“Levantemos el corazón’ fuera de la maraña de
nuestras preocupaciones, de nuestros deseos, de nuestras angustias, de nuestra
distracción. Nuestro corazón, lo más profundo de nosotros, debe abrirse (…) a
la Palabra de Dios, y recogerse en la oración de la Iglesia, para recibir su
orientación hacia Dios” (S.S.Benedicto XVI, 26/9/2012)
1Si el Señor no
construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la
ciudad, en vano vigilan los centinelas. 2Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde, que comáis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da
a sus amigos mientras duermen!
(Sal.
126, 1-2)
¿Por qué un Encuentro de Formación (el XXI)
sobre Liturgia, con todos los problemas urgentes que nos aquejan? Más de uno pensará que hay
tantas y tan tremendas cuestiones que reclaman la atención de los
católicos en el orden moral y político, que un Encuentro de tres días para
tratar temas sobre Liturgia… ¿no será anacrónico, o
más propio y exclusivo para sacerdotes?
Todo lo contrario. Repasemos
el salmo del acápite. Y como sugiere el subtítulo del tema de este año, si alguien tiene claro lo prioritario y
perentorio de esta cuestión es el padre de la Mentira, que se goza en
corromperla y desnaturalizarla.
Por otra parte, frente al
huracán de escándalos sexuales en la Iglesia, y ante la avalancha de
degeneración que el mundo impone como norma incuestionable, la tentación del
voluntarismo semipelagiano es grande. Muchos consideran que los remedios más
eficaces se darán en el campo de las estrategias político-sociales, o incluso
en los planteos pastorales, olvidando que: “Lo que más necesita la Iglesia hoy no es una
reforma administrativa, ni un cambio estructural, ni una logística o estrategia
de comunicación o un programa suplementario. El programa existe y es el de
siempre, el Evangelio y la Tradición Viva”. (Card. Robert Sarah)
Hace muy pocos días, escuchaba
a un anciano sacerdote afirmar sofísticamente, con un fuerte tufo protestante:
“¡Cuántos se han estancado en la cuestión
litúrgica! Lo importante es encontrar a Dios dentro de nosotros mismos, y en
nuestros hermanos…”
Así palpamos la profunda
actualidad de lo que afirmaba hace unos años el entonces Card. Ratzinger
(Informe sobre la fe, BAC, Madrid, 132).
«Detrás
de las diversas maneras de concebir la
liturgia hay, como de costumbre, maneras
diversas de entender la Iglesia y, por consiguiente, a Dios y las relaciones
del hombre con Él. El tema de la liturgia no es en modo alguno marginal:
tocamos aquí el corazón de la fe cristiana»
Es tremendo que haya quienes
olviden que gracias a la renovación del Santo Sacrificio de Cristo en el altar,
Dios sigue teniendo misericordia del mundo, otorgándonos aún tiempo para la
conversión. Tremendo que la Sangre de Cristo y la gracia conquistada por ella
haya sido tan devaluada en medio de su propia Iglesia…
Al respecto, cabe recordar lo
que señalaba el Card. R.
Sarah (quien ha enviado su especial bendición a los participantes de
este Encuentro): “Maltratar la liturgia,
como hacemos a menudo hoy, equivale a alterar nuestra relación con Dios y la
expresión de nuestra fe cristiana.
Hoy día corremos el peligro de hacer daño tanto a la doctrina que alimenta
nuestra fe como a la liturgia, que es la manifestación y la celebración de
nuestra fe”.
¿De verdad
creemos que lo más grave de los abusos y la pedofilia es el daño físico y
psicológico a las víctimas? De ninguna manera.
Lo más grave es que detrás de esos infelices sacerdotes y obispos
criminales y de esos hechos, hay miles de almas que se alejarán de la
Eucaristía y de la Penitencia; miles que despreciarán el bautismo para sus
hijos; cristianos que no se fortalecerán con la Confirmación para librar el
buen combate contra mundo, demonio y carne; que rechazarán la gracia
inestimable del sacramento del Matrimonio; jóvenes que descartarán la vocación
sacerdotal, y enfermos desesperanzados que morirán sin los últimos Sacramentos,
garantía del paso más importante de sus vidas.
Otros escándalos abonaron los
que hoy padecemos, más cerca y más lejos en el tiempo. Los más próximos: Amoris
Laetitia ya ha ido dejando sus huellas envenenadas en numerosas diócesis,
pisoteando de un plumazo los sacramentos del Matrimonio, Confesión, Bautismo y
Eucaristía, banalizando, confundiendo, anestesiando santísimas conciencias y
familias, que deben ser iglesias domésticas, y en medio de la bruma, no
vislumbran claramente el Faro… Y ni hablar de las públicas “celebraciones” de la Revolución Protestante que
sufrimos el año pasado.
No es raro el caso de católicos alrededor de todo el mundo, en quienes
va creciendo como un cáncer, un sentimiento de soledad y de orfandad
insoportable, porque no
tienen pastores que con lucidez y coraje sostengan la doctrina católica
indubitable y claramente, frente a los aires heréticos de moda que entorpecen y
obstaculizan la genuina acción litúrgica, que es por sí misma santa y santificante.
Muchos de esos fieles –y
sacerdotes- están siendo fuertemente tentados contra la esperanza, y las
respuestas meramente humanas o psicologistas no sirven para mucho, pues tal como señalaba Mons.
Nicola Bux (quien este
año estará entre nosotros): “Estamos ante la
presencia de un cisma incipiente: un
pensamiento no católico ha entrado en la Iglesia Católica, un
pensamiento que considera la misa solo como un banquete en lugar de un
sacrificio, el matrimonio como un acto humano y no un sacramento indisoluble, y
hablar de pecado y gracia quedaron obsoletos, un pensamiento que predica moral
y misericordia independientes de la conversión y la penitencia, etcétera. ¿No es una manera de liquidar la Iglesia? La
tarea de la Iglesia en el mundo es la victoria sobre el mal y la muerte; no
debemos temer primeramente a los que pueden matar el cuerpo, sino a los que
condenan las almas al castigo eterno...”
Por todo esto advertimos que urgía, entonces, un Encuentro exclusivamente
sobre Liturgia, revalorizando el genuino sentido de ésta y señalando los
peligros que se ciernen sobre ella, para poder defendernos.
Porque nuevamente se trata,
sí, de una defensa, que es lo propio en una guerra. El enemigo sabe que ha puesto el hacha a la raíz; se ha dado el zarpazo a
las fuentes de la gracia para envenenar sus aguas caudalosas, sin las cuales
los hombres moriríamos de la peor sed. No han sido abolidas por completo
aún, pero sí están siendo en muchos sitios falsificadas por el príncipe de este
mundo y padre de la Mentira, que aborrece toda Verdad, por ser siempre ésta la
condición para la auténtica Vida en abundancia.
Ante este panorama, pues, nos toca a tiempo y a destiempo, iluminar las
catacumbas con el
esplendor de la verdad y la fe profesada, vivida y celebrada, agradeciendo el
poder seguir realizando estos Encuentros de
Formación, reuniéndonos este año con hermanos de diferentes provincias
argentinas, y de algunos países hermanos como Paraguay,
Uruguay, Brasil, Chile y Colombia.
Además de algunos de nuestros
habituales expositores, este año tendremos el honor de contar, como recién
adelantamos, con la presencia de Mons.
Nicola Bux, teólogo ex consultor de la Congregación para la Doctrina de
la Fe, actualmente miembro de la Sda. Congregación para la Causa de los Santos de
quien presentaremos Dios mediante al finalizar el Encuentro, la edición
argentina de su libro “Cómo ir a Misa y no perder la fe”. También nos honrarán con
su presencia el r.p. Víctor Sequeiros, el p. Horacio Bojorge s.j., fray Guido
Casillo o.p. y la hna. Cecilia López Quero MD.
Presentamos a continuación el Cronograma de este año (entre el 5 y el 7 de
octubre, en Moreno), esperando encontrarnos con muchos lectores este
año, a quienes también confiamos nos ayuden a su difusión y encomendándonos a
sus oraciones.
Informamos además que debido a
algunos pedidos de interesados del interior y exterior del país -especialmente
jóvenes estudiantes-, agradecemos mucho
las colaboraciones que puedan ofrecer para solventar un fondo de becas
para estos casos.
Mª Virginia
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