LISBOA, 08 May. 17 / 11:03 am (ACI).- Sobre las apariciones de la
Virgen de Fátima en Portugal muchas personas deben haber oído hablar del “Milagro del Sol” de 1917, pero pocos conocen que
San José también estuvo presente en la visión de Sor Lucía.
La Sierva de Dios y vidente de Fátima, Sor Lucía, describió la aparición
en sus Memorias:
“Desaparecida Nuestra Señora en la inmensa lejanía
del firmamento, vimos al lado del sol, a San José con el Niño y a Nuestra
Señora vestida de blanco, con un manto azul. San José con el Niño parecían
bendecir al mundo, con unos gestos que hacían con la mano en forma de cruz”.
“Esto reitera la importancia del papel de San José
dentro de la Iglesia.
Dice tanto para nuestro mundo de hoy. Es el gigante silencioso, el amigo
olvidado que está constantemente presente”, explicó
Mike Wick, director ejecutivo del Institute on Religious Life, apostolado que
promueve y apoya el crecimiento, desarrollo y renovación de la vida consagrada.
Además, Wick dijo que la presencia de la Sagrada Familia
en la última aparición de Fátima es un “recordatorio
oportuno” de que la Iglesia debe ser “la familia de Dios”.
“San José, que es jefe de la Sagrada Familia, nos
da una gran instrucción sobre el plan de Dios”, añadió.
En ese sentido, Mons. Joseph Cirrincione, estudioso por más de 40 años
de las apariciones de Fátima, detalló en su libro “St. Joseph,
Fatima and Fatherhood” (1989) que las apariciones
definitivamente son un recordatorio de la importancia de la paternidad.
“La paternidad de San José, como con todos los
padres humanos, es el reflejo en una criatura de la paternidad de Dios Padre.
La visión de San José y del Niño Jesús bendiciendo al mundo, con María al lado
del sol, que no ha dejado su lugar, es la seguridad de Dios de que, aunque el
hombre pueda rechazarlo, Dios nunca
rechazará al hombre”, enfatizó.
Cuando la pacífica escena familiar es interrumpida por los giros del sol
durante el Milagro del Sol, Mons. Cirrincione cree que se trata de “un presagio siniestro de las consecuencias para el
mundo, que seguramente se sentirán si la verdadera paternidad de Dios y el
tradicional papel fuerte del padre de la familia son rechazados por la
humanidad”.
“El Milagro del Sol representa no tanto una amenaza
de males venideros, sino un presagio del destronamiento de Dios Padre y una
indicación de las terribles consecuencias que seguirán”, resaltó.
Mons. Cirrincione explicó “que la paternidad
humana, como reflejo de la paternidad de Dios, fue diseñada para ser el pilar
de la familia” y que la “desaparición de la
estima por la paternidad ha llevado al colapso de ese pilar y a la
desintegración de la familia”.
En el siglo IX, el Papa León XIII consagró el mes de octubre a la Virgen
del Rosario –título con el que
María se llamaría a sí misma en Fátima–, y en su encíclica Quamquam Pluries
(Devoción a San José) de 1889, el Papa pidió “que
el pueblo cristiano invoque continuamente, con gran piedad y confianza, junto
con la Madre de Dios, a su casto esposo San José”.
Debido a que era “de gran importancia la
devoción a San José” este Papa escribió y ofreció una oración al Santo
Custodio para que fuera recitada después del Rosario durante el mes de octubre.
La oración puede encontrarla AQUÍ
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