Yo prometo al Alma que me visite con frecuencia en este Sacramento del Amor, que la recibiré cariñosamente junto a todos los Bienaventurados y Ángeles del Cielo; que cada visita suya será inscrita en el libro de su vida y le Concederé:
Todas las
peticiones que sean presentadas ante el altar de Dios a favor de la Iglesia, el
Papa y las almas Consagradas.
La
anulación del poder de Satanás sobre su persona y seres queridos.
La
protección especial en caso de terremotos, huracanes y otros desastres
naturales, que de otro modo lo afectarían.
Será
apartada amorosamente del mundo y de sus atractivos, que son causa de
perdición.
La
elevación del Alma, deseando alcanzar la SANTIFICACIÓN,
en visitas a la contemplación de mi rostro.
El alivio
de las penas del purgatorio de sus seres queridos.
Mi
Bendición para todos los proyectos materiales y espirituales que emprenda, si
son para el bien de su propia Alma.
Recibir
mi visita, en compañía de mi Madre, en el momento de la muerte.
Escuchar
y atender las necesidades de las personas por las que pida.
La
intersección de los Santos y Ángeles a la hora de la muerte, para disminuir la
pena temporal.
Que mi
Amor suscite santas vocaciones consagradas a DIOS entre sus seres queridos y
amigos.
El Alma
que conserve una verdadera devoción a mi presencia en la Eucaristía no se
condenará, no morirás sin los sacramentos de la iglesia.
A los
Sacerdotes y Religiosas que propaguen la devoción a la adoración, les otorgare
muchas gracias especiales, el reconocimiento total de sus pecados y la gracia
de enmendarse.
Les
ayudaré a formar comunidades fieles devotas y Santas y alcanzaran muchos
privilegios.
Prometo
estas cosas a todas las personas, con solo dos condiciones; que son fruto del
genuino amor hacia mi presencia Real en la Eucaristía, y que son absolutamente
imprescindibles para hacer realidad en sus vidas mis promesas.
1.
QUE LUCHEN POR CONSERVAR LA DIGNIDAD EN MIS ALTARES.
2.
QUE SEAN MISERICORDIOSOS CON SU PRÓJIMO.
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