Durante el rezo del Ángelus este domingo 27 de marzo, al que acudieron 30 mil personas, el Papa Francisco destacó que, al igual que el padre del Hijo Pródigo, Dios “perdona siempre”, y aseguró que no sabe hacerlo “sin hacer una fiesta”.
Al reflexionar en el pasaje del Evangelio de este domingo de San Lucas,
el Santo Padre dijo que “Dios siempre perdona con
compasión y ternura”, y que somos nosotros los que nos cansamos de pedir
perdón, pues el nunca de cansa de perdonarnos.
Meditando acerca de la parábola del Hijo Pródigo, señaló que “el problema del hijo mayor consiste en basar su relación
con el Padre en la pura observancia de los mandatos, en el sentido del deber.
Vivir una religión distante, hecha de deberes y prohibiciones, es un problema
que puede afectar a cualquiera de nosotros”.
A continuación, aseguró que “la consecuencia
de esta distancia es la rigidez hacia el prójimo, que ya no se ve como un
hermano. En la parábola, de hecho, el hijo mayor no le dice al Padre hermano
mío, sino hijo tuyo. Y al final, es él quien se arriesga a quedarse fuera de la
casa”.
El Papa Francisco defendió que “es necesario
celebrar, mostrar la cercanía a los que están en crisis o alejados, ayudándoles
así a superar el miedo y el desánimo derivados del recuerdo de sus errores”.
“Los que han hecho el mal se sienten a menudo
reprobados por su propio corazón; la distancia, la indiferencia y las palabras
urticantes no ayudan. Por eso, según el Padre, es necesario ofrecerle una
cálida bienvenida, que le anime a seguir adelante. ¿Y lo hacemos? ¿Buscamos a
los que están lejos, queremos celebrarlo con ellos?”, animó el Papa a preguntarse.
“Cuánto bien puede hacer un corazón abierto, una escucha verdadera, una sonrisa transparente; hacer que la gente se
sienta feliz, no incómoda. Dios no puede perdonar sin hacer fiesta”,
aseguró.
Asimismo, el Papa explicó que “quien tiene
un corazón en sintonía con Dios, cuando ve el arrepentimiento de una persona,
por muy graves que hayan sido sus errores, se alegra. No se queda quieto ante
los errores, no señala con el dedo el mal, sino que se alegra del bien, porque
el bien del otro es también el mío”.
LA ALEGRÍA DE LA VUELTA
A CASA
El Papa recordó también la historia de una “obra de arte pop” de hace unos años inspirada en la historia
del Hijo Pródigo, en la que un amigo dijo al hijo que se había escapado de casa
que escribiera una carta al Padre preguntándole si de verdad se alegraría en
caso de volver arrepentido.
En la carta, el hijo le pidió que, si así fuera, sacara un pañuelo
blanco por uno de los balcones de la casa. Y cuando el hijo se acercó a la casa
de su padre, vio que no sólo había un pañuelo, sino que de todas las ventanas
colgaban pañuelos blancos. “El Padre nos
recibe así, con plenitud y alegría”, dijo
el Papa.
SALUDOS Y ANIVERSARIO
DEL URBI ET ORBI POR EL FIN DE LA PANDEMIA
Al concluir, el Santo Padre saludó a los participantes de la maratón de
Roma y explicó que “este año, desde Athletica
Vaticana, muchos atletas se han comprometido con iniciativas de solidaridad
para ayudar a los más necesitados”.
También recordó el aniversario de dos años de la bendición
extraordinaria Urbi et Orbi para pedir el fin de la pandemia.
“Hace dos años, en esta plaza, elevamos la súplica por el fin
de la pandemia. Hoy lo hemos hecho por el fin de la guerra en
Ucrania”.
“A la salida de la plaza, les ofrecerán un libro de
la comisión vaticana covid19 y el dicasterio de la Comunicación, para
invitarles a rezar en los momentos de dificultad, sin miedo, teniendo siempre
fe en el Señor”, concluyó.
POR ALMUDENA
MARTÍNEZ-BORDIÚ | ACI Prensa
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