Una
regla de convivencia y una devoción… La Virgen María es ejemplo de virtud para los
cristianos. Y aunque aparece poco en los evangelios, igual estos muestran esas
virtudes. Estas virtudes evangélicas dieron lugar a la Regla de las
Congregaciones Marianas. Que también es útil para el manejo de los laicos en su
vida privada.
Y luego dio origen a la devoción de la Coronilla de
las 10 Virtudes Evangélicas de la Santísima Virgen María.
Todo está
fundamentado en los pasajes del Nuevo
Testamento. Y en correspondencia con las Bienaventuranzas del Sermón del Monte en Mateo 5: 3-2. Estás
virtudes evangélicas fueron compiladas por las que hoy llamamos Congregaciones Marianas, que tuvieron su
inicio en Santa Juana de Valois, del siglo XVI.
SANTA
JUANA DE VALOIS Y LAS CONGREGACIONES MARIANAS
Juana de
Valois era hija de Luis XI de
Francia y de Carlota de
Saboya. Se casó con Luis de Orleans, que era su primo y luego se convertiría en Luis XII.
Este matrimonio de 1473 fue anulado
y el rey Luis XII concedió a Juana el ducado de Berry.
Allí Juana fundó una orden religiosa dedicada a la
Virgen María con la asistencia del franciscano
Gabriel María Nicolás.
Este
franciscano reclutó a las primeras monjas y escribió la regla del convento llamada “Los 10 Gozos y
Virtudes de la Virgen”. Que fue presentada a la Santa Sede y las
aprobó. El primer monasterio se erigió
en 1502. Luego de la muerte de Juana el arzobispo de Ruan confió la dirección espiritual a la orden a los Frailes
Menores Observantes y la orden continuó desarrollándose con nuevo
monasterios. Luego de las guerras con los protestantes, donde se profanaron
varios monasterios, la orden tuvo una
expansión y a finales del siglo XVIII contaba con 40 monasterios. Pero
durante la Revolución Francesa los
monasterios fueron confiscados y la orden fue prohibida. En 1816 la
orden revivió recuperando sus monasterios, pero nuevamente fue suprimida 1903,
y recién en 1926 las monjas regresaron
a Francia.
Este carisma fundado por Santa Juana de Valois hoy
se expresa en la Orden de la
Anunciación de la Virgen María.
Son monjas de clausura y se dedican a la contemplación, tomando como modelo las 10 virtudes y
gozos de la Virgen María. Su hábito es
gris, sostenido con un cíngulo de 10 nudos, que significan los 10 gozos y
virtudes de la Virgen, escapulario rojo y llevan un velo blanco. Se
trata de una orden pequeña, porque en el 2015 contaba con 75 monjas y 9 monasterios. También son parte de este carisma la Congregación
de las Anunciadas Apostólicas y la Congregación
de Clérigos Marianos. Esta
última fue fundada por el polaco Estanislao
Papczy?ski y restaurada en 1909 por Jorge Matulaitis, los que
son conocidos como los padres marianos. Esta congregación contaba en el año
2011 con 472 religiosos en 20 países y
con la casa general en Roma.
Estas tres congregaciones comparten la devoción a
las 10 virtudes de la Virgen María.
Y la
expresan con una imagen de la Virgen irradiando sus diez virtudes evangélicas. El
Padre Mariano Casimir Wysznski ha dicho: “Quien
quiera glorificar a la Santísima Virgen María y desea permanecer bajo su
protección, debe amarla y respetarla – pero más que nada, debe practicar las virtudes evangélicas y
así, a través de esta práctica, ha de seguir el ejemplo de María.” Las 10 virtudes evangélicas son la
base de la regla monástica que creo Santa Juana de Valois, junto con el
franciscano Gabriel María Nicolás. Veamos cuáles son y cómo forman parte de la
regla, para luego describir la devoción.
LAS
10 VIRTUDES EVANGÉLICAS DE LA VIRGEN MARÍA
CASTIDAD Y
PUREZA
Regla 1: “Vivir
en sí misma de un amor cordial, efectivo por Jesús sólo”.
La pureza ocupa el primer lugar de las almas para complacer a Cristo, como sus verdaderas novias
místicas y en imitación a la Santísima Virgen. Esto se fundamenta en que mientras María estaba comprometida con
José, un ángel se le apareció anunciando que ella había “encontrado el favor de Dios” y que, con su consentimiento, ella daría a luz a
Jesús. “¿Cómo puede ser esto?”, preguntó, “¿si yo
no conozco a un hombre?” (Lucas:
1: 27-34). Y por su parte José
preocupado por el embarazo de María, se sintió seguro de la pureza de
María cuando un ángel le dijo: “José, hijo de
David, no temas llevar a María a casa como tu esposa, porque lo que se concibe
en ella es del Espíritu Santo” (Mateo
1: 18-20). En esta regla Santa Juana dice que hay que evitar la ociosidad, la embriaguez, las compañías sospechosas y
los adornos vanos.
PRUDENCIA
Regla 2: “La
sabiduría y la prudencia perfectas: saber agradar a Dios”.
La Virgen María fue muy prudente porque pensó las dificultades que podría tener cuando Gabriel le hizo
el anuncio. Guardó sus palabras en el
corazón, huyó a Egipto para darle seguridad a su hijo y volvió cuando la
muerte de Herodes. Esto se evidencia
evangélicamente cuando Jesús se perdió a los 12 años y lo encontraron en
una sinagoga predicando. María preguntó:
“Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y
yo hemos estado buscándote ansiosamente”. Jesús regresó con sus padres. “Pero
su madre atesoraba todas estas cosas en su corazón” (Lucas 2:49, 51). María no amonestó a su Hijo y aceptó prudente y silenciosamente lo
que no entendía del todo. En esta regla las recomendaciones de Juana son reflexionar antes de abrir los labios, estar
en guardia contra las mentiras y las conversaciones tontas.
HUMILDAD
Regla: 3 “Que las hermanas se comporten con humildad, que
obedezcan con simplicidad”.
La Virgen María siempre fue muy humilde para agradar a Dios, al punto que se turbó y
atemorizó por la alabanza de Gabriel y le contestó “Yo
soy la sierva del Señor. Que se haga en mí como tú dices”. Cuando María visitó a Isabel, que
estaba embarazada de Juan el Bautista, esta le dijo “Bendita
seas entre las mujeres” Y
María le respondió, “Mi alma glorifica al
Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque ha sabido la
humildad de su sierva” (Lucas 1:
40-48). Por lo tanto María no se jactó
el papel que iba a jugar sino que lo refirió a un agradecimiento a Dios.
Hay una verdadera humildad
cuando una persona se pone triste y preocupada cuando la alaban. En
contraposición con el orgulloso del que
se siente alegre al recibir elogios.
FE
Regla 4: “A
ejemplo e imitación de la Virgen: ser firme en la fe”.
María fue muy firme en la fe, desde que concibió al hijo de Dios con humildad y obediencia. Y esto es reconocido por su prima Isabel
qué le dice “Bendita sea la que confió en que
las palabras del Señor se cumplirían”. Podemos ver su fe en las bodas de Caná, cuando se acabó el vino y
María, con plena confianza en su Hijo, les dijo a los sirvientes: “Haced lo que Él os diga” (Juan 2: 5). Su fe en Jesús era tan fuerte que Jesús le había dicho un momento
antes: “Mi hora aún no ha llegado”. En
la imitación de María es central tener, fe porque sin fe es imposible agradar a Dios.
DEVOCIÓN
Y ALABANZA
Regla 5: “Sobre
todo: aprender el arte y la ciencia de la alabanza divina y de la oración”.
La Virgen María siempre alabó a Dios y cada año subía a Jerusalén para las fiestas. Y en su frase del Magnificat esto queda claro “Mi alma proclama la grandeza del Señor”. Además no hay duda que María era una mujer de oración. Porque
después de la muerte de su Hijo,
ella y los apóstoles ”se unieron constantemente
en oración” (Hechos 1:14). Además
el Magníficat y el Rosario
proporcionan ejemplos sobresalientes de su oración mariana. Por eso Santa Juana
decía que las almas devotas deben
aprender el arte y la ciencia de alabar a Dios y de orar.
OBEDIENCIA
Regla 6 “Sin la obediencia, no se puede concebir el bien, ni
hacer ninguna buena obra”.
María fue siempre obediente porque concibió a su hijo por obediencia a Dios. Por obediencia a las leyes se presentó
con su hijo al templo para la purificación. Y en obediencia al César fue a Belén para el censo. Quizás el dato más obediente que tenemos en la
Biblia sobre María es cuando le dijo a Gabriel “Hágase en mí según tu palabra” en la
respuesta a la invitación de Dios para que conciba a Jesús (Lucas 1:38). La
regla de Santa Juana dice que hay que
obedecer a Dios siguiendo los 10 mandamientos. Y al finalizar el día
presentar el trabajo a Dios y su obediencia a Los Superiores.
POBREZA
Regla 7: “Las
hermanas deben amar y guardar con cuidado la perla evangélica de la pobreza”.
La Virgen María vivió su pobreza para agradar a Dios. El caso más claro es que se alojó en una cueva
de animales para dar a luz a Jesús y lo hizo llena de agradecimiento. María dio a luz a Jesús en un pesebre,
entre animales, y envolvió a su hijo en pobres pañales, porque no había lugar
para la Sagrada Familia en la posada (Lucas 2: 7). Santa Juana de Valois y
decía que sin la pobreza los
fundamentos de la perfección se arruinan.
PACIENCIA
Regla 8: “Si
Dios tarda un poco a escucharlas o a dejarse encontrar, que las hermanas,
entonces perseveren en buscarle. Que deseen sufrir algo por el Nombre de
Jesús”.
La paciencia de la Virgen María se ejemplifica en que soportó la persecución
de Herodes y los judíos, y la desaparición de Jesús durante 3 días cuando era
adolescente. El episodio bíblico
más relacionado con la paciencia fue qué María observó la crucifixión de Jesús
con paciencia y soportando su dolor. El evangelio dice “Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre” (Juan
19:25) Por eso Santa Juana dice que las
almas deben regocijarse cuando sufren persecución injustamente. Y además
ser pacientes cuando Dios no responde
a las súplicas rápidamente, esto implica la necesidad de perseverancia.
PIEDAD,
CARIDAD, MISERICORDIA
Regla 9: “Todo
lo que hacen sin amor, lo pierden”.
La Virgen María siempre tuvo el amor y la caridad más ardiente, piadosa
y misericordiosa. Lo que puede vislumbrarse en como actuó en el nacimiento de Jesús, en la persecución de Herodes, en
las bodas de Caná. El Ave María
termina con las palabras: “Ruega por nosotros
ahora y en la hora de nuestra muerte”. Y la Salve comienza con las palabras: “Dios
te Salve, Reina Madre de la Misericordia”. Y también pide “vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”. En
esta regla Santa Juana pide a sus hermanas piedad, caridad y misericordia hacia los demás, porque son la
representación de Jesús.
COMPASIÓN
Regla 10: “Que
sean conformes a Cristo su esposo y a su Madre”.
La Virgen María siempre estuvo triste y compasiva por la muerte de su
hijo. Porque sentía en su corazón las palabras de Simeón cuando la presentación del
niño en el templo “En cuanto a tu propia alma,
tendrás una espada para traspasarla” (Lucas 2:35). Por eso ella será
conocida por una de sus grandes
advocaciones, la Mater Dolorosa o Nuestra señora de los dolores. Qué evoca el episodio de Simeón y la
contemplación de la pasión de Jesucristo en la cruz. Santa Juana pedía a
sus hermanas la perfección de las
almas, en su compasión, mientras vivan en este valle de lágrimas. Estas
10 virtudes de la Virgen María evidenciadas por los evangelios dieron lugar a
la devoción de la Coronilla de las 10 Virtudes Evangélicas de la Santísima
Virgen María.
LA
CORONILLA DE LAS DIEZ VIRTUDES EVANGÉLICAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Estas
oraciones se conciben debido a la regla de las 10 virtudes de la Santísima
Virgen María, que es una tradición comenzada por Santa Juana de Valois.
El recitado
de la devoción se comienza haciendo la señal
de la Cruz.
Luego
recitamos un Padre Nuestro.
Seguido de diez Avemarías.
Y al final de cada Avemaría, cuando dice “Santa María, Madre de Dios”, se
agrega en cada avemaría una virtud, en este orden:
Purísima
Prudentísima
Humildísima
Fidelísima
Devotísima
Obedientísima
Pobrísima
Pacientísima
Misericordísima
Dolorosísima
Prudentísima
Humildísima
Fidelísima
Devotísima
Obedientísima
Pobrísima
Pacientísima
Misericordísima
Dolorosísima
Y se continúa el Avemaría…”ruega por
nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte”.
Luego se
reza el Gloria.
Y después
esta jaculatoria:
V. En Tu
Concepción, Oh Virgen María, eras Inmaculada.
R. Ruega por
nosotros a Dios Padre, Cuyo Hijo, Jesucristo, trajiste a este mundo.
Y se termina con la oración:
Padre
omnipotente, preparaste a la Virgen María para ser la madre digna de Tu Hijo.
Le
permitiste compartir de antemano la Salvación que Jesucristo nos daría con Su
muerte, Resurrección y Ascensión.
Y la
mantuviste sin pecado desde el primer momento de su concepción.
Ayúdanos con
sus oraciones a vivir en Tu presencia sin pecar.
Te lo
pedimos en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor, en la unidad del Espíritu
Santo. Amén
V.
Inmaculada Concepción de la Virgen María
R. Sé
nuestra salud y protección. Amén.
Fuentes:
- https://verdadcatolica.net/CTNet_RC/es/archive.asp?d=20141121P
- https://www.padrimariani.org
- http://thewandererpress.com/catholic/news/featured-today/the-ten-virtues-of-mary/
- https://padrimariani.org/en/resources/r_rule_virtues.php
- https://es.wikipedia.org/wiki/Orden_de_la_Anunciaci%C3%B3n_de_la_Virgen_Mar%C3%ADa
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