También hoy en día mucha gente anda desorientada, también hoy en día muchos caminan por el mundo como ovejas sin pastor. Parece que cada vez tenemos más problemas y menos soluciones
Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás
Schwizer.
“Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio
lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor…”.
Una oveja sin pastor no es una
oveja libre, aunque parezca, sino que es una oveja descarriada y perdida. Va
errando por los montes sin saber a dónde ir, y está expuesta al asalto de
cualquier enemigo.
También los hombres, para ser
verdaderamente libres, necesitamos un pastor que oriente nuestros pasos, que
ilumine nuestras mentes. Porque la libertad humana es una libertad atada y sólo
puede realizarse cuando el hombre escucha y responde a una llamada. Necesitamos
un pastor que nos llame.
Pero, ¿quién será ese pastor? ¿Acaso será otro hombre? No, porque sólo Dios puede ponerse delante del hombre. Por eso dice el Señor, después de condenar a los falsos pastores de Israel: “Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas”.
Jesús es el Dios con nosotros. Jesús está delante de nosotros, el único pastor,
el Buen Pastor que reúne a las ovejas descarriadas y perdidas.
Por eso, en el Evangelio, Jesús
se compadece de la gente, al ver que andan desorientados, como ovejas sin
pastor. Él ve la miseria espiritual del pueblo: por
eso comienza a enseñarle. Y el milagro que hará posteriormente, la
multiplicación del pan, será la señal de su inmenso amor de pastor.
También
hoy en día mucha gente anda desorientada, también hoy en día muchos caminan por
el mundo como ovejas sin pastor. Parece que cada vez tenemos más problemas y
menos soluciones:
o ¿Qué debemos hacer?
o ¿Qué debemos creer?
o ¿En quién podemos confiar?
Antes, todo era más simple, más
claro y definido. Las verdades de la fe y de la religión parecían inmutables.
Pero ahora todo es más complejo y
enredado. Ahora todo se mueve, todo se cuestiona, todo se pone en duda. Y eso a
muchos les produce incertidumbre y hasta angustia.
Porque no están acostumbrados a
vivir bajo la influencia de tantas opiniones y tan contradictorias.
Pero esto es muy peligroso para
la verdadera libertad. Porque el miedo y la angustia fácilmente nos llevan a
someternos incondicionalmente a otros hombres. Y no hay peor desorientación
para el ser humano que la de ser oveja de otro hombre. Muchos países han
experimentado esto larga y dolorosamente.
Conviene distinguir claramente
entre la “libertad de” y la “libertad para”. Porque hay una LIBERTAD DE los prejuicios, los intereses
egoístas, las ideologías, los falsos pastores. Y otra LIBERTAD
PARA buscar la verdad, para amar al prójimo, para hacer la justicia,
para seguir al Buen Pastor.
El paso de la simple libertad de
los falsos pastores a la libertad para seguir al Buen Pastor es lo que llamamos
FE. La fe nos da la verdadera seguridad en
Dios y nos hace superar toda desorientación, duda o incertidumbre.
Sin embargo, es esta fe la que
nos da la verdadera seguridad en Dios y que nos hace superar toda
desorientación, duda e incertidumbre.
Cuando todas las verdades parecen
cuestionables, cuando no hay quien encuentre el camino, cuando la vida se
convierte en problema entonces el Buen Pastor nos llama diciéndonos: “Yo soy el camino y la verdad y la vida”.
Pidamos al Señor insistentemente,
que nos regale más pastores, porque “la cosecha es
grande pero los obreros son pocos”.
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