VATICANO, 04 Sep. 15 / 10:21 am (ACI).- En la homilía de la
Misa
que celebró esta mañana en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco sugirió que
antes de hablar mal del otro sembrando cizaña y división, mejor sería
“¡morderse la lengua!”
El Santo Padre dijo que “cada vez que me viene a la boca decir algo que
sea sembrar cizaña y división y hablar mal del otro... ¡morderse la lengua!”
“Se los aseguro, ¿eh? Que si ustedes hacen este ejercicio de morderse la
lengua en lugar de sembrar cizaña, las primeras veces se les hinchará la
lengua, herida, porque el diablo nos ayuda en esto porque es su trabajo, su
oficio: dividir”, dijo luego.
El Pontífice resaltó “nos hará bien preguntarnos: ¿Yo siembro paz? Por
ejemplo, con mi lengua, ¿siembro paz o siembro cizaña?¿Cuántas veces hemos oído
decir de una persona: ‘Pero, ¡tiene una lengua de serpiente!’, porque hace
siempre lo que hizo la serpiente con Adán y Eva, ha destruido la paz?”.
“Esto es un mal, esta es una enfermedad en nuestra Iglesia: sembrar división,
sembrar el odio, no sembrar la paz. Es bueno para nosotros que cada día nos
hagamos esta pregunta: '¿Hoy sembré paz o sembré cizaña?'. 'Pero, a veces, hay
que decir las cosas, porque aquél y aquella…': con esta actitud, ¿qué siembras
tú?”
El Papa recordó que los cristianos están llamados a ser como Jesús, que
“vino a nosotros para pacificar y reconciliar”: “si una persona, durante su vida, no hace otra cosa que reconciliar y
pacificar, se la puede canonizar: esa persona es santa. Pero, debemos crecer en
esto, debemos convertirnos: nunca una palabra que sea para dividir, nunca”.
“Nunca una palabra que traiga guerra, pequeñas guerras, nunca las
habladurías. Yo pienso: ¿qué son las habladurías? 'Eh, nada, decir una
palabrita contra otro o contar una historia: hizo esto…' ¡No! Decir habladurías
es terrorismo porque el que las hace es como un terrorista que tira una bomba y
se va, destruye: con la lengua destruye, no hace la paz. Pero, ¿es vivo eh? No
es un terrorista suicida, no, no, él se cuida bien”.
Según señala Radio Vaticano, Francisco meditó en un pasaje del Evangelio
en el que San Pablo muestra la tarjeta de identidad de Jesús: es el primogénito
de Dios, es Dios mismo. El Padre lo ha enviado a “reconciliar y pacificar” a la
humanidad después del pecado. “La paz es obra de Jesús”, dijo el Papa, de su
“abajarse para obedecer hasta la muerte y muerte de cruz”.
“Cuando hablamos de paz o reconciliación”, aunque sean pequeñas paces,
pequeñas reconciliaciones, tenemos que pensar en la “gran paz y en la gran
reconciliación” que hizo Jesús”.
El Pontífice precisó que “sin Él la paz no es posible. Sin Él no es
posible la reconciliación”. “Nuestra tarea es la de ser “hombres y mujeres de
paz, hombres y mujeres de reconciliación”, en medio de las noticias de guerras,
de odio, “incluso en las familias”.
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