El Papa Francisco expresó su preocupación por los
ataques que, en su opinión, el demonio está llevando a cabo contra los obispos,
y en su homilía matutina en la Casa Santa Marta afirmó que deben ser hombres
humildes y de oración.
“En este tiempo parece que el Gran Acusador se ha
desatado y se la tiene jurada a los obispos. Es verdad, los hay, todos somos
pecadores, también nosotros los obispos. Busca desvelar los pecados, que se
vean, para escandalizar al pueblo. El Gran Acusador que, como él mismo dice a
Dios en el primer capítulo del Libro de Job, ‘va por el mundo buscando como
acusar’”.
“La fuerza del obispo contra el Gran Acusador es la
oración, la de Jesús sobre él y la suya propia; es la humildad de sentirse y
permanecer cercano al pueblo de Dios, sin ir hacia una vida aristocrática que
le quite esta unción”.
El Papa comentó el Evangelio del día en el que Jesús elige a los doce
apóstoles y señaló algunos aspectos que deben tener los obispos. Por ejemplo,
la oración “es el consuelo que un obispo tiene en
los momentos difíciles”, pero hay que saber “que
en ese momento Jesús reza por mí”, “reza por todos los obispos”.
El Papa recordó que San Pablo dice: “A
nosotros, la oración y el anuncio de la Palabra”. No dice: “A nosotros, la organización de planes pastorales”.
“El obispo que ama a Jesús no es un carrerista que
va adelante con su vocación como si fuese una función, quizás mirando a otra
posibilidad de ir adelante y de ir hacia arriba: no. El obispo se siente
elegido. Y tiene la certeza de haber sido elegido. Y esto lo lleva al diálogo
con el Señor: ‘Tú me has elegido, que soy poca cosa, que soy un pecador….’: es
humilde. Porque él, cuando se siente elegido, siente la mirada de Jesús en su
propia existencia y esto le da la fuerza”.
Francisco añadió: “el obispo no permanece
distante del pueblo, no usa actitudes que lo llevan a ser distante del pueblo;
el obispo toca al pueblo y se deja tocar por el pueblo. No va a buscar refugio
en los poderosos, en la élite: no. Será la élite quien critica al obispo; el
pueblo tiene este comportamiento de amor hacia el obispo, y tiene esta –como si
fuese– esta unción especial: confirma al obispo en la vocación”.
El Pontífice concluyó pidiendo rezar “por
nuestros obispos: por mí, por estos que están aquí delante y por todos los
obispos del mundo”.
Redacción ACI
Prensa
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