El misterio de la Santísima Trinidad nos enseña que en Dios hay Tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo; pero que las tres tienen una misma Naturaleza divina, y en consecuencia son un solo Dios.
5.1 EL MISTERIO DE LA
TRINIDAD DE PERSONAS EN LA UNIDAD DE DIOS
5. 1.1 El misterio
“Es necesario que el misterio del Hijo de Dios hecho hombre y el
misterio de la Santísima Trinidad, que forman parte de las verdades principales
de la Revelación, iluminen con la pureza de la verdad la vida de los
cristianos-
(S.C.
para la Doctrina de la Fe, Decl. Para defender la fe contra algunos errores
actuales acerca de los misterios de la Encarnación y de la Santísima Trinidad,
21-11-1972 AAS 64¨, 1972,1, pp. 237-246, n. 1).
El
misterio de la Santísima Trinidad nos enseña que en Dios hay Tres personas:
Padre, Hijo y Espíritu Santo; pero que las tres tienen una misma Naturaleza
divina, y en consecuencia son un solo Dios. Este misterio es un dogma de fe
definido: cfr. Dz. 39, 54, 86, 703, etc.
Las
palabras “naturaleza” y “persona”, no se toman aquí en el sentido
corriente de los términos, sino de acuerdo con el lenguaje filosófico, que es
más preciso. La naturaleza o esencia de los seres es aquello que hace que las
cosas sean lo que son; el principio que las capacita para actuar como tal (por
ejemplo, la naturaleza del hombre es ser animal racional compuesto de alma y
cuerpo), La persona, en cambio, es el sujeto que actúa (por ejemplo un hombre
concreto con un nombre: Pancho Tiznado Téllez, que actúa de acuerdo a su
naturaleza: piensa, quiere, trabaja, etc.). Así es claro que en cada hombre hay
una sola naturaleza y una sola persona. En Dios, en cambio, no ocurre así: una
sola Naturaleza sustenta a una Trinidad de Personas.
5.1.2 Revelación del
misterio.
En el
Antiguo Testamento hay varias alusiones a este misterio; pero Dios no quiso
enseñarlo de modo claro, quizá porque los judíos, propensos a la idolatría
hubieran tomado por tres dioses a las tres Personas divinas.
En el
Nuevo Testamento se nos enseña de manera precisa. Veamos dos textos en que se
nombran las tres divinas personas:
El
primero relata el bautismo de Cristo. El Padre dejó oír su voz desde el cielo:
“Este es mi Hijo muy amado; escuchadle-. El Hijo era bautizado por San Juan. Y
el Espíritu Santo descendió en forma de paloma (cfr. Mt. 3, 17).
El
segundo nos muestra a Cristo cuando mandó a los Apóstoles a la conversión del
mundo. “Id, les dijo, y enseñad a toda la gente,
bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt.
28, 19).
La fe
católica es que veneremos a un solo Dios en la Trinidad y a la Trinidad en la
unidad; sin confundir las personas ni separar la sustancia. Porque una es la
persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo; pero el Padre
y el Hijo y el Espíritu Santo son una sola divinidad, les corresponde gloria
igual y contorno majestad (Símbolo de S. Atanasio o Quicumque).
5.1.3 Errores
Los
principales son de dos clases:
a) Unos, queriendo asegurar mejor la unidad de
naturaleza de Dios, negaron la trinidad de Personas, afirmando que las tres
divinas Personas eran tan sólo tres diversos modos de concebir a Dios. Entre
éstos está Sabelio.
b) Otros, queriendo asegurar mejor la diferencia de
personas, llegaron a negarla igualdad de Naturaleza. Por ejemplo, Atrio que
negó la divinidad de Cristo, asegurando que era de diferente naturaleza que el
Padre; y Macedonio que negó la divinidad del Espíritu Santo.
Sabelio
fue excomulgado por el Papa Calixto I; y Atrio y Macedonio condenados por el
Concilio de Nicea y I de Constantinopla.
5.2 NATURALEZA DEL
MISTERIO
A ninguna
inteligencia creada o creable le es posible comprender el misterio de la
Santísima Trinidad. El esfuerzo racional de los teólogos -y principalmente de
S. Tomás de Aquino- ha tratado de ilustrarlo a partir de los datos revelados:
tarea que emprendemos a continuación.
5.2.1 Distinción de las
personas
Las tres
divinas personas no se distinguen ni por su Naturaleza, ni por sus
perfecciones, ni por sus obras exteriores. Se distinguen únicamente por su
origen.
lo. No se distinguen:
a) Por su Naturaleza, porque tienen una Naturaleza
común, la Naturaleza divina. Así no son tres dioses, sino un solo Dios.
b) Ni por sus perfecciones, porque éstas se
identifican con la Naturaleza divina. Así ninguna de las tres Personas es más
sabia o poderosa, sino que todas tienen infinita sabiduría y poder; ni la una
es anterior a las otras, sino que todas son igualmente eternas.
c) Ni por sus obras exteriores; porque teniendo las tres
la misma Omnipotencia, lo que obre una respecto a la criatura, lo obran las
otras dos.
2o. Se
distinguen únicamente por su origen, porque el Padre no proviene de ninguna
persona; el Hijo es engendrado por el Padre; y el Espíritu Santo procede a la
vez del Padre y del Hijo. Esto es lo que impide que una Persona se confunda con
las otras.
a) Procesiones
Es inútil
buscar en el mundo físico un equivalente a este misterio; pues tal verdad
sobrepasa el límite de lo creado. Es posible, sin embargo, alcanzar una cierta
profundización en esta verdad gracias a la Revelación. Así, con respecto a la
Primera y a la Segunda Personas divinas hallamos, por una parte, el empleo de
términos relativos: Padre-Hijo (cfr. Jn. 1, 18-1 14, 13; Gal. 4, 4); y por otra
parte, que el Hijo es el Verbo del Padre: la Palabra interior con que se
expresa totalmente a Sí mismo (cfr. Jn. 1, l).
De la
Tercera Persona se nos dice que procede del Padre y del Hijo (cfr. Jn. 15, 26).
A partir de estos datos revelados, y basándose en la analogía de las potencias
espirituales del hombre (inteligencia y voluntad), los teólogos han ilustrado
-no explicado- este misterio. Las Procesiones (de procedencia) lo ilustran de
algún modo.
a.1 El Padre
no proviene de ninguna otra Persona.
a.2 El Hijo
es engendrado Por el Padre por vía de entendimiento.
Cuando la
inteligencia humana conoce una cosa -por ejemplo una silla- forma de ella un
concepto, también llamado palabra interior o verbo. La inteligencia”
divina se comportará analógicamente: de aquello que conoce en primer lugar -la
misma esencia de Dios- forma un concepto, o verbo.
La idea o
concepto concebida tiene, en el hombre, dos características: es distinta de la
cosa conocida (la idea de silla no es la silla misma), y es, tan sólo, un
imperfecto reflejo de ella (la inteligencia no es capaz de penetrar todo el ser
de la cosa). Pero cuando concibe la Inteligencia Suma -al conocerse a Sí
mismo-, esa idea será perfecta: el término de ese acto intelectivo perfectísimo
es una Idea perfectísima. Además, por ser Dios absolutamente simple, la Idea
eterna no se distingue en realidad de la Naturaleza divina.
Esta Idea
perfecta de la esencia divina subsiste a su vez como distinta; y, en este
insondable misterio, la Persona que, conociéndose concibe el Verbo, es Dios
Padre; la Persona engendrada o concebida por el Padre (Palabra eterna de Dios,
el Verbo, Imagen perfecta M Padre), es el Hijo (cfr. San Agustín, De Trinitate,
9; Santo Tomás, S. Th. 1, q. 34, a. l).
a.3 El
Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo por vía de Voluntad y Amor.
Para la
procedencia de la Tercera persona se toma como punto de referencia la otra
operación del alma humana: la voluntad libre. El estudio de sus operaciones
dará la clave para ilustrar la procesión del Espíritu Santo: Dios Padre, al
conocer eternamente su Verbo, eternamente lo ama, lo mismo sucede en la
relación amorosa del Hijo al Padre. Este nexo de Amor infinito y perfectísimo
da lugar a una Persona divina subsistente, que es el Espíritu Santo.
Advertimos
también que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo como de un solo
principio. Focio, patriarca de Constantinopla, fue condenado por enseñar que el
Espíritu Santo procedía solamente del Padre.
b) Nombres de las Tres Divinas Personas
1a. La primera Persona se llama Padre, porque ha
engendrado a la segunda Persona, que es Hijo suyo por naturaleza desde toda la
eternidad.
Jesucristo
es el único Hijo de Dios por naturaleza, puesto que nosotros sólo lo somos por
adopción.
2a. La segunda Persona de la Santísima Trinidad se
llama:
a) Hijo, porque es engendrada por el Padre, y posee su
Naturaleza.
b) Verbo, esto es, palabra de Dios, porque así como el
verbo o palabra esfruto del humano entendimiento, así el Verbo es fruto del
entendimiento del Padre.
3a. La tercera persona se llama Espíritu, que expresa
aspiración o impulso de amor, porque procede del Padre y del Hijo por vía de la
Voluntad y de Amor. Se agrega Santo, porque a él se atribuye de modo especial la
santidad.
c) Unidad de Naturaleza
Las tres
divinas Personas tienen una misma Naturaleza divina. En consecuencia:
lo. No son tres dioses, sino un solo Dios.
2o. Todas las tres divinas Personas son igualmente
perfectas puesto que tienen una misma Naturaleza común.
3o. Siendo un solo Dios, debe también decirse que hay
un solo Omnipotente, un solo Eterno y un solo Señor.
5.3 ACTIVIDAD DE LAS
DIVINAS PERSONAS
5.3.1 Actividad interna
y externa
La
actividad de Dios es interna (ab intra), si se refiere a las divinas Personas
entre Sí, y externa (ad extra), si se refiere a las criaturas.
1o. La actividad interna de Dios es propia de cada una
de las divinas Personas, porque se basa en sus relaciones de origen, que son
propias de cada persona.
Así sólo
el Padre no procede de otra Persona; sólo el Hijo es engendrado por el Padre; y
sólo el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.
Estas
tres relaciones, fruto de la actividad interna de Dios, han recibido el nombre
de paternidad, filiación y espiración. La paternidad es la relación del Padre
al Hijo. La filiación, la relación del Hijo al Padre. La espiración, la
relación del Padre y del Hijo al Espíritu Santo.
2o. La actividad externa de Dios es común a las tres
divinas Personas, y así todo lo que hace una de ellas para con las criaturas,
lo hacen también las otras dos.
5.3.2 Atribuciones
Además de
las obras propias de cada Persona y de las comunes a todas tres, hay ciertas
obras apropiadas, que sin ser exclusivas, se atribuyen especialmente a cada una
de las divinas personas. Así la Escritura suele atribuir:
a) Al Padre la omnipotencia y las obras de
omnipotencia, como la creación y conservación de las criaturas.
b) Al Hijo la sabiduría y las obras de sabiduría, como
la Redención y el juicio final.
c) Al Espíritu Santo el amor y las obras de amor, como
la santificación de las almas.
Estas
obras y perfecciones se atribuyen especialmente a cada una de las divinas
personas, por tener alguna relación con su origen.
a) Al Padre se atribuyen de modo especial las obras
de omnipotencia a, porque siendo el principio de las otras dos Personas, es de
modo especial origen de todos los seres.
b) Al Hijo se le atribuye en especial la sabiduría
porque procede por vía de entendimiento, y la sabiduría es Fruto del
entendimiento.
c) Al
Espíritu Santo se atribuye especialmente el amor, porque procede por vía de
Voluntad y de Amor.
Sin
embargo, es importante recordar, que teniendo las tres Personas tina misma
Naturaleza divina, tienen en realidad igual Omnipotencia, Sabiduría y Amor.
5.4 MISTERIO
INCOMPRENSIBLE PERO NO CONTRADICTORIO
Al hablar
de este misterio es preciso no alterar los términos con que la Iglesia lo
expresa: en Dios hay tres Personas y una sola Naturaleza.
No
podemos comprender este misterio, entre otros motivos porque no podemos tener
una idea clara de lo que es en Dios la Persona.
Sin
embargo, no hay contradicción en él. Habría contradicción si se dijera que en
Dios hay una persona y tres Personas, o una naturaleza y tres naturalezas. Pero
lo que se enseña es que en Dios hay tres Personas y una Naturaleza.
Debemos
creer firmemente este misterio porque Dios nos lo ha revelado. Por otra parte,
no podemos extrañar que siendo Dios infinito, haya en El cosas que sobrepasen
nuestro entendimiento.
5.5 DEBERES PARA CON LA
SANTÍSIMA TRINIDAD
Debemos:
a) rendirle nuestros homenajes de adoración y amor;
b) agradecerle
los inmensos beneficios de la Creación, Encarnación y Redención;
c) encomendarnos a las tres divinas Personas, fuente
de luz, esperanza y amor para el cristiano.
Las
oraciones más recomendadas en su honor son la invocación “Gloria al Padre…” y el Trisagio Angélico. Debemos
honrarla especialmente los domingos, día que la Iglesia dedica a su culto.
Pbro. Dr. Pablo Arce Gargollo
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