Es
probable que usted haya leído por Internet la reflexión: “Nos Acostumbramos”, es muy interesante y si usted
no la ha hecho se la hacemos llegar:
Nos acostumbramos…
a vivir en nuestra casa y a no tener otra vista que no sea
las ventanas de alrededor.
Y como
estamos acostumbrados a no tener vista, luego nos acostumbramos a no mirar para
afuera.
Y como
no miramos para afuera, luego nos acostumbramos a no abrir del todo las
cortinas.
Y
porque no abrimos completamente las cortinas, luego nos acostumbramos a
encender más temprano la luz.
Y a
medida que nos acostumbramos, olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos la
amplitud.
Nos acostumbramos…
A despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde.
A despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde.
A
tomar café corriendo porque estamos retrasados.
A
comer un sándwich porque no da tiempo para comer a gusto.
A
salir del trabajo porque ya es la tarde.
A
cenar rápido y dormir con el estómago pesado, sin haber vivido el día.
Nos acostumbramos…
A esperar el día entero y oír en el teléfono: -hoy no puedo ir.
A esperar el día entero y oír en el teléfono: -hoy no puedo ir.
A
sonreír para las personas sin recibir una sonrisa de vuelta.
A ser
ignorados cuando precisábamos tanto ser vistos.
Si el
trabajo está duro, nos consolamos pensando en el fin de semana. Y peor aún,
hacemos pesado nuestro trabajo, y a los demás, viviendo en las críticas
destructivas y en la siembra de la discordia hablando negatividad y todavía sin
argumento alguno.
Y si
el fin de semana no hay mucho que hacer, vamos a dormir temprano y nos
acostumbramos a quedar satisfechos porque siempre tenemos sueño atrasado.
Nos
acostumbramos a ahorrar vida que, de poco a poquito, igual se gasta y que una
vez gastada, por estar acostumbrados, nos perdimos de vivir.
Alguien
dijo: La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de
ventaja.
No nos acostumbremos y vivamos la vida al máximo
!!!
Aplicando
esto a la vida diaria:
¿A
cuántas cosas nos acostumbramos y creemos que no pueden ser de otra manera?
¿A
cuántas cosas nos acostumbramos y dejamos de insistir en el cambio?
Muchas
personas le tienen miedo al cambio, están acostumbrados a que siempre se ha
hecho así, así lo hacia mi abuela, viven por las tradiciones, otros viven por
las costumbres, otros por los ritos y otros han caído en la religiosidad y no
están experimentando la gracia de Dios.
Se han
acostumbrado a una vida monótona, triste y aburrida, donde no hay risas, felicidad y lo que alcanzan a ver es
soledad, tristeza, deudas, enfermedades, engaños, mentiras, falsedades, sus
pensamientos son de depresión, sus temores son gigantes y algunos piensan en el
suicidio como la vía de escape o hasta ruegan a Dios para que se los lleve al
cielo.
Eso es
cobardía, el problema externo rara vez es el verdadero problema. El problema es
que todos tenemos miedo y miedo a cambiar.
Recuerda
lo que Pablo dice en Romanos 12: 2 “No se
amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su
mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y
perfecta.” (NVI).
Esa es
la clave para cambiar, renovando nuestra mente, esa renovación viene cuando
meditamos en la Palabra de Dios, cuando tenemos Tiempo con Dios y cuando
comenzamos a incorporar hábitos, principios y herramientas a nuestra vida.
Dios
es inmutable, El no cambia en su amor y en su fidelidad, pero la biblia enseña
que: Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy
grande es su fidelidad!. Lamentaciones
3:23 (NVI).
El
cada día renueva sus misericordias hacia nosotros y lo hace a medida que
nosotros incorporamos la Palabra en nuestra mente y en nuestros corazones.
Si
usted es de lo que piensa que puede ganar o ahorrar tiempo, le tengo una
noticia. El tiempo no se puede atrapar, mucho menos almacenar. Nuestra
existencia transcurre a gran velocidad, pero mientras tengamos vida, tenemos la
oportunidad de cambiar nuestros hábitos, de tener una mejor calidad de
existencia, de aprovechar y disfrutar cada respiro y cada latido de nuestro
corazón.
Lo
importante sería que pudiéramos sacar del automático todas aquellas cosas a las
que hoy estamos acostumbrados. ¿Para qué?
Para
poder cambiarlas.
¿A qué
te acostumbraste en la vida?
¿Estás cansado de fracasar en una relación, profesión, trabajo,
ministerio?
¿Te
gustaría cambiar?
¿Qué
cosas te gustaría cambiar?
Sólo podemos cambiar aquellos mundos que podemos
observar.
¿Qué
estas observando? Hoy es el mejor día para dejar de acostumbrarte a esas cosas
que no te gustan, que no te edifican y que no sacan lo mejor de ti. Tu naciste
para ser un ganador(a). Deja ya de acostumbrarte a perder.
En amor y liderazgo,
Pedro Sifontes
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