Señor Director:
Quiero
pedir disculpa en primer lugar a usted y a todos los lectores, porque lo mío no
es escribir, pero quiero contarles MI
testimonio, que he vivido y vivo en primera persona para alertar a todas las
personas de buena voluntad que quieran leerme.
Tengo 54
años y me case con mi marido a los 30. Mi esposo, por ponerles en antecedentes,
siempre fue un católico poco practicante, sin gran formación, pero se
consideraba católico. Aunque tuvo sus buenas épocas, yo lo he visto confesando,
yendo a Misa los domingos e incluso haciendo lectura espiritual antes de
dormir.
Hoy día,
mi esposo ha apostatado por completo de la fe católica y el culpable se llama YOGA. Sí, el yoga, no se extrañen, sé que muchos
de ustedes lo consideran algo inofensivo, pero no lo es.
Todo empezó
cuando hace unos años decidió apuntarse a unas clases de deporte en un gimnasio
municipal, y a los pocos días decidió ir a probar unas clases de yoga que daban
en un aula de al lado, con intención de hacer “estiramientos”
y “relajarse”. Yo la verdad no le di
mayor importancia, en ese momento desconocía por completo lo que se esconde
detrás de esto. Sí había visto algún vídeo advirtiendo y cosas así, pero jamás
lo vi a fondo y me parecieron que eran exageraciones de fanáticos.
No fue
sino al poco donde ya noté algo que me llamó la atención, y es que lo vi
leyendo un libro. Sí, no le parezca raro, porque en todos los años que llevamos
de casados, hasta que empezó todo esto, no recuerdo haberlo visto jamás leer un
libro. No recuerdo bien el título, lo que sí parecía era una especie de libro
de esos que llaman de autoayuda, hablando sobre la felicidad y cosas así. Por
lo que pude ojear el libro en el fondo escondía enmascaradamente una
introducción sibilina a la filosofía panteísta del hinduismo-budismo y una
llamada al indeferentismo religioso, es decir una introducción al new age.
Aquí fue donde empecé a preocuparme y donde me acordé de esos vídeos que
apenas vi advirtiendo el yoga. Los vi completos y comprendí que lo que allí
denunciaban era exactamente lo que empezaba a ver en mi marido. El yoga no es más que la cara amable del
movimiento new age, la puerta de entrada a un mundo sectario y alejado del
cristianismo.
Mi marido
siguió leyendo libros en cadena sobre esa temática apasionadamente, estaba
verdaderamente atrapado, al punto que al poco me dijo que quería apuntarse a
unas clases para ser monitor de yoga. En ese mundillo todas las amistades que
hacía estaban todos relacionados con la secta new age y todos sus derivados: reiki, esoterismo, chamanismo, energías curativas y todo
tipo de gansadas que me cuesta creer una persona en sus cabales le dé la más
mínima credibilidad.
Y así
siguió y siguió en una espiral que a día de hoy no ha parado, y vive
obsesionado por y para el yoga, el budismo y el new age. Hoy día mi marido no
se considera cristiano, tiene un buda puesto en su escritorio, y allí le pone
flores y le hace extraños rituales, e incluso cuando trata sobre religión me
habla, no sin cierto desprecio, de “tu Dios”.
Su ceguera espiritual es absoluta y me hace recordar aquello que dijo alguien
que cuando no se cree en la Verdad.. se cree en cualquier cosa. ¿Cómo se puede poner en discusión a Jesucristo y creerse
todo tipo de majaderías de ese mundo?
Y eso no
es todo, se va a extraños “retiros” algunos
fines de semana y está todo el día yendo a conferencias de todo tipo de
personajes de ese submundo, absolutamente todos enajenados mentales y
aprovechados.
Podría
escribir largo y tendido sobre esto, porque tengo que convivir con esta
situación a diario. Mi marido ha pasado de ser cristiano a estar metido
auténticamente en una secta, y ello única y exclusivamente debido al yoga, que
ha sido su puerta de entrada a todo el movimiento new age que le ha conducido a
la apostasía absoluta.
No se
engañen amigos, el yoga no son estiramientos inocentes, es la pantalla de esa
secta y lo tienen muy cerca, es un peligro potencial para cualquier alma
cristiana. Yo he visto como mi marido ha pasado de ser cristiano a estar
adorando un Buda, y eso se lo debe al Yoga. Que sirva esto de advertencia y
nadie caiga en esa trampa. No dejen por lo que Dios más quiera que sus hijos se
acerquen a ese mundo.
Por
favor, recen por mi marido, yo humanamente no puedo hacer mucho más por él,
sólo Dios podrá ayudarlo, y por ello le rezo todos los días.
Natalia G.
P.S. Por motivos obvios no pongo mi apellido pues sigo casada con mi marido y
no quiero que llegue a sus oídos, aunque he acreditado a la dirección mi
identidad.
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