El arma que se usa para arrojar un espíritu maligno de una persona
influenciada o poseída por el demonio es únicamente el santo nombre de Dios, ya
sea el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo Y la Preciosa Sangre de Cristo.
El arma en los casos de liberación es la oración que se le hace a Dios
el Padre en el nombre de Jesús y por el poder de su Preciosa Sangre, las
peticiones de intercesión hechas por la Virgen María en respuesta a nuestras
oraciones, especialmente el santo rosario, y también las oraciones dirigidas a
San Miguel el Arcángel, a los ángeles y a los santos.
De acuerdo al canon 1172 del Código de la ley Canónica de la Iglesia,
los fieles no pueden hacer exorcismos.
¿Cómo podemos entonces los fieles de la Iglesia hacer uso del Santo
Nombre de Cristo sin desobedecer a la Iglesia?
¿Cómo podemos tener recurso al Santo nombre de Cristo, cuando somos tan afectados por malos espíritus?
La respuesta es “nuestra oración de liberación”.
El Apostolado del Trabajo de Dios presenta la solución a esta situación,
y actuando en obediencia a la Iglesia presenta oraciones que han producido
resultados efectivos.
No hagamos ningún exorcismo, es decir, no le demos ordenes al demonio,
ni entremos en diálogo con el de ninguna manera, para no tener que padecer las
consecuencias, dejemos que el Santo Nombre de Cristo obtenga de Dios el Padre
el poder para expulsar a Satanás de nuestro mundo, invoquemos la preciosa
sangre de Cristo para que nos cubra y proteja en todo momento, dejemos que
nuestra fe florezca en alabanza y súplica ante el único Dios que nos ha
ofrecido su protección.
Debido a las restricciones impuestas sobre los creyentes por la
autoridad de la Iglesia para exorcizar, estamos restringidos a hacer oraciones
de liberación en las cuales podemos pedirle a Dios el Padre en el nombre de
Jesús, por la intercesión de la Virgen María y de los santos y por el poder de
San Miguel el Arcángel. No por esto vamos a perder nuestra batalla, por el
contrario vamos a dejar que el Señor luche por nosotros con la seguridad de la
victoria, como cuando Moisés le dijo a los Israelitas antes de cruzar el Mar
Rojo.
Éxodo 14:14 El Señor peleará por vosotros.
El arma de nuestra liberación es nuestra propia fe, de la misma manera
que Cristo resistió el enemigo en el desierto, ahora nos encontramos en el
desierto de la vida donde solo tenemos un arma poderosa que es el Santo Nombre
de Jesús. A través de su santo nombre nos llenamos de poder ante el enemigo, no
en forma directa sino buscando refugio en la protección que Cristo nos da y de
las promesas que nos ha hecho.
Mateo 7: 7’8
7 Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.
8 Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
7 Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.
8 Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Mateo 18:19 –20 En verdad os digo que si dos aquí en la tierra se ponen
de acuerdo sobre cualquier petición, así será hecho por mi Padre en el Cielo.
Porque donde hay dos o mas reunidos en mi nombre, allí estoy yo entre ellos.
Juan 14:13-14
13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
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