UNA IMPACTANTE HISTORIA DE CRISTO EN LA EUCARISTÍA.
¿Perros policía detectaron vida dentro de un sagrario? Los católicos creemos que Cristo está realmente presente en la
Eucaristía y no necesitamos pruebas de ello. Y sin embargo, Dios nos regala
testimonios como los milagros eucarísticos o acontecimientos asombrosos como el
de esta historia.
Hace
varios años circula por internet una bellísima historia escrita por un
sacerdote identificado como el padre Arthur Byrne.
El
párroco en cuestión narra lo siguiente:
“En la noche del último día de su visita a los Estados Unidos en octubre
de 1995, estaba previsto que Juan Pablo II saludara a los seminaristas en el
Seminario de Saint Mary en Baltimore. Había sido un día muy completo que
comenzó con una misa en el Oriole Park de Camden Yards, un desfile por las
calles del centro, una visita a la Basílica de la Asunción, la primera catedral
del país, un almuerzo en un comedor de beneficencia local dirigido por
católicos. Organizaciones benéficas; un servicio de oración en la Catedral de
María Nuestra Reina en el norte de Baltimore; y finalmente una breve parada en
el Seminario de Saint Mary.
El horario era apretado, por lo que el plan era simplemente saludar a
los seminaristas mientras estaban afuera en los escalones. Pero el Papa se
abrió paso entre sus filas y entró en el edificio. Su plan era primero hacer
una visita al Santísimo Sacramento.
Cuando se dieron a conocer sus deseos, la seguridad entró en acción.
Barrieron el edificio prestando mucha atención a la capilla donde rezaría el
Papa. Para ello se utilizaron perros altamente entrenados para detectar a
cualquier persona que pudiera estar presente.
Los perros están entrenados para localizar sobrevivientes en edificios
derrumbados después de terremotos y otros desastres. Estos perros muy
inteligentes y ansiosos pasaron rápidamente por los pasillos, oficinas y aulas
y luego fueron enviados a la capilla. Subieron y bajaron por el pasillo,
pasaron los bancos y finalmente entraron en la capilla lateral donde está
reservado el Santísimo Sacramento.
Al llegar al tabernáculo, los perros olisquearon, gimieron, señalaron y
se negaron a salir, con la atención fija en el tabernáculo, hasta que los
llamaron sus cuidadores. Estaban convencidos de que habían descubierto a
alguien allí.
Nosotros,
los católicos, sabemos que tenían razón: ¡Encontraron
una Persona real y viva en el tabernáculo!”.
¡Qué hermosa historia! ¿Tú qué crees?
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