miércoles, 16 de marzo de 2022

9. LOS DILEMAS DE JACINTA: INDECISA EN SU VOCACIÓN

 (CONTINUACIÓN DE AYER)

¿El convento o Facundo o el seminarista?

Por: P. Horacio Bojorge S.J. | Fuente: Clínica del Buen Amor

9.- JACINTA
TENTADA CONTRA EL NOVIO

Presento un proceso de tentación y salida de la tentación en el noviazgo que padece una joven, que llamaré Jacinta, de 24 años, fervorosa, de vida de oración intensa.

Una tentación de la que sale gracias al auxilio divino, la oración, la obediencia a los consejos, aún aquellos que tiene que ponerse a meditar para entenderlos.

Les adelanto algo que Jacinta no se atreve, por vergüenza, a decirme en sus primeros mails. El factor desencadenante de la tentación es un "enamoramiento" con un seminarista.

He visto con demasiada frecuencia, casi como un estilo generalizado, casos de seminaristas que en sus tiempos de "apostolado" coquetean o galantean con las chicas. Hacen con ello un daño inmenso, no sólo a ellas, sino a los varones de la parroquia o del grupo contra los cuales practican a veces una "competencia desleal", porque el carácter presuntamente "más espiritual" de los seminaristas es un fuerte factor de atracción para ellas.

Ya en mis tiempos de estudiante de teología en Holanda, se había introducido entre religiosos y religiosas una especie de galanteo amoroso no comprometido, al que se le llamaba la tercera vía para la afectividad. Se esgrimían como razones la madurez afectiva de quienes debían salir de pasadas represiones de la sexualidad y exageradas cautelas en el trato entre varón y mujer, aún consagrados. Un verdadero desastre que hoy veo instalado como elemento de la cultura de seminaristas y sacerdotes jóvenes en su "apostolado" con las jóvenes.

Jacinta me permite publicar el intercambio epistolar que mantuvimos por correo electrónico, guardando siempre el secreto del Blog sobre las personas.

"Si mi caso -dice - puede ser de ayuda para chicas o chicos que pasaron o pasan lo mismo que yo, ¡alabado sea el Señor! Tiene mi bendición con este trabajo... oremos juntos padrecito, para que dé los frutos que el Señor quiera. Encontré uno o dos correos suyos, con sus consejos ¿quiere que se los envíe? Muchas gracias, padre, por ser instrumento del Señor. María madre nuestra lo bendiga su hijita, Jacinta"

PRIMERA CONSULTA DE JACINTA

En este primer mail, Jacinta cuenta que ha hecho un retiro espiritual donde ha tenido mucha consolación. Ha experimentado sanación espiritual, psicológica y física. Pero, al mismo tiempo, le ha pasado algo, que no se atreve a decirme de entrada. Sólo me dice: “mi alma está herida de muerte”. Y pregunta si estoy dispuesto a escucharla y aconsejarla. Le digo por mail que sí, que se anime a hablar. Ella responde en un segundo mail solamente que ha suspendido la fecha de compromiso que tenían fijada con su novio. Pero aún no se atreve a plantear cuál es su problema, cosa que hará en el tercer mail.

1. HOLA, PADRECITO MÍO:

[…] ¡Cuántas cosas por entender, Padre! ¡Cuántas cosas que busco entender y no me corresponde saber! ¡Cómo puedo hacer para someter mi racionalidad mental a la racionalidad de mi corazón, que sólo busca a su Dios, con pasión, lo busca ardientemente como la Magdalena! pero como dice la Palabra: nada más tortuoso que el corazón del hombre.

En enero de este año, hice un retiro de silencio ignaciano pero con dinámica de sanación interior, de 7 días más o menos, en un pueblo antes de llegar a Santa Fe, dirigido por un sacerdote diocesano, asesor arquidiocesano de la Renovación Carismática.
Me cambió la vida, padre, la existencia, las enseñanzas calaron lo más profundo de mi corazón, y teníamos que hacer, mínimo, cuatro horas de Santísimo diarias para meditar enseñanzas y orar las citas bíblicas que nos daban los servidores o el Padre.

El Señor reveló muchísimas cosas, que nunca vi, sentí ni siquiera algo parecido.

Es tremendo experimentar cuánto nos ama Dios, y es un amor real, palpable, no es una nebulosa, me ama a mí, Jacinta Díaz, se entregó por mí, por mis faltas, cada una de ellas, por amarme, por mi amor... experimentar en carne esto... no se lo puede explicar: Cuando uno experimenta el amor del Señor, no se conforma con menos. Mi corazón se goza en el amor místico del Padre, de Jesús, del Santo Espíritu... es Trinitario, es algo que quiero vivir siempre.

En este momento no puedo expresarlo, padre, porque estoy pasando por un dolor particular, por eso le escribo ¡para recordarme lo que me ama Dios!

El Señor me regala un corazón para que lo adore diariamente, cada día me postro a sus pies para cubrirlo con mis perfumes más hermosos y que se sienta invitado a mi casa, a mi corazón bendecido por él. Aprendí a amarlo, padre, aprendí a amar a mis hermanos. El Señor resucitó en
el AMOR: tenia muertos los sentimientos totalmente, todo me daba igual, nada me alegraba o me entristecía demasiado, mucho no me importaba mi vida siquiera, tenía una tremenda opción de muerte, auto-destrucción, me estaba matando de a poco con una bulimia que ni mi médico, nutricionista, y menos mi psicólogo podían combatirla, desde el día que ingresé al retiro no vomité mas, ni me di atracones. Después de años de lucha, se fue sola, quedando solo la tendencia lógicamente y un autoestima por sanar. Mi autoestima estaba destruida, nada más que morirme quería ¡Jesús murió por ; valgo una gota de su Preciosísima Sangre, es bellísimo! ¡Valgo, padre, soy importante, estoy escrita en la palma de la mano de mi Dios!

Pero como siempre, me pasan cosas particulares, y me gustaría primero saber si está dispuesto a orar conmigo, si no es demasiado pedir, pero sabe, padrecito, que no tengo a quien recurrir, solo a Usted. Si responde afirmativamente, le voy a contar lo que me está pasando y me pasó, porque es muy complejo y solo el Señor, en su Misericordia podría revelarnos qué pasa acá.

¡Como llora mi corazón, padre! ¡Como sufre mi alma! tanto, que deseo que la hermana muerte me lleve consigo, porque ¡no se puede continuar! ¿Cómo continuar si mi alma esta herida de muerte?

Bueno, padrecito de mi corazón, me despido esperando pronta respuesta, y orando por Usted como siempre. María lo bendiga: su hija,
Jacinta

MI RESPUESTA


Le contesté un e-mail diciéndole que podía escribirme y con gusto trataría de aconsejarla. A lo que Jacinta contestó con otro en el que me confesaba que todavía no lograba sincerarse. Posteriormente logró plantear su problema en el correo electrónico que sigue más abajo. En un breve segundo e-mail que no reproduzco, Jacinta me cuenta solamente que ha suspendido la fecha de compromiso que tenían fijada con su novio. Pero aún no se atrevía a plantear cuál era su problema, cosa que hizo en este tercer e-mail.

Recién ahora Jacinta logra vencer la dificultad que tiene para expresarme cuál es el problema que la atormenta. Se ha implicado afectivamente con un chico que es seminarista. Y eso la ha llevado a una crisis en su relación con Facundo y a una mayor confusión interior, volviendo a dudar acerca de su vocación. No sabe si debe entrar a la vida religiosa o seguir con Facundo. Porque experimenta en su piedad religiosa consolaciones sensibles que no encuentra en su noviazgo con Facundo. Y encuentra en el seminarista afinidad al mismo tiempo religiosa y sensible. Todo un nudo. Jacinta se confunde porque no distingue entre voluntad y sensibilidad. Y piensa que allí donde su sensibilidad se conmueve más es donde Dios la llama.

2. ESTIMADO PADRECITO MÍO:

Te voy a contar cómo viene la mano, aunque sea raro, y me dé vergüenza. Resulta que para abril habíamos quedado con Facundo, mi novio, que haríamos el compromiso formal con bendición y todo, y ver si en octubre del año que viene casarnos.
Facundo es hijo único, su padre falleció hace años y su mamá está inválida, por lo tanto se demoró nuestro matrimonio por esos temas. Bueno, para navidad, Facundo me regala este retiro de silencio, porque mi alma, padre, estaba en agonía, y si bien Facundo no entiende nada de nada de mis dudas vocacionales, en mis ojos siempre se notó la tristeza, un dolor profundo.

Siempre dudando si tengo vocación matrimonial o religiosa.

Voy al retiro el dos de enero al mediodía, entro en silencio ese día a las 19 horas. Apagué celular, apagué toda conexión con el mundo exterior, porque era mi oportunidad de reconciliarme con Dios, de encontrarlo, de reconocerlo como mi Padre amado, de sentirme amada. Facundo es frío, es buena persona, pero es como yo, un freezer total. Antes de ingresar al silencio, conozco un grupo de chicos jóvenes, como yo, algo más chicos, con una espiritualidad que es tremenda para su edad realmente (Padre, ya tengo 24 años)... dos chicos de un grupo de adoración eucarística, y un seminarista. Tomamos unos mates e intercambiamos experiencias rapidito. Con uno de ellos en seguida hablamos el mismo idioma, padre, y le pasé una poesía de San Juan de la Cruz que me gusta mucho, que es la Llama de Amor viva... Mis santos son Teresita del Niño Jesús, Teresa de Ávila y Juan de la Cruz, los amo, y tengo sus obras completas.
Cuestión que entramos al retiro, y si bien no me fue difícil el silencio interior ni exterior, y estábamos todo el día ocupados con actividades y orando, este chico me inspiraba ganas de rezar realmente, nos cruzamos un par de veces, y sin mirarnos porque corta el silencio, sentí una comunión hermosa con él...

Al finalizar el retiro él se me acerca y me dice lo mismo... que yo le inspiraba ganas de orar, y que sentía conmigo esa misma comunión, me resultó increíble ¿No? Así que esa noche rezamos toda la noche juntos y con los otros chicos, orando, cantando, alabando al Señor por tantas maravillas. Muy bonito. Esa mañana nos volvíamos a nuestras casas. Llegué siendo otra persona, pero no sabía por qué no tenía tanta necesidad de estar con Facundo , después de no verlo ni saber nada de él más de una semana. Casi no lo extrañaba... Llevamos dos años de novios.

Al retiro me fui llorando, porque me costaba separarme de él realmente, y a la vuelta casi nada... no tenía la misma necesidad... Y él se dio cuenta, Padre. ¡No sabes cómo sufrió! ¡Le rompí el corazón, sin darme cuenta! ¡Qué descarada! pero ¿qué ocurría en mi??? ¿Qué me pasaba? Me di cuenta de su frialdad, hasta malos tratos a veces, su acostumbramiento a mí, y que no tenía detalles ¡no era para él un suave pétalo, dulce, que lo hacía feliz y perfumaba su vida! No, no... Nada de eso. No me cuidaba más. Y ya parecíamos esos matrimonios de 80 mil años de casados que están como si fueran un mueble.

A la par de eso, no dejé de tener contacto con este chico, que estaba de vacaciones en su casa, de unas termas donde pensaba irme de vacaciones. Así que invité a mi hermano (porque Facundo no viaja nunca y no quiere por el tema de su mamá, así que nunca va de vacaciones) y nos fuimos con mi hermano a visitar a este chico, compañero mío de retiro, cambiando mi lugar de vacaciones ¿no? y sólo 5 días.

Hablábamos por teléfono todos los días, y orábamos juntos, y lógicamente como se lo debe imaginar, Padre, me enamoré de este muchacho, ¡que es seminarista! Y él, supuestamente, de mí también... pero su llamado al sacerdocio es especial, es muy místico, no sé explicarlo. Y tenía millones de problemas en su aceptación masculina, debido a un abuso sexual, así que eran sentimientos nuevos para él, y nuevos para mí, porque de ser siempre fría, comencé a sentir, sentir de todo, cosas increíbles, nunca tuve "ganas" de estar con alguien, de compartirle mis escritos (porque escribo, padre) o mi espiritualidad, y quería ofrecerle todo de mí, y compartimos todo, sé cosas de él que nadie sabe y él de mí...

Todo esto consciente de que caminaba a consagrarse, recién en segundo año de su seminario. Cuando fui a verlo a su casa, que nos invitó, en un momento en que quedamos solos, me regala un beso suyo, nunca amé así, padre, jamás. Pero ¿qué iba a pasar después de tener una experiencia sensible de un amor que yo era consciente que no lo iba a mantener?
¡Siempre aspiré a amar sin poseer, siempre aspiré a ese amor místico, perfecto, trascendental, que llena, porque Cristo me regalaba un corazón de carne!

Pero estaba Facundo del otro lado, y no lo iba a dejar, así que volví, me confesé de mi infidelidad, pero seguía charlando por teléfono con este chico. Charlando de todo. No pasaba día que no rezara para que el Señor ordenara mis sentimientos, este chico ni siquiera calza dentro de mis parámetros humanos acerca de quién podría enamorarme.

Traté de ahogar mis sentimientos de todas formas, hasta que ingresó al seminario, y los curas le prohibieron acercarse a mí, pero cuando él les expuso todo lo bien que le hacía amar a alguien… Le dieron su bendición. Son muy ortodoxos allá. Pero como su gran herida está en el amor y es enfermizamente escrupuloso, él sí intentó y pudo ahogar todo amor, ahora soy una más en su vida, una amiga de tantas, y me resulta increíble por tanto que charlábamos, me siento usada, como si fuera descartable, y lo acepto, pero ¿Dios me usaría así para sanar un alma de desecharme? Y ya no parece él, es tan frío, distante, que me siento como si tuviera mi corazón partido en mil, aunque nunca quise más que una especial comunión con él, a causa de su llamado.

Ayer decidí alejar de mí todo recuerdo, sentimiento, lo que sea que me haga saberme enamorada, y postrarme ante mi Señor para que me purifique, y que me sea claro el "por qué" de esto. ¿Dios lo dio para sacarlo? ¿Es del demonio? Hablé esto con el sacerdote que nos guió a los dos en los ejercicios, pero se encuentra muy lejos como para que sea mi director espiritual, y me dijo que sentía que el Señor estaba detrás, por cómo venia la mano, pero que siga con mi vida, porque notaba mi alma exhausta, entre éste, Facundo y una posible vocación religiosa.
Entiéndame, padre, que así no puedo comprometerme, y este sacerdote me dijo que me tome mi tiempo, por eso le dije a Facundo de suspender el compromiso, y hablé con él ese tema vocacional, lo otro no, por consejo del mismo cura, y de nuevo le rompí el corazón, y ahora me pide que antes de retomar proyectos confirme. Facundito... al no poder hacer ejercicios en otro lado, los hace por Internet y lo guían sacerdotes por el mismo medio.

Acá tengo un sacerdote que empezó a guiarme, y cuando le conté un sueño rarísimo que tuve, me dijo: pedíle a María la luz, y rezá. Entonces le pedí que orara también conmigo, y me agregó: ¿Querés que te diga los despelotes que tengo yo también? Así que a pesar de que también le pedí para hacer mi discernimiento con él, porque es el más espiritual de mi ciudad, encuentro puertas cerradas, sola totalmente, Padre... así que bueno.

Esa es la historia, padre, y estoy tentada en pensar que es mejor ser frío y calculador, por qué me siento traicionada, engañada... y bueno, ahora estoy en tratar de recuperar lo que eché a perder con Facundo y estemos bien, pero no entiendo por qué sufro tanto, tanto. Perdón por ser tan larga en contarle esto. María lo bendiga, Su hija
Jacinta

MI RESPUESTA

Querida Hija
.
Bien enredada está tu situación afectiva. Conviene al parecer, desensillar hasta que aclare. Tomarse tiempo. Pedírselo a Facundo sin explicar motivos. Pero cortar toda comunicación con el otro chico, que, al parecer no está claro consigo mismo.
He visto muy a menudo la conducta de algunos seminaristas que "coquetean" con chicas pero luego no se atreven a dar el paso de un compromiso firme con alguna y dan marcha atrás. En el galanteo se buscan a sí mismos y no advierten de lo que sus actitudes provocan en el alma y la sensibilidad femenina. O si lo advierten, lo toman más con cierta curiosidad que con compromiso amoroso efectivo, y no solamente afectivo. Ese seminarista no tiene nada real que ofrecerte, Es un espejismo. Y aunque no fuera seminarista no te recomendaría dejar a Facundo por otro.

En resumen: corta toda comunicación con aquél. Pídele un tiempo a Facundo para concretar el compromiso y explicándole que te sientes confundida desde ese retiro. Si él te espera, es porque él te ama. No importa lo frío que te parezca. Y la mujer que no sabe amar al que la ama, deja pasar de largo al que Dios le envía y al que Dios le confía como esposo, como le confió a Adán a Eva.

En el designio del principio, no es Adán para Eva, sino Eva para Adán. No es Facundo para ti, sino tú para Facundo. Y esto viene ordenado desde arriba así. Lo otro es el fruto prohibido que otra vez más ofrece Satanás a Eva.

Podría seguir explicando, pero ojalá que te baste esta explicación así esbozada, para comprender cuál es la verdadera situación espiritual y religiosa, que se ha oscurecido por la conmoción emocional de las pasiones y emociones tuyas y de ese joven.

Así ha nacido en tu corazón una acusación contra Facundo: es frío, no me manifiesta su simpatía ni su ternura. Creo que en ese joven todavía no bien definido, has encontrado un tipo de relación más cercana a la de una amiga que a la de un varón como Facundo.

Pero no está Facundo para cortejarte y halagar tus gustos. Ni para hacer las veces de amig-a tuya masculin-o. [Si bien es cierto que está bien, en el buen varón darle un trato de respeto y delicadeza a la mujer, como buen amigo]. Sino que estás tú, puesta como la esposa que Dios le ofrece a Facundo, para que le dé hijos por amor de esposa. Si él te ha respetado hasta ahora sin exigirte tener relaciones con él y si te ha pedido compromiso, eso es signo cierto de que te ama. Y si no amas a alguien que te ama, es tu corazón el que está mal. Se ha vuelto sobre ti misma. Te está engañando para que te ames más a ti misma que a Facundo. Eso es lo que intuyo que te está pasando. Un engaño con apariencia de bien. Todo bien demoníaco.
En esta cultura todo se ha puesto patas para arriba. Que el Señor te enderece el corazón

Jacinta: Eva fue creada para darle hijos a Adán como don de amor puro. Una mujer ama verdaderamente a un hombre, cuando es capaz de querer darle hijos como don de su amor. Ese amor puro, no es posible sin la gracia. Y la gracia viene por los sacramentos: Confesión, Eucaristía, matrimonio.
Al contrario, las mujeres de la cultura pagana, quieren un hombre para tener hijos que consideran propios y no para su esposo. Quieren un hombre para tener casa. Y ellos quieren casa para tener mujer. Ellas ponen a los hijos contra el padre y se alían con ellos contra el padre...

Y creo que el Padre que te ama, está empeñado en que no seas como ellas, sino como Él te soñó: más parecida a María que a Eva.
Tu padre

CUARTO CORREO DE JACINTA

¡Un gran avance! Jacinta reconoce que el amor de Facundo y el del seminarista no son iguales

4. PADRE MÍO:
El otro chico no me ama como Facundo, eso es una realidad que me di cuenta y lo sé. Pero eso es ahora, ya que al otro chico en su seminario lo apretaron bastante por el tema, y se anuló por completo ¿será de Dios? ¿Por qué, padrecito mío, porqué no puedo amarlo a Facundo como lo amaba antes? Yo no veía la hora de formar una santa familia... ¿Qué me ocurre? ¿Por qué no me llena ese amor? ¿Tan enferma estoy? Su hijita,
Jacinta

MI RESPUESTA

Hija mía
.
Lo tuyo no es enfermedad. Es tentación. Y una tentación que viene a caballo de una ignorancia acerca de la diferencia del amor [que es un acto de la voluntad] y de los sentimientos [que están en la sensibilidad]. Es sentimiento, emociones y pasiones que se imponen a tu razón y le ponen una venda a tus ojos para que no veas como amor el amor que te tiene Facundo y para que veas como amor el intercambio de sentimientos con ese chico. Tú, en todo este asunto de tu vocación, has tomado por guía tus propios sentimientos y deseos, y no la medida de la razón, que es la medida de la realidad.

La razón dice que las relaciones virtuosas y los vínculos, establecidos históricamente con un hombre que te quiere, es decir que quiere tu bien, es un asunto de fidelidad. Y que ante el deber de la fidelidad, la sensibilidad debe hacerse a un lado, y no manotearle el volante a la razón.

La razón permite ver la complejidad de los elementos y las personas en juego. Iluminada por la fe, discierne la voluntad de Dios. Y hasta es capaz de sufrir y sacrificar por ser fiel.
¿No será que tu amor a Facundo no estaba puro de egoísmo y necesita ser purificado? ¿Y no será que esta prueba la permite el Señor para que se purifique en el fuego de esta tribulación? A veces, sin darse cuenta, la hija de Eva puede hacerse “adicta” a sus sentimientos y sus emociones. No puede vivir sin ellos o sacrificarlos, de manera parecida a la del drogadicto.

Supongamos que tu amor no era puro, porque -no Facundo mientras te resultaba gratificante- sino el bien de Facundo no contaba, y me parece que aún no cuenta, verdaderamente para ti. Sino que lo que estaba en primer plano era tu amor a ti misma al nivel de tu auto-gratificación sentimental. Querías a Facundo como un bien para ti. Pero no querías - y quizás aún no quieres - el bien de Facundo como un bien para ti.

En este momento ¿puedes querer el bien de Facundo como un bien para ti? ¿Puedes entender que no tú, sino tu bien es un bien para Facundo? ¿Puedes entender que Facundo, no el bien de Facundo, era un bien para ti?

Y ahora te encuentras con otro más que resulta un bien para ti, que agita tu pasión y se presenta como un bien para sectores de tu alma, como la sensibilidad, la percepción estética, la gratificación en el trato, el halago de tu vanidad, etc.
Pero tampoco el bien de este X es un bien para ti. Sino que él mismo es un bien para ti. De hecho, no tiemblas ante la posibilidad de estar coqueteando con un seminarista, o permitiendo que un seminarista coquetee contigo. ¿Ése es el bien de X? ¿Será el bien que Dios quiere para él? ¿O será una tentación para mal de X? Sus formadores ¿te lo sacan a ti? ¿O convencidos de su vocación, defienden el bien de X viéndolo en peligro por una tentación tan común en el varón? ¿Eres capaz de tener en cuenta la posibilidad de que el bien de X no seas tú sino su vocación? ¿Y no tiemblas de estar echando mano como Eva al fruto prohibido, teniendo otro árbol en tu jardín?

A mi parecer, lo que te sucede es que no amabas bien a Facundo. Te parecía amarlo bien. Pero lo amabas bien solamente a medias. Amabas a Facundo con amor mezclado de concupiscencia y no con puro amor de amistad. Y de la misma manera amas ahora a ese chico, No con amor de amistad sino de concupiscencia.

El amor de amistad quiere el bien del otro como su propio bien. Y por eso puede sacrificarse por lograr el bien del otro, como cualquiera hace sacrificios por lograr bienes. Tú no estás siendo capaz de sacrificar-te por el bien de ninguno de los dos. Estás presa en tu incapacidad de amistad pura. Herida como hija de Eva por tu posesividad afectiva, quieres al otro para tu bien, aún a costa del otro.

¿Cómo distinguió Salomón a la verdadera madre del niño? Porque era la mujer capaz de renunciar a la posesión del niño, con tal de preservar el bien del niño. La otra mujer no era la verdadera madre, sino una ladrona de niños. Si Adán-Facundo ya no es un bien para ti, quieres ahora a Adán-X como bien para ti.
Pero y ¿el bien de ellos? ¿Es un bien para ti el bien de cada uno de ellos? No. Los quieres para ti. Porque, por lo visto, no te sabes ver a ti misma como estando en función del bien de otro, en función del bien de Adán F o X. Y lo mismo te pasaría con Adán Y o Z. Lo que tiene que cambiar es tu corazón. Esta prueba es para tu purificación.
¡No es Adán para Eva! ¡Eva es para Adán! Y Eva no será feliz si no se hace cargo del Adán al que Dios la destina. No es Eva la que reconoció a Adán. Es Adán el que reconoció a Eva: "Esta sí es carne de mi carne y hueso de mis huesos". Eva no se hizo a sí misma. Dios la construyó con un pedazo de aquél a quien estaba destinada. Sólo lo que Dios ha unido no lo ha de separar el hombre.
Volvamos pues a tu pregunta: "¿Por qué no puedo amarlo como antes a Facundo?". Voy a formular de nuevo mis hipótesis. Tú dirás si pueden ser verdaderas. A mi parecer, no lo puedes amar como antes, porque antes no lo amabas bien. Tu amor era todavía impuro. Mezclado de egoísmo. Facundo era el que te había rescatado de tu desesperación por tu soledad y del fantasma de la soltería para toda la vida. Te habías agarrado a él como a tu tabla de salvación. Había sido tu bote salvavidas.
Pero he aquí que ahora se presenta un yate que te parece mejor, más confortable, que satisface otras necesidades tuyas, que halaga otras partes de tu ser de Eva.

Entonces tu amor de antes a Facundo, ya no resiste la tentación, y la parte de egoísmo que había mezclada con aquél amor, como un remedio nuevo en paño viejo, tira de tu amor egoísta y lo desgarra.
La solución no está en dejar un amor egoísta por otro amor egoísta. La solución está en purificar de egoísmo el amor primero. Y eso se llama fidelidad. ¡No! No trates de volver a amar a Facundo como antes (como tú dices). Tienes que empezar a amarlo mejor. Con otro amor. Menos mal que a aquél amor que miras con añoranza indiscreta y te parece sano, empieza a madurarle el absceso y le revienta el pus.

Ahora es cuando puedes empezar a amar a Facundo como se debe y no con el amor posesivo y egoísta con que lo amabas antes. Amarlo porque te ama. Porque es el hombre de tu vida, el hombre que te envió el Padre, poniéndole a él en su corazón el amor a ti y el interés por ti. Naturalmente que también en Facundo podrá haber heridas del pecado original, propias del Adán pecador. También en él tendrán que reventar abscesos y padecerá las fiebres como te está pasando a ti ahora.
Eva sufre las penas de Eva. Y Adán las de Adán que son disimétricas. Tú ahora estás padeciendo las tuyas. La tentación de Eva es amarse a sí misma más que a aquellos a quien Dios la destina. Pero la felicidad a la que Dios la llama está en cuidar y procurar el bien de los que Dios le confía. Y no en apoderarse de los otros, poseerlos, y someterlos a sus intereses.
Medita esto y dime si te iluminó algo.
Tu padre

QUINTO CORREO DE JACINTA

Querido Padrecito:
Me sorprendió un poco su respuesta, pero estoy a ciegas y no puedo decirle que esto no es así, o al revés, solo que rezaré con especial atención a sus palabras, ya que como dice San Ignacio, en crisis no se puede tomar decisiones. Gracias por su respuesta, y por orar por mí en esta cruz que me consume, no dudo de que el Señor obrará en mí, porque mis oraciones son sinceras y puras, y solo quiero hacer su voluntad. ¡Que aleje al enemigo de mí! María, Madre lo bendiga
Su hijita


MI RESPUESTA

Jacinta:
Las emociones fuertes ciegan la razón. Los bienes sensibles no siempre son bienes para la voluntad, la cual examinándolos con la razón, ve que no son del todo buenos y a veces son malos. Los afectos desordenados son ciegos. Por eso lo que te digo te sorprende. Pero lo que te digo es la verdad divina acerca del amor. Y fuera de esa verdad no hay verdadero amor.

El gusto, es decir, el sentimiento, determina la visión: "Gustad y mirad la bondad del Señor"; "Eva vio y probó, probó y vio"
Que Jesús te sane los sentimientos y la razón. Mejor que te haya pasado esto ahora y no después de casada. Intuyo que Facundo no es perfecto, pero dudo de que otro te quiera como él... aún sin conocerlo y por lo que me dices, es lo que siento. El Señor sabe si me equivoco. Y quizás tú misma lo puedes saber...
Bendiciones, tu padre en el Señor

LA TENTACIÓN VENCIDA

El último correo de Jacinta: Se puede apreciar cómo ha aprendido a no guiarse por la sensibilidad halagada, sino por la lectura de los hechos objetivos, apreciándolos con su inteligencia y basando en ellos las decisiones de su voluntad. Ha visto por fin los hechos que demuestran el amor que Facundo le tiene, garantizado por el respeto, el perdón y la relación casta, en la que puede crecer un amor, fundado en la comunicación de bienes, en la amistad, y no en sentimientos pasajeros, o en el halago de la vanidad espiritual. Un conocimiento de sí misma que es gracia de Dios, le permite ponerse en guardia contra sus propias debilidades y los engaños del enemigo. ¡Gracias Padre, que has dado la victoria a tu hija sobre el enemigo de la mujer! Ella, como hija de María, le pisa ahora la cabeza.

Y de parte del varón, se muestra también en esta circunstancia que Dios había puesto en su corazón el amor por Jacinta, el deseo de su bien, el sufrimiento con su mal, y la comprensión para su debilidad de hija de Eva.

Para los que aman a dios todas las cosas cooperan para el bien. Aún las tentaciones. Ellas nos muestran nuestros puntos débiles, nuestros defectos, pero también el poder del auxilio del señor. Este es el "happy end" de los que viven en gracia.

6. ¡HOLA PADRECITO MÍO EN CRISTO!

Le cuento rápidamente mi vida después de su consejo. Lo razoné. De a poco las cosas se prestaron para que tomara una decisión. Así que bueno... empecé a mirar que el seminarista en cuestión solo me buscaba cuando necesitaba la contención que no tenía o no percibía y después desaparecía, ya sea espiritual o afectivamente, y de usar y apropiarse.

No sé si me explicaría bien con esta comparación, pero algo así como una garrapata espiritual, que terminaba asfixiándome y sacándome la libertad, y se aprovechó de mi condición de poca estabilidad en ese instante de mi vida... y yo, encontraba lo que la concupiscencia me demandaba: ¡halagos y palabras bonitas, sin enfrentar una realidad! ¿Me explico, padrecito mío?
Luego de su correo, empecé a verlo de otro modo, y después empecé a tomar distancia, pidiéndole que por favor no me moleste. Y retomar así con Facundo una relación casi rota, en total crisis y a punto de terminarse... supo recibirme con los brazos abiertos sin dejar de decirme la verdad: que me equivoqué realmente. Ese es el amor, padre, el amor siempre dice la verdad, espera y es paciente.

Y acá estamos, orando juntos, y en un buen momento en nuestro noviazgo, porque juntos, en un amor casto, queremos vivir en Él y para Él, que como Usted sabrá muy bien, hace Nuevas Todas Las Cosas.
En fin... esto es en resumidas cuentas... el dolor que me causó mi pecado fue enorme, pero lo entregué al Señor, porque hice sufrir más todavía a Facundo

Ahorita estoy en mi casa, padrecito, hoy me dan el alta porque me contagié de gripe A y estuve en tratamiento una semana y aislada sobre todo... pero ya estoy algo mejor, las pastillas son realmente fuertes, así que mi debilidad corporal es normal je
je!
¡Que María lo bendiga!
Lo quiere su hijita
Jacinta

Después que le envié a Jacinta en archivo nuestro intercambio de mensajes me respondió:

7.
QUERIDO PADRECITO:

He leído el archivo, es difícil el momento que pasé. Un corazón sano ama más y mejor, y estoy dando esos pasos en confiar en el Poder de Dios sobre mi... leyendo esto, me doy cuenta qué afortunada que fui al ser rescatada por las mismas Manos de Dios de semejante "lio" ¿no?

De ser por mí, allí mismo hubiera quedado tirada, caída en el enorme pozo de las tentaciones y en el río de la pasión, que corre llevándose todo a su paso...

Estoy bien, padre, algo herida, porque la sanidad viene en procesos... pero avanzando y es lo que importa. Mi Señor hace nuevas todas las cosas... y mi felicidad es una felicidad de lago... mansa, calma, bella... que me permite tener un corazón de Adoración. Amar a mi Cristo ya no me aleja de Facundo sino que me integra más a él.

Mañana con más serenidad lo voy a releer, pero así como está me parece bien claro y sobre todo fidedigno. Sé que a varias muchachas les ocurrió lo mismo que a mí.
Ah! Me gusta mi apodo, Jacinta, ja ja! es el nombre de mi mejor amiga en Cristo!
Un abrazo de hija a su corazón de padre... que María, madre nuestra lo bendiga
Su Hijita
Jacinta

Y meses después, superada la tormenta de la tentación, Jacinta me escribe contándome lo siguiente:

8.
¡HOLA QUERIDO PADRE MÍO! ¿CÓMO ANDA? ¿QUÉ ME CUENTA? ¡LO TENGO PRESENTE EN MIS EUCARISTÍAS DIARIAS! Le estoy eternamente agradecida por ayudarme espiritualmente siempre, siempre, siempre que lo necesité. Rezo en especial en este año sacerdotal por Usted.
Le cuento que estoy bien, preparando mi trabajo final para recibirme y sigo con mi carrera. Estoy trabajando con Facundo, mi novio, que ya está recibido, y compartimos una oficina en la ciudad. Dicho sea de paso, ¡Será pronto la fiesta patronal! Bueno, padrecito, no le robo más de su valioso tiempo, hoy estuve escuchando unos audios suyos del blog del diácono Jorge Novoa, ¡muy hermosos por cierto! Un abrazo de hija a su corazón de padre. Unidos en cada Eucaristía.
Su hija, Jacinta

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