto con sus discípulos en el monte de los
Olivos.
Y, cuando así se hizo, y
aquellos tres hombres llegaron, y fueron interrogados, respondieron con unánime
voz: Por la vida del Señor, Dios de Israel, hemos visto manifiestamente a Jesús
con sus discípulos en el monte de las Olivas, y asistido al espectáculo de su
subida al cielo.
En vista de esta
declaración, Anás y Caifás tomaron a cada uno de los testigos aparte, y se
informaron de ellos separadamente. Y ellos insistieron sin contradicción en
confesar la verdad, y en aseverar que habían visto a Jesús.
Y Anás y Caifás pensaron:
Nuestra ley preceptúa que, en la boca de dos o tres testigos, toda palabra es
válida. Pero sabemos que el bienaventurado Enoch, grato a Dios, fue
transportado al cielo por la palabra de Él, y que la tumba del bienaventurado
Moisés no se encontró nunca, y que la muerte del profeta Elías no es conocida.
Jesús, por lo contrario, ha sido entregado a Pilatos, azotado, abofeteado,
coronado de espinas, atravesado por una lanza, crucificado, muerto sobre el
madero, y sepultado. Y el honorable padre José, que depositó su cadáver en un
sepulcro nuevo, atestigua haberlo visto vivo. Y estos tres hombres certifican
haberlo encontrado con sus discípulos en el monte de los Olivos, y haber
asistido al espectáculo de su subida al cielo.”
Además, Jesús no está actualmente en la tumba y
no estaba en la tumba. Actualmente no podemos encontrar la tumba de Jesús por
ningún lado y mucho menos que podemos encontrar a Jesús en una tumba. Muchos
hombres célebres o fundadores de otras religiones podemos encontrar su tumba
como el caso de Diego Rivera que está en la Rotonda de los personajes ilustres
en el panteón de Dolores, o la tumba de los Santos Padres en el Vaticano. Pero
no es el caso de Jesús, no es el hecho que podamos encontrar a Jesús en la
tumba. El hecho que personas de aquél tiempo sabían exactamente donde estaba la
tumba. Si alguien quería decir que no era cierta la proclamación de los
apóstoles solo tenía que ir y ver si Jesús estaba ahí o no. Pero el hecho de
que esto no pasó es una evidencia de que Jesús no estaba en la tumba. Porque en
el tiempo que Jesús murió y fue sepultado. La gente no pudo comprobar de que
Jesús seguía en la tumba.
Aparte de que las costumbres y cosas que
sucedieron entorno a la resurrección de Jesús. Los judíos trataron de
contradecir la proclamación de los apóstoles. Pero los judíos nunca dijeron que
Jesús seguía en la tumba. Los judíos que estaban en contra de la resurrección
de Jesús partieron del hecho de que Jesús no estaba en la tumba. Nadie dudaba
de eso. Los judíos lo que hicieron fue tratar de sobornar algunos falsos
testigos para que dijeran que los guardias se habían dormido y que su cuerpo
había sido robado de noche.
Pero los mismos judíos que acababan de
contradecir la resurrección de Jesús aceptaron que la tumba estaba vacía.
2)
MUCHOS TESTIGOS OCULARES DE LA RESURRECCIÓN Y MUERTE DE JESÚS
Las primeras en ver a Jesús resucitado fueron
María Magdalena y las santas mujeres, que iban a embalsamar el cuerpo de Jesús
(Mc16,1; Lc 24, 1) enterrado a prisa en la tarde del Viernes Santo por la
llegada del Sabbat ( Jn 19, 31. 42) fueron las primeras en encontrar al
Resucitado (Mt 28, 9-10; Jn 20, 11-18). Así las mujeres fueron las primeras
mensajeras de la Resurrección de Cristo para los propios Apóstoles ( Lc 24,
9-10)como lo fue la Virgen María al comienzo del Evangelio en recibir el
mensaje de que ella había sido elegida para la Encarnación del Hijo de Dios.
Pablo menciona a varios en “fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a
las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció
a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún y otros
ya han muerto. Después apareció a Jacobo y después a todos los apóstoles. Por
último, como a un abortivo, se me apareció a mí.” (1 Cor 15,4-8) pero es
muy importante ver la mención que Pablo hace que se les apareció a 500 personas
y que Jesús se les apareció a la misma vez. Pero lo más interesante es que
muchos de estos testigos vivían en el tiempo de San Pablo. Es como si Pablo
dijera si tienen dudas vayan y hablen con ellos.
En los Hechos de los Apóstoles se hablan de más
testigos oculares “Lo levantó de entre los muertos;
y por muchos días se apareció a los que habían subido con El de Galilea a
Jerusalén, los cuales ahora son Sus testigos ante el pueblo.” (Hch 13,31
)
En (Hch 2,32) dice que los “A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros
somos testigos.”
Von Balthasar dice que: “Las
afirmaciones fundamentales de la fórmula son dos: En primer lugar, hay un gran
número de testigos de la resurrección; el hecho de que se les hoy se les pueda
preguntar la resurrección; más bien remite a los testigos escogidos de
antemano” entre los cuáles se incluye a sí mismo.”
3)
INCRÉDULOS QUE SE CONVIRTIERON
Pablo era el perseguidor por excelencia de “Cristianos”. Él era fariseo y era imposible que
creyera en Jesús. Él era un gran soldado y estaba en contra de los Cristianos
pero Jesús se le apareció a Pablo camino a Damasco (Hch 9,1-18). Pablo fue
luego el que más escribió sobre Jesús en el nuevo testamento y el gran
misionero.
Muchos judíos se convirtieron después de que él
resucitara y abandonaron su vida, sus tradiciones, su religión. Algo que casi
imposible que pasara. ¿Cómo podemos explicarnos
esta transformación? Si Jesús no Resucitó.
4)
LOS DISCÍPULOS MURIERON POR LA RESURRECCIÓN
Los discípulos fueron martirizados por aceptar
la muerte y resurrección de Cristo. Uno puede decir que muchos mueren por sus
creencias. Cualquiera puede morir, pero los apóstoles tuvieron una posición
única. Ellos pudieron comprobar si sus creencias eran ciertas o falsas. El
hecho de que ellos estuvieron presentes si era falso o cierto y por el hecho de
que fueron mártires dijeron que esto era muy cierto. ¿Hubieran
muerto los apóstoles por algo que supieron que fuera mentira?
5)
EL NACIMIENTO DE LAS IGLESIAS QUE SE HACEN ENTORNO A LA FIGURA DE CRISTO
Pablo (1Cor 15,14) dice que sin la Resurrección
nuestra fe es vana. El cristianismo creció y fue fundamentado en la
Resurrección, se expandió muy rápido por todo el imperio Romano pasaron por
muchas persecuciones y sufrimiento y nada destruyó la Iglesia porque estaban
parados sobre la Resurrección de Jesús. El imperio romano ya se extinguió. Pero
si hubiera estado fundado sobre algo tan firme como la Resurrección. Hay
leyendas. La expansión de la Iglesia hoy en día es la evidencia de que Jesús
realmente Resucitó La resurrección es uno de los fundamentos de nuestra Fe.
Con la Resurrección Jesús demostró que realmente
él venció a la muerte y que su obra en la Cruz es poderosa para salvar y dar
vida. Jesús al resucitar ganó una nueva vida para nosotros. No hay forma de
negar la Resurrección. Esta es nuestra esperanza.
6)
LO QUE DICEN OTROS HISTORIADORES SOBRE JESÚS
Flavio Josefo (93 d.C)
El historiador judío (37 a 110 d.C.) recoge en
el texto conocido como «Testimonium flavianum» de
su libro «Antigüedades judías (91-94)» una
referencia a Jesús que, si bien se cree que fue retocada con las frases abajo
entre paréntesis, se considera auténtico: «En aquel
tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, (si es lícito llamarlo hombre); porque
fue autor de hechos asombrosos, maestro de gente que recibe con gusto la
verdad. Y atrajo a muchos judíos y a muchos de origen griego. (Él era el
Mesías) Y cuando Pilato, a causa de una acusación hecha por los principales de
entre nosotros lo condenó a la cruz, los que antes le habían amado, no dejaron
de hacerlo. (Porque él se les apareció al tercer día de nuevo vivo: los
profetas habían anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él) Y
hasta este mismo día la tribu de los cristianos, llamados así a causa de él, no
ha desaparecido».
Tácito (116 d.C)
El historiador romano (56 a 118 d.C) menciona a
«Cristo» en sus «Anales» escritos hacia el
año 116 d.C. al hablar sobre Nerón y el incendio de Roma en el año 64. Informa
de la sospecha que existía de que el propio emperador había ordenado el fuego y
recoge cómo «para acallar el rumor, Nerón creó chivos expiatorios y sometió a
las torturas más refinadas a aquellos a los que el vulgo llamaba “crestianos”, [un grupo] odiado por sus
abominables crímenes. Su nombre proviene de Cristo, quien, bajo el reinado de
Tiberio, fue ejecutado por el procurador Poncio Pilato. Sofocada
momentáneamente, la nociva superstición se extendió de nuevo, no sólo en Judea,
la tierra que originó este mal, sino también en la ciudad de Roma, donde
convergen y se cultivan fervientemente prácticas horrendas y vergonzosas de
todas clases y de todas partes del mundo».
Plinio, el joven (112 d.C)
Procónsul en Bitinia del 111 al 113 y sobrino de
Plinio el Viejo. Se conservan 10 libros de cartas que escribió. En la carta 96
del libro 10escribe al emperador Trajano para preguntarle qué debía hacer con
los cristianos, a los que condenaba si eran denunciados. En ella cita tres
veces a Cristo y señala que los cristianos decían que toda su culpa consistía
en reunirse un día antes del alba y cantar un himno a Cristo «como a un dios»: «Decidí dejar marcharse a los que
negasen haber sido cristianos, cuando repitieron conmigo una fórmula invocando
a los dioses e hicieron la ofrenda de vino e incienso a tu imagen, que a este
efecto y por orden mía había sido traída al tribunal junto con las imágenes de
los dioses, y cuando renegaron de Cristo”.
Suetonio (120 d.C.)
El historiador romano (70-140 d.C.) hace una
referencia en su libro «Sobre la vida de los
Césares» donde narra las vidas de los doce primeros emperadores romanos. En el
libro V se refiere a un tal «Chrestus» al mencionar la expulsión de los judíos
de Roma ordenada por el emperador Claudio: «Expulsó de Roma a los judíos que
andaban siempre organizando tumultos por instigación de un tal Chrestus».
Luciano (165 d.C)
El escritor griego Luciano de Samosata satiriza
a los cristianos en su obra «La muerte de
Peregrino»: «Consideraron a Peregrino un dios, un legislador y le escogieron
como patrón…, sólo inferior al hombre de Palestina que fue crucificado por
haber introducido esta nueva religión en la vida de los hombres (...) Su primer
legislador les convenció de que eran inmortales y que serían todos hermanos si
negaban los dioses griegos y daban culto a aquel sofista crucificado, viviendo
según sus leyes».
Mara Bar Sarapión (Finales
del Siglo I)
Existe una carta de Mara Ben Sarapión en sirio a
su hijo en la que se refiere así a Jesús, aunque no lo menciona por su nombre: «¿Qué provecho obtuvieron los atenienses al dar muerte a
Sócrates, delito que hubieron de pagar con carestías y pestes? ¿O los
habitantes de Samos al quemar a Pitágoras, si su país quedó pronto anegado en
arena? ¿O los hebreos al ejecutar a su sabio rey, si al poco se vieron
despojados de su reino? Un dios de justicia vengó a aquellos tres sabios. Los
atenienses murieron de hambre; a los de Samos se los tragó el mar; los hebreos
fueron muertos o expulsados de su tierra para vivir dispersos por doquier.
Sócrates no murió gracias a Platón; tampoco Pitágoras a causa de la estatua de
Era; ni el rey sabio gracias a las nuevas leyes por él promulgadas».
Celso (175 d.C)
En «Doctrina
verdadera» ataca a los cristianos. Aunque no se conserva su libro, sí
muchas de sus citas por la refutación que escribió Orígenes unos 70 años
después.
CONCLUSIÓN
No podemos pasar
desapercibido que Jesús es el hijo de Dios que se hizo hombre y que murió por
nosotros Gregorio de Nisa dice:
“Si le preguntamos al misterio, más bien dirá que su muerte no fue consecuencia
de su nacimiento, sino que asumió el nacimiento para poder morir”
“Decisiva es la
identificación de resurrección y aparición; la resurrección no es algo que esté
más allá de la historia” por eso “tampoco
se puede hablar de un simple margen histórico del evento, sino que Jesús ha
resucitado en la historia.”
“Pero para hacerse igual a
nosotros tomó sobre sí lo penoso, quiso pasar hambre y sed, dormir, no resistir
al sufrimiento, obedecer a la muerte, resucitar visiblemente. En todo ello
ofreció su propia humanidad como sacrificio de primicias.”
“Hoy en día podemos ver que el apostolado del
cristianismo primitivo no depende del envío histórico de los discípulos por parte del rabí de Nazaret, sino que tienen fundamento en
las apariciones del Resucitado”.
La misión es la meta principal de las
apariciones que en modo alguno se apoyan en sí mismo, sino que fundan la
Iglesia.
Evidentemente sin la tumba vacía no se habría
podido anunciar a la resurrección de Jesús en el ámbito judío.
“Se puede constatar que la
cuestión central de este debate en el momento presente se sitúa ante este
dilema: si y en qué sentido se puede afirmar que Dios ha producido por medio de
una acción suya la experiencia pascual de los discípulos y si los textos, por
tanto afirmar que Dios ha obrado en Jesús al morir y le ha resucitado,
posibilitando así que Jesús Resucitado se encuentre con sus discípulos como el
“viviente por excelencia” como irrupción de la última y definitiva acción de
Dios en el mundo de la resurrección de Jesús.
O, diversamente ¿se
trataría tan solo de una acción de Dios en la fe de los discípulos de modo que
éstos se conviertan en seguidores auténticos de Jesús y continuadores de su
obra, al margen de los Dios hubiera realizado o no en Jesús después de la
muerte? En todo caso, los textos del Nuevo Testamento presuponen que es
Jesús mismo, el Resucitado, el que irrumpió en la vida de los primeros testigos
dela resurrección de Jesús.
Ahora bien, conviene tener presente que la
respuesta a tal cuestión no solo decide la comprensión del mensaje de la
Resurrección de Jesús en sí mismo, sino la misma comprensión de la revelación
y, en último término, de Dios, ya que Éste se revela precisamente en la Resurrección de Jesús de un modo real y no puramente simbólico, y lo hace
de forma máxima e insuperable, como el Dios de Jesucristo. Este Dios es el que
la historia de la humanidad, gracias a la primicia (1 Cor 15,20) que es la
Resurrección de Jesús, “vivifica a los muertos y
llama a la existencia a los que no existen.”
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