¿La señal te falla para conectar con Dios? Creo que todos en este tiempo hemos tenido que revisar nuestro plan de datos o quizás mejorado el servicio de Internet en nuestra casa.
Algunos han tenido que comprar
más cable, algún repetidor de señal, ver cuál es el lugar de la casa donde
llega mejor la señal y mover su oficina o el escritorio de los chicos ahí para
poder desarrollar las clases o trabajos de la mejor manera.
Esta situación tan común en
estos días, me sirve como ejemplo para hablar de algo fundamental y necesario
en nuestra vida: nuestra conexión con Dios.
En la Biblia encontramos esta
invitación del Señor: «Mira que estoy a la puerta y
llamo, si alguno oye mi voz entraré en su casa, cenaré con él y él conmigo» (Ap.
3,20). Queda claro que Dios quiere entrar en contacto con nosotros.
DIOS NO SE CANSA DE TOCAR A LA PUERTA DE NUESTRA
VIDA
Ahora podríamos decir que no
se cansa de timbrarnos o de enviarnos mensajes. Pero no es un amigo inoportuno,
sino un amigo que con reverencia espera a que nosotros le abramos la puerta.
No
va a irrumpir, ni va entrar a la fuerza, Él espera pacientemente. Dicho esto,
comencemos por revisar cómo está nuestra conexión con Dios. Menciono algunas
posibilidades sin que esto agote otras:
— Mi señal es
buena, mantengo una buena comunicación con Dios, me esfuerzo por estar en
contacto con Él, con las dificultades propias de cualquiera, pero con el deseo
de mantenerla y mejorarla.
— Estoy en un
lugar donde no hay cobertura. Me he alejado de Dios, por diversas razones, y en
este momento estoy buscando conectarme con Él, como quien busca señal.
— Quizás mi
señal es débil (algunas veces se conecta otras veces no). Porque no sé cómo hacerlo,
no tengo el hábito de buscar a Dios, o quizás no se dónde encontrarlo.
— Mi señal es
muy inestable. Basta algo complicado para que se pierda. Si me entero de alguna
cosa mala de la Iglesia, por ejemplo, ya no siento ganas de saber nada de Dios.
Quizás aparecen
otros planes más atractivos, y lo dejo a un lado. En algunos casos, debido a
mis problemas me alejo de Él, en otros me olvido de Él en medio de la bonanza.
— Me he colgado
de la señal de otros. Puede ser que sea de los que diga: «Ya mi esposa reza por
todos aquí en la casa». En este asunto, recordemos que la relación con Dios no
funciona de esta manera, esta se construye de manera personal.
— No tengo
conexión con Él: otra posibilidad es que haya cortado mi relación con Dios. Lo
he «bloqueado» como esos números que llaman a ofrecernos algo que no queremos.
Ahora que leíste
estas opciones: ¿cuál crees que es la tuya? si tu señal es débil,
¿estás haciendo algo para mejorarla?, ¿tienes buena cobertura?, ¿trabajas para
acercarte a Él?
DIOS QUIERE CONECTARSE CONTIGO A PESAR DE TUS
EXCUSAS
Sea cual sea tu caso recuerda
dos cosas: Dios quiere conectarse contigo y nos ha dado muchas
maneras para poder hacerlo. Llama
una y otra vez, como el evangelio que nos habla del jornalero que sale a
contratar por la mañana, a mediodía, por la tarde, y hasta el anochecer.
Dios nos ama tanto que no solo
nos dejó toda la creación para que al contemplarla podamos ir hacia Él, sino
que envió a su Hijo, Jesús, Dios hecho hombre, a salvarnos.
Él caminó dando testimonio de
este amor, y llegó a dar su vida por cada uno de nosotros, para que esa
«conexión» rota por el pecado pudiera ser sanada para siempre. Para que sepamos
que ahí tenemos un canal abierto y constante para volver al Padre.
Pero como Dios nos sorprende
siempre, no contento con eso, ¡nos dejó la
Eucaristía! el don de su presencia real. Si estás buscando la manera de «reconectar» con Dios, te recomiendo el curso
online «Aprende a orar con las Sagradas Escrituras». ¡Puede ser de gran ayuda si no sabemos por dónde
empezar!
ABRE EL CORAZÓN, DIOS TE ESPERA SIEMPRE
Si tu conexión con Dios no
pasa por un buen momento, ¡abre el corazón! Jesús
nos dejó la oportunidad de entrar en contacto con Él siempre, ¿no es esto maravilloso? Recuerda que en el
sacramento de la Eucaristía su presencia es real, y que puedes acudir también a
la confesión para hacer borrón y cuenta nueva.
Pero la cosa no se queda ahí.
Fundó la Iglesia y le dio a ella la potestad de poder cuidar y guardar los
sacramentos, de ser ese puente que nos permite obtener su gracia.
Usando el ejemplo, nos permite
volver a Él una y otra vez. Nos dejó la Sagrada Escritura, que es Palabra viva
y eficaz. Ahí Dios nos da a conocer, quién es Él y cuál es el plan de salvación
para cada uno de nosotros.
¡Además
nos dejó a Santa María, Madre de todos! Quién mejor que ella para acercarnos
con dulzura a Jesús. Por medio de Ella podemos
también llegar a activar esa conexión con Dios. Ella nos enseñó a relacionarnos
con su Hijo, a preguntarle a Dios y a pedirle, como lo hizo en las Bodas de
Caná.
Vemos que Dios no solo quiere
estar en contacto con nosotros, sino que pone todos los medios en el camino de
nuestra vida para que esta conexión se dé.
En este tiempo, donde nos
hemos replanteado tantas cosas, qué tal si nos proponemos mejorar nuestra conexión
con Dios. Estoy convencido que será de gran ayuda para ti y tu familia. ¡Ánimo, solo hace falta tu sí!
Escrito por Padre Enrique Granados
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