No sólo evitarán que
el diablo tenga poder sobre ti, estarás sobre el camino de la santidad.
Después de un exorcismo, ¿cómo
evita la persona que regrese el diablo? En los Evangelios hay una historia que
describe cómo una persona que había sido exorcizada, luego recibió la visita de
toda una horda de demonios que intentaban reintroducirse de una forma más
contundente (cf. Mt 12:43-45). El rito del exorcismo únicamente expulsa a los
demonios de una persona; no evita que regresen.
Para poder asegurar
que no vuelve el diablo, los exorcistas
recomiendan cuatro hábitos que mantendrán el alma del creyente en
paz y en las manos de Dios:
1 Frecuentar los sacramentos de la confesión y
la Eucaristía
La forma más común de que un
demonio entre en la vida de alguien es a través de un estado habitual de pecado
mortal.
Cuanto más nos divorciemos de
Dios a través del pecado, tanto más susceptibles seremos a los ataques de un
demonio. Incluso los pecados veniales pueden socavar nuestra relación con Dios
y exponernos a los avances del enemigo.
La confesión de los pecados
es, por tanto, la vía principal de que disponemos para poner fin a nuestra vida
de pecado y comenzar un nuevo camino.
No es ninguna coincidencia que
el demonio intentara sin descanso asustar a Juan María Vianney, el Santo Cura
de Ars, para intentar disuadirle de escuchar en confesión a pecadores
empedernidos.
Vianney sabía de la llegada de
un gran pecador a la ciudad si el demonio le acosaba la noche anterior. La
confesión tiene tantísimo poder y gracia que el demonio tiene que huir de
esa persona que frecuenta dicho sacramento.
Junto con la confesión, el
sacramento de la Sagrada Eucaristía es incluso más poderoso a la hora de
alejarnos de la influencia del diablo. Lo que tiene todo el sentido, puesto que
la Sagrada Eucaristía es la presencia real de Jesucristo y los demonios no
tienen poder alguno ante la presencia del mismísimo Dios.
Sobre todo cuando la
Eucaristía es recibida en estado de gracia, tras la confesión, el diablo no
tiene más opción que regresar al lugar de donde viniera.
Santo Tomás de Aquino confirmó
este hecho en su tratado Summa Theologiae,
donde escribió que “[La Eucaristía] es signo de la
pasión de Cristo, por la que han sido vencidos los demonios. Por lo que San
Juan Crisóstomo dice (…): ‘Volvemos de esa mesa como leones lanzando llamas,
convertidos en seres terribles para el mismo diablo’.”.
2 Una vida de oración constante
Una persona que frecuenta el
sacramento de la confesión y de la Eucaristía debe también respetar una vida de
oración diaria y constante. ¡La palabra clave es consistencia! La oración pone
a la persona en un estado diario de gracia y de buena relación con Dios.
Alguien que conversa
regularmente con Dios nunca debería temer al diablo. Los exorcistas siempre
recomiendan a las personas poseídas que cumplan con unos sólidos
hábitos espirituales, como lecturas frecuentes de las Escrituras,
rezar el rosario y otras oraciones privadas.
Tener un programa diario de
oración es muy beneficioso y mantiene a los demonios a raya.
3 Ayunar
Este consejo viene
directamente de los Evangelios, cuando Jesús dijo a sus discípulos, “A esta clase de demonios solamente se la puede expulsar
por medio de la oración y el ayuno” (Mc 9:29).
Cada uno de nosotros debe
discernir qué tipo de ayuno es el que estamos llamados a practicar.
Los que vivimos en el mundo y
tenemos muchas responsabilidades (como nuestras familias), no podemos ayunar
tanto hasta el punto de ser negligentes con nuestra propia vocación.
Al mismo tiempo, si queremos
mantener alejados a los demonios, debemos plantearnos retos que vayan más allá
de renunciar al chocolate en Cuaresma.
4 Sacramentales
Los exorcistas no sólo usan
los sacramentales (el rito del exorcismo es un sacramental) sino que también
aconsejan a las personas poseídas usar frecuentemente los sacramentales.
Son una poderosa arma en la
lucha diaria para alejar al diablo y mantenerlo alejado. Los exorcistas
recomiendan que sacramentales como la sal bendita o el agua bendita se
conserven en el hogar y que incluso se lleven consigo allá donde uno vaya.
Incluso los sacramentales como
el escapulario marrón pueden tener un gran poder contra los demonios.
El venerable Francisco Yepes
relató cómo un día se le cayó el escapulario. Mientras se lo ponía, el demonio
aulló: “¡Quítate el hábito que nos arrebata tantas
almas!”.
Si quieres repeler las fuerzas
malignas, plantéate seriamente estos cuatro métodos. No sólo evitarás que el
diablo tenga poder sobre ti, sino que te pondrás en el camino de convertirte en
santo.
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