El pecado es “una palabra, un acto o un deseo
contrarios a la ley eterna”.
Es una
ofensa a Dios. Se alza contra Dios en una desobediencia contraria a la
obediencia de Cristo. Elegir deliberadamente, es decir, sabiéndolo y
queriéndolo, una cosa gravemente contraria a la ley divina y al fin último del
hombre, es cometer un pecado mortal. Este destruye en nosotros la caridad sin
la cual la bienaventuranza eterna es imposible. Sin arrepentimiento, tal pecado
conduce a la muerte eterna [1].
“El pecado mortal destruye la caridad la caridad en el hombre por una
infracción grave de la ley de Dios; aparta la hombre de Dios, que es su último
fin y bienaventuranza, prefiriendo un bien interior. Para que un pecado sea
mortal se requieren tres condiciones.”
Materia
grave que es precisada por la ley divina (los Diez Mandamientos) y el fin
último del hombre.
“Pleno conocimiento [es] el conocimiento del carácter pecaminoaso del
acto, de su oposición a la Ley de Dios… La ignorancia involuntaria puede
disminuir, si no excusar, la imputabilidad de una falta grave, pero no supone
que nadie ignore los principios de la ley moral que están inscritos en la
conciencia de cada hombre.”
“Consentimiento deliberado implica un consentimiento sufucientemente
deliberado para ser una elección personal… Los impulsos de la sensibilidad y
las pasiones pueden igualmente reducir el carácter voluntario y libre de la
falta. lo mismo que las presiones exteriores o los trastornos psicológicos. El
pecado más grave es el que se comete por malicia, por elección deliberada del
mal.”
Se comete
un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita
por la ley moral, o cuando se desobedece a la ley moral en materia grave, pero
sin pleno consentimiento o sin entero consentimiento.
[1]
Cf. CEC, 1857;
1862;1871; 1874-1875.
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