El párroco de la parroquia San José Obrero de Barranco (Perú), P. Pedro Ceriani Rotondi, recordó la importancia de la tradicional devoción a los dolores y gozos de San José y resaltó el origen de estas reflexiones en torno al papel del santo en la vida de Jesús.
En el marco del Año de San José convocado por el Papa Francisco, el P.
Ceriani recordó que en los devocionarios populares dedicados al padre adoptivo
de Jesús ocupan un lugar de importancia “los siete
dolores y gozos de San José”, que es de “las
devociones más antiguas y más difundidas”.
El sacerdote de los Oblatos de San José indicó que en el libro “Sumario de las excelencias del glorioso San José esposo
de la Virgen María” del presbítero carmelita Jerónimo Gracián, de 1597,
se señala que “dos padres de la orden de San
Francisco estaban navegando y el barco en que viajaban se había hundido con 300
personas”.
“Los dos cogiéndose de una tabla estuvieron en el
mar durante tres días y tres noches a la merced de las olas del mar. En esta
circunstancia se encomendaron a San José, del cual eran muy devotos”, agregó.
El P. Gracián indica en el libro que al tercer día se les apareció en la
misma tabla un joven que los saludó amablemente, “los
reconfortó ya que estaban muy desanimados e hizo que aumentaran las fuerzas de
sus miembros decaídos y así pudieron llegar sanos y salvos a la orilla”.
“Los buenos frailes llegando a tierra agradecieron
a Dios por tan grande beneficio y suplicaron al joven que los había acompañado
de decirles su nombre. Él declaró ser San José, les reveló sus grandes dolores
y alegrías que estaban descritas en los siete misterios hacia los cuales hay
tanta devoción, y prometió ayudar y favorecer en todas sus necesidades a
aquellos que cada día recitaran en memoria de estos misterios 7 Padre Nuestros
y 7 Avemarías”, agregó.
El P. Ceriani indicó que la fórmula actual de esta devoción la
desarrolló el sacerdote redentorista, Beato Genaro Sarnelli, que “completó las oraciones con siete momentos de gozo
experimentados por San José”, y resaltó que 1819 el Papa Pío VII aprobó
esta oración.
“Esta devoción está estructurada sobre la
correspondiente devoción a la Virgen Dolorosa, poniendo en forma paralela los
dolores y los gozos que no faltaron en la vida de San José”, agregó.
El sacerdote indicó que la devoción hace referencia al himno “Te Joseph celebrent” donde se señala: “Tú abrazas al
Señor nacido, lo llevas prófugo a tierras extranjeras de Egipto, lo buscas y lo
encuentras después de haberlo perdido en Jerusalén, mezclando los gozos con las
lágrimas”.
Además, indicó que la invocación tiene dos partes, la primera “se evoca un hecho de la infancia de Jesús y el dolor y
el gozo que San José experimenta”.
“En la segunda parte se pide el poder vivir en
unión con Jesús y María, vivir las virtudes domésticas a imitación de la
familia de Nazaret y finalmente gozar de la presencia de Jesús y María en el
momento de la muerte y poder gozar de la patria celestial”, señaló.
El P. Ceriani resaltó que la finalidad de esta devoción es “recordar los misterios en los cuales San José está
directamente involucrado junto con María” y señaló que su importancia
consiste en que fue elaborada “teniendo como
referencia los misterios de la vida oculta de Jesús, por lo tanto, es
Cristocéntrica y tiene fundamento en la Sagrada Escritura”.
“Es importante recordar que los misterios de la
vida oculta de Jesús forman parte del Misterio de la Encarnación y preparan el
Misterio de la Redención”, agregó.
El sacerdote indicó que es por esa razón que San Juan Crisóstomo llama a
San José el “Ministro de la Salvación”, título que se confirma “en la exhortación apostólica Redemptoris custos
del año 1989”.
“Esta devoción no es sólo un acto de culto a San
José, sino que subraya los misterios de la infancia de Jesús, donde San José
tiene un rol protagónico junto a la Virgen María”, agregó.
Finalmente, el P. Ceriani indicó que estas meditaciones deben ayudar “a profundizar el rol paterno de San José y su dedicación
total al Misterio de la Encarnación como custodio del Redentor y verdadero
esposo de María”.
“Su práctica puede ser propuesta a las familias que
pueden ver en Jesús, José y María el modelo para todas las familias
cristianas”, concluyó.
Esta devoción contempla los siguientes gozos y
dolores:
1. El misterio de la encarnación y San José (Mateo
1, 18-25)
2. El nacimiento de Jesús (Lucas 2, 1-20)
3. La circuncisión de Jesús (Lucas 2, 21)
4. La presentación en el templo y la profecía de
Simeón (Lucas 2, 22-28)
5. La huida y permanencia en Egipto (Mateo 2,
13-18)
6. El retorno de Egipto y el regreso a Nazaret
(Mateo 2, 19-23)
7. Jesús hallado en el templo entre los doctores
(Lucas 2, 41-50)
POR HARUMI SUZUKI
| ACI Prensa
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