LA HERMANA MIRIAM, POSTULADORA EN POLONIA DE LAS MÁRTIRES ISABELINAS, EXPLICA QUE SIENTE QUE ELLAS LE AYUDAN EN SU TAREA.
Un proceso de beatificación
relativamente rápido, de apenas 10 años, ha llevado a los altares a 10 religiosas asesinadas en Silesia, región de Polonia, entre febrero y mayo de 1945 por tropas soviéticas, del
Ejército Rojo,
varias de ellas tras haber sufrido torturas, violaciones y otras violencias. El
Papa Francisco firmó este pasado fin de semana el decreto que
reconoce que su muerte fue martirio causado por el odio a la fe. Son, pues, mártires y
víctimas de la violencia del comunismo.
Un repaso a los nombres de las
mártires encuentra apellidos polacos y alemanes: Paschalina
Jahn, Maria Edelburgis Kubitzki, Maria Rosaria Schilling, Maria Adela Schramm,
Maria Sabina Thienel, Maria Sapientia Heymann, Maria Adelheidis Töpfer, Maria
Melusja Rybka, Maria Acutina Goldberg y Maria Felicitas Ellmerer.
CIEN RELIGIOSAS MUERTAS
O DESAPARECIDAS: 10 BIEN ESTUDIADAS
La mujer que ha investigado sus
historias es la religiosa isabelina Sor Miriam Zajac, la postuladora de la causa.
Entrevistada en 2013 (aquí, en polaco)
explicaba: "Comencé a buscar información sobre
hermanas asesinadas o desaparecidas. Encontré más de 100 casos de este tipo muy
rápidamente, en Glubczyce, Prudnik, Wroclaw, Korfantów, Polska Wieś.
Se decía que eran religiosas alemanas, pero eran silesias".
En realidad, muchas -pero no todas- las religiosas asesinadas eran,
efectivamente, católicas de etnia alemana (como se ve en sus
apellidos). Algunas habían llegado allí huyendo de
otras regiones a medida que avanzaba el Ejército Rojo.
Ya se sabía que los soviéticos violaban sistemáticamente a las mujeres alemanas o de etnia alemana camino a Berlín. Pronto se
supo que también violaban en masa a las polacas a
las que supuestamente venían a "liberar". Las autoridades soviéticas pedían a las tropas
que se autoabastecieran saqueando Polonia. Robar el ganado o grano de los
granjeros y violar a las mujeres formaba parte del mismo saqueo.
UN MAR DE VIOLENCIA:
QUIZÁ 100.000 POLACAS VIOLADAS POR SOVIÉTICOS
Una vez cayó Berlín, los mandos
soviéticos emitieron órdenes de reunir y trasladar a todas las alemanas
capturadas, lo que limitó parcialmente el seguir violándolas. Pero durante
meses no hubo ninguna norma impidiendo el seguir violando a las polacas.
Los investigadores que más han
estudiado estos hechos, Joanna Ostrowska y Marcin Zaremba de la Academia Polaca
de Ciencias, no se atreven a dar la cifra de polacas
violadas por los soviéticos, pero no descartan las cien mil.
Habría que añadir las mujeres de etnia alemana en suelo polaco.
Las isabelinas, en sus
comunicados sobre estas mártires, reconocen que la violación era una práctica
común contra polacas o alemanas, pero en el caso de las religiosas consideran
que "particularmente feroces fueron las violaciones
a quienes vestían hábito religioso”.
Importante para beatificar a
estas religiosas es haber probado, por cartas y testimonios, que sabían que la
llegada del Ejército Rojo traería consigo tropelías, y que pese a eso decidieron quedarse con los niños, enfermos y ancianos que cuidaban.
Sor Miriam Zajac detalla que de muchas de las cien religiosas que empezó a investigar no se sabe gran
cosa, excepto que fueron deportadas y desaparecieron por el camino a Siberia,
probablemente muertas. "También ellas son
mártires", señala.
Pero la Iglesia necesita nombres
concretos e historias concretas y, sobre todo, datos sobre la muerte del
mártir. Las isabelinas decidieron centrarse en 10 hermanas que
pudieron documentar bastante bien.
Investigar sobre aquella época de matanzas y violaciones es difícil, muchos
querían olvidar, hablar de violaciones era tabú, las autoridades comunistas
polacas lo ocultaron por décadas. Pero en el caso de las isabelinas, sus
superioras habían ordenado a las supervivientes y a
otros testigos poner por escrito los hechos al poco de producirse.
Así, sabemos que Sor M. Rosaria (Elfrieda) Schelling fue asesinada el 23 de febrero de 1945 en
Nowogrodziec (Neuburg, en alemán), con 37 años. Era de
familia protestante, pero se había convertido al catolicismo y había entrado en
las isabelinas con 21 años. A última hora de la noche del 22
de febrero, tres soviéticos la sacaron del refugio antiaéreo donde se escondía
con sus alumnos. Esa noche unos 30 soldados soviéticos la violaron
brutalmente. Moribunda, regresó a
su refugio. Según los testigos, un comisario soviético quería quedarse con ella
y le había ordenado que no se alejara, pero ella
intentó marchar y el soviético, enfurecido, la mató de un disparo.
Sor M.
Adela (Klara) Schramm murió con los enfermos a los que servía en Godzieszów el 25 de febrero
de 1945. Era la superiora de esa comunidad. Había ordenado a las hermanas más
jóvenes que se fueran. Ella se quedó para cuidar de enfermos ancianos que no
podían ser evacuados. Los soviéticos la mataron a
ella y a los enfermos y al matrimonio de granjeros de Maria y Pawel Baum que
los acogían. No se conoce su
tumba.
La hermana M. Sabina
(Anna) Thienel fue
asesinada en Lubań el 1 de marzo de 1945. Se sabe que había rezado mucho
pidiendo a Dios que preservara su virginidad. Parece que Dios le concedió al
menos esa gracias, porque murió de un sólo
disparo que atravesó la puerta y llegó directo a su corazón. Sor
Miriam Zajac logró encontrar su tumba en el cementerio católico de Lubań
gracias a las religiosas de otra orden que ocuparon la antigua casa de las
isabelinas.
"CRISTO ES MI
NOVIO, PUEDES DISPARARME"
La religiosa que da nombre a la
causa es Paschalina Jahn. Hizo sus primeros votos como isabelina en 1939, con
23 años, el año en nazis y soviéticos se repartieron su Polonia natal. En marzo
de 1945 sus superioras la intentaron enviar a territorio checo, para alejarla
del peligro. Un soldado soviético la encontró en su refugio y trató de
violarla. Era una casa con varios testigos civiles y otra
religiosa, y el párroco del pueblo contó luego los detalles.
Con la cruz de su rosario en la
mano, la religiosa dijo al agresor: "Uso hábito sagrado y nunca iré contigo". El soldado le advirtió que estaba dispuesto
a matarla con su arma. Ella entonces se puso de rodillas, pidió perdón a todos los presentes y mirando
un crucifijo dijo: "Pertenezco a Cristo, Él es
mi Novio, puedes dispararme". Recibió
un disparo en el corazón. Enterrada en el cementerio parroquial de Zöptau, la
población local la bautizó como «la rosa blanca de
Bohemia».
Sapientia Heymann era la mayor del grupo: fue
asesinada con 75 años. Un soldado le pegó un tiro en la sien mientras ella le suplicó que dejara en paz a otra religiosa más joven.
Maria Acutina Goldberg y Melusja Rybka
murieron intentando defender a otras mujeres. Goldberg
intentaba llevar un grupo de huérfanas a otra ciudad, cuando un grupo de soldados borrachos las agredieron y la
mataron. Rybka intentó defender a una joven de un militar.
En 2013 la postuladora decía: "sinceramente, tengo la sensación de que las
hermanas me ayudan en mis acciones relacionadas con el juicio. Puedo
sentir su ayuda. Siempre que tengo un problema y recurro a ellas en busca de
ayuda, surge una solución casi de inmediato. Quieren mostrar su
testimonio de fe". Sus tumbas ya son lugares de peregrinación tanto
de polacos como de alemanes, a menudo descendientes de los que vivieron en esa
zona.
Las isabelinas decidieron empezar
el proceso de beatificación en 2009. Se inició solemnemente en 2011 en la
catedral de Wroclaw, con el arzobispo, hace diez años. El proceso diocesano
terminó en 2015 y se remitieron los expedientes a Roma. Con el decreto firmado
por el Papa el 19 de junio, se reconoce el martirio y se empieza a pensar en la
fecha para la beatificación.
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