Para amarnos no
tenemos que ser idénticos
Por: Dora Tobar | Fuente: Por tu matrimonio
Por: Dora Tobar | Fuente: Por tu matrimonio
Para amarnos no tenemos que ser idénticos. Es
más, las diferencias de temperamento o formas distintas de reaccionar dan a la
pareja la oportunidad para la sana complementariedad que requerimos los seres
humanos. Así por ejemplo, una persona espontánea enriquece y alegra al tímido y
reservado que no sabe cómo expresar de manera suelta y despreocupada sus
sentimientos. También, alguien aplomado y sereno ayuda al temperamento
explosivo a calmarse y expresarse con serenidad y cordura.
Cuando hablamos de
compatibilidad nos referimos en cambio a la sintonía, afinidad o parecido en
gustos, formas de vivir y de ver la vida que dos personas comparten y que les
permite coincidir en muchos aspectos de la vida y la convivencia.
Gracias a la compatibilidad una pareja no tiene
que explicar por qué le gusta o le disgusta algo. Simplemente se da un entendimiento
tácito, fruto de la coincidencia. Entre dos personas compatibles la necesidad
de adaptación a la forma de vida de la otra es menor y requiere menos esfuerzo.
Esto no quiere decir que no haya diferencias, pero que las divergencias no son
oposiciones o extremos difíciles de conciliar.
Ahora bien, las personas
somos cuerpo, interioridad e intelecto. Ser compatibles por tanto tener
afinidades en estos tres aspectos:
Somos compatibles a nivel corporal si:
- Existe
”química” entre los dos.
- Si toda la persona me es agradable.
- Me gusta su estilo para vestirse,
caminar, presentarse (deportivo, formal o informal).
- Me agrada el olor natural de su
cuerpo (Ej.: olor del sudor de detrás de la oreja).
- Si somos compatibles a nivel corporal
podremos ser buenos amantes.
Somos compatibles a nivel intelectual si:
- Los
dos pensamos bien de nosotros mismos (buena auto-estima);
- compartimos los mismos principios y
valores;
- coincidimos en ideas sobre la vida
(ej.: pensamos que lo más importante en la vida es la familia, o las
relaciones personales, o por el contrario, pensamos que triunfar en el
trabajo es lo más importante);
- tenemos el mismo nivel cultural (ej.:
temas de conversación parecidos, tradiciones en común, el mismo interés
por conocer; el mismo nivel de desarrollo intelectual);
- tenemos
el mismo estilo de vida (ej.: los dos somos bohemios, o formales o
informales, o modernos o clásicos en el estilo de vida o en la forma de
decorar y crear un ambiente en la casa. Si no coincidimos en esto un día
encontraré en mi casa un sofá que me parece feo y que además fue pagado
con el dinero que tenemos en común);
- tenemos los mismos gustos (ej.:
tenemos formas de divertirnos afines, nos gustan el mismo estilo de
muebles, de ropa, de música, etc.).
Si somos compatibles a nivel intelectual podremos ser compañeros inseparables; tendremos siempre temas para conversar y
sentiremos interés en compartir nuestras ideas con nuestro esposo(a).
Somos
compatibles a nivel interior si:
- Siento que nadie me entiende como mi pareja.
- Si tengo algún problema o duda recurro primero a
mi pareja.
- A veces no tengo ni qué hablar y mi pareja percibe
cómo me siento.
- Confío en la bondad y buenas intenciones de mi
pareja.
- No tengo secretos que deba ocultarle.
- Siento que tenemos un proyecto en común.
- Sé lo que puede ofenderle.
- Jamás hablaría mal de mi pareja a sus espaldas o
me burlaría de ella.
Cuando una pareja coincide en este nivel de compatibilidad emocional o interior
pueden llegar a ser “amigos íntimos”.
Si al revisar todos estos aspectos descubres que
tu y tu pareja tienen al menos un 80% de compatibilidad en estos tres distintos
aspectos es una buen signo de que podrán tener una convivencia agradable. El
hecho que una persona no sea muy compatible con nosotros no hace que sea mala.
Simplemente no es la persona con quien me entenderé mejor.
Al contraer matrimonio escoges y aceptas a la
persona tal cual es. Por eso tienes el derecho de escoger a la persona con
quien te sientas mejor, no sólo a nivel corporal, sino también en todos los
niveles. Recuerda que la vida de pareja supone el compartir muchas más cosas
que la sola cama. Si no hay comunión y acuerdos en todos los otros aspectos,
también la pasión terminará por apagarse.
Lecturas
complementarias: Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Juventud en
Éxtasis #1, Ediciones Diamante, 1994; Alfonso Van Steenwegen, Amor:
Palabra de acción. Reglas de juego para la relación de pareja. Ed. Lumen
1998
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