viernes, 12 de mayo de 2017

PAPA FRANCISCO PIDE NO TENER MIEDO A LOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS Y A LA VERDAD


VATICANO, 12 May. 17 / 05:21 am (ACI).- El Papa Francisco pidió que se acepten los descubrimientos científicos “con humildad”, sin cerrarse y sin tener “miedo a la verdad”.
El Santo Padre realizó esta petición ante los participantes en el congreso promovido por la Specola Vaticana (Observatorio Vaticano) que con el tema “Agujeros Negros, Ondas Gravitacionales y Singularidad en el Espacio-Tiempo”, se celebró en Castel Gandolfo del 9 al 12 de mayo.
“No hay por qué tener miedo a la verdad, ni atrincherarse en posiciones cerradas, sino aceptar las novedades de los descubrimientos científicos con una actitud de absoluta humildad”, afirmó el Pontífice.
Francisco afirmó que “los temas sobre os cuales habéis debatido en estos días en Castel Gandolfo son de particular interés para la Iglesia, ya que tratan de cuestiones que interpelan en profundidad nuestra consciencia: cuestiones sobre el inicio del universo y sobre su evolución, sobre la estructura profunda del espacio y del tiempo”.
“Es evidente que estas cuestiones tienen una particular importancia para la ciencia, la filosofía, la teología y también para la vida espiritual. Este encuentro representa un foro en el cual estas diferentes disciplinas se pueden encontrar y confrontar”.
Uno de los objetivos de este congreso fue celebrar la figura de George Lemaître, el sacerdote y astrónomo belga conocido por proponer la teoría del Bing-Bang.
“Mons. Georges Lemaître –explicó el Papa–, en su doble vertiente como sacerdote católico y astrónomo, en una incesante tensión creativa entre ciencia y fe, siempre ha identificado de forma lúcida la distinción metodológica entre los campos de la ciencia y de la teología, vistas como ámbitos de diferentes competencias, que, sin embargo, se unifican armoniosamente en su vida”.
“Dicha distinción, ya presente en Santo Tomás de Aquino, previene de cortocircuitos nocivos tanto para la ciencia como para la fe”.
El Papa Francisco finalizó su discurso poniendo de relevancia la grandeza de la creación de Dios precisamente al compararla con la pequeñez del ser humano: “En la inmensidad espacio temporal del universo, nosotros, seres humanos, podemos experimentar un sentimiento de estupor y nuestra pequeñez, mientras emerge en nuestro interior la pregunta del salmista: ‘¿Qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides?’”.
“A Albert Einstein le gustaba afirmar: ‘Se podría decir que el eterno misterio del mundo es su comprensión’. La existencia y la inteligibilidad del universo no son fruto del caos o del azar, sino de la sabiduría divina”, concluyó el Pontífice.

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