Desde
el viernes pasado me quedé con los males de alguien al imponer manos.
Dolores
fuertes en mi cadera izquierda no me dejaban
dormir y tampoco podía mixionar – orinar normalmente - , pero yo confiaba que
las oraciones a Dios de mi grupo me podían sanar.
La
ventaja es que un grupo como el nuestro no necesita de un líder y que
cualquiera de nuestros integrantes está capacitado para reemplazarme y poder
hacer lo mismo que yo hago como líder.
Me
impusieron manos. Oraron por mí. Me hicieron una igualación – una forma de sanación
donde se le pide a Dios que todo vuelva a su lugar - y quede perfecto para
poder seguir sirviendo al Dios.
José
Miguel Pajares Clausen
Grupo
Católico de Oración por los Enfermos – Si Señor.
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