He cumplido 72 años y que mejor regalos de Dios Padre el haberme
regalado a Jesús diariamente en la Eucaristía.
Hace 72 años Dios me regaló la vida
al enviarme a este mundo, donde me recibieron los padres que Él también me regaló,
pero luego de mi conversión, nuevamente me regaló la Vida Eterna que había
perdido… trataré de merecerla para no defraudarlo. Que mejor regalo puede darme
Jesús al haber muerto para salvarme. Que mejor regalo el haber compartido a su
Madre María conmigo, pobre pecador. Y qué decir del regalo de poder trabajar
para Él con el Grupo Católico de Oración por los Enfermos “Si Señor”, que cada
día crece, se une y fortalece más en el Amor de María, llevando alivio, en el
Nombre de Jesús a tantos enfermos que lo necesitan.
Que mejor regalo el de poder llegar
a Él siempre por nuestra Bienaventurada y siempre Virgen María. Gracias Señor…
no merezco tanto.
Cada vez que iniciamos nuestras
reuniones de Sanación de amor en Cristo, le pedimos a Dios Padre para llegar a
Él a través de Jesús y María nuestra mejor intercesora. ¿Por qué digo que pedimos permiso?, pues, porque sabemos que
donde hay dos o tres reunidos hablando de Dios, Él está ahí en medio. Es por
eso que le pedimos que nos engría en el Amor de María, y que no solo Él se
sienta Padre sino que Ella también se sienta Madre, y quizás hacerle recordar cómo
se engreía Jesús con Ella.
Da pena ver como algunos hermanos
separados la desprecian y no la aceptan en toda su magnitud celestial. Es muy
difícil, que algo que les inculcaron desde pequeños, lo podamos cambiar los católicos,
que no somos, en general, un buen ejemplo de ser buenos católicos. Pero creo
que si podemos hacer algo: podemos empezar a inculcar el Amor de María a
nuestros hijos desde pequeños, así como hacen los evangelistas al revés, y con
el tiempo tendremos a muchos buenos católicos, por que quien camina con María…
camina con Jesús, porque Ella está siempre en su corazón.
Quiero agregar que, al menos en mi
generación, cuando queríamos algo de papá recurríamos a mamá. “Mamá dile a mi papá…” Esta frase, al menos para
mí, era una frase célebre, y ahora, que mi madre terrena está gozando de la
gloria de Dios, ha cobrado nuevamente vigencia y con mucha fuerza, parece que a
falta de una he recibido otra. Todo lo que pido a Dios, lo hago a través de
María y funciona.
Este amor por María, se incrementó
en mí en la comunidad en la que serví durante cuatro años. El padre colocó la imagen
de la Virgen en la parte más alta de sus instalaciones, y también aprendí a
amarla más a través de mi servicio en el Monasterio del Carmen.
Pero no solamente debemos ponerla
en lo más alto de un edificio, sino en lo más alto de nuestro corazón, después
de Dios Nuestro Señor. Debemos reconocer que en su Fiat (Si) nos abrió las
puertas del cielo, porque parió a un Dios llamado Jesús que es el Camino, la
Luz y la Vida, Él es Luz, Amor y Paz.
Entonces…
¿QUÉ ESPERAMOS PARA
HOSPEDARLA EN NUESTRO CORAZON PARA SIEMPRE?
En una visita a una profesora con
problemas de salud. Tuvimos una experiencia preciosa, un testimonio que no
puedo callar. Llegamos a su hogar e iniciamos las oraciones. Pasaron unos
minutos y se acercó al grupo una niña de unos quince años. Era la hija de la
profesora que llegaba de la calle y no sabía lo que hacíamos en su casa.
Calladamente se incorporó a la oración, pero noté algo raro, me miraba con una
atención muy especial y su vista la dirigía a mi boca, como interesada en no
perderse nada de lo que estaba hablando. Me acerqué a su mamá y le pregunté si
su hija sufría de algo, y esta me contestó que se había quedado sorda desde los
cinco años por unas fiebres altas debidas a una meningitis, y que sabía leer
los labios. Noté también que llevaba colgando del cuello una cadenita con una pirámide.
Me acerqué a ella y hablándole como para que me leyera los labios, le dije que
le cambiaba su pirámide por una medalla que tenia de la Virgen María. Me dijo
que ella no creía en la Virgen María y que era evangelista. Como pude le
expliqué los errores que nos atribuyen a los católicos, de que adoramos a
María, a los Santos y que rendimos culto a ídolos. Le dije que solo adorábamos
a Dios, que a María y a los santos los veneramos, y que las estatuas de las
iglesias son como las fotos de nuestros seres queridos, etc.
Le pregunté si es que quería que la
sane Dios, y me dijo que “Si” Luego le pedí que me permitiera pedir
a través de María, y Aleluya – Aleluya, dijo que “Si”
Pedimos a Nuestra Madre que nos llevara
a Jesús y por Él llegamos al Padre. Vino Dios Espíritu Santo y nos llenamos de
Luz. Las palabras salían con mucha facilidad, algo inusual. Puse mis dedos en
sus oídos, pedí la Intercesión de María y ordené en el Nombre de Jesús que se
abran, luego le di la espalda para que no leyera mis labios y le pregunté en
voz baja su nombre y muchas cosas más que fue contestando una a una… ya
escuchaba, Dios la había tocado, ¡ha!, y a su mamá también. Me olvidaba
decirles que aceptó la medallita, o debería decir: ACEPTÓ
A MARÍA… ¿y tú… ya la aceptaste o sigues sordo?
A través de María nos llegan todas
las gracias de Dios Nuestro Señor. Ella es la que intercede y es dispensadora
de gracias. Pídele a Dios Espíritu Santo que llene tu corazón de Amor a María y
veras como cambia tu vida.
A JESÚS POR MARÍA Y POR
ÉL AL PADRE
José Miguel Pajares
Clausen
No hay comentarios:
Publicar un comentario