María es una chica española, estudiante de medicina, tiene un carácter alegre y un testimonio de vida con más sabiduría y positivismo que muchos adultos.
A María le
diagnosticaron una condición grave desde antes de nacer y eso le ha marcado la
vida, pero a diferencia de lo que uno creería, esa condición ha sido justamente
el impulso para llevar una vida ejemplar para quienes la rodean.
AGRADECER POR LA VIDA
¿Somos
conscientes de que nuestra vida es un regalo que se nos ha dado de forma
inmerecida?
María, sí. Ella está
profundamente agradecida por su vida, porque sabe que cuando se enteraron de
que ella venía con espina bífida, los doctores le recomendaron a su madre que
abortara porque creían que iba a tener que pasar la vida en una silla de ruedas
y estado vegetal.
Pero en lugar de eso, María
dice: «gracias a Dios, mi madre tenía mucha fe y
decidió seguir con su embarazo, porque si eran los planes de Dios, su hija
vendría a casa como sea». Hoy es una radiante estudiante de medicina.
¿SER VÍCTIMAS O PROTAGONISTAS?
¿Cuántas veces
nos dejamos ganar por las situaciones difíciles? Decimos ¿por qué a mí? Y hacemos tempestades en un vaso de
agua.
María nos inspira de una
manera increíble, porque ella no se ha sentido limitada por su condición, más
bien ha demostrado ser capaz de todo. Nunca se vio a sí misma como una víctima
de su enfermedad, sino como la protagonista de la vida que le ha tocado vivir.
Sin dejar de lado el sufrimiento, porque desde pequeña vivó momentos difíciles
con las terapias, todo el esfuerzo que tuvo que hacer y hasta las miradas de
los demás, pero eso no la detuvo para seguir hacia adelante y ser quien es hoy.
VALORAR LA AYUDA DE LOS DEMÁS
María está consciente de que
el camino recorrido no ha sido solo una tarea suya. Su mamá ha sido un pilar
fundamental en su vida, ella la ha apoyado incondicionalmente, la ha motivado y
ha hecho muchos sacrificios para sacarle adelante. Pero sobre todo, le ha dado
mucho amor y confianza en sí misma, enseñándole que es capaz de
hacerlo todo igual que los demás y eso
ha sido «el motor de su vida».
DE ENFERMA A ESTUDIANTE DE MEDICINA
María nos enseña que la vida
es una fiesta cuando permites que tus fragilidades sean tu impulso y cuando
reconoces que tu propósito puede venir también de tus
heridas.
En su caso, ella eligió
estudiar medicina justamente por las experiencias que tuvo como paciente, en
especial una muy positiva que tuvo con una doctora que le dio esperanza. Pero
además, porque está totalmente consciente de que aquello que requiere esfuerzo
y sacrificio vale la pena y cosecha frutos maravillosos.
SABERSE AMADO POR DIOS (Y CREERLO DE VERDAD)
«Cuando conocí a
Dios y Dios me hizo ver todo lo que podía dar al mundo, y que no era un porqué
sino un para qué, ahí cambió mi vida».
En realidad con esa frase de
María, hoy estudiante de medicina, podría resumirlo todo. Es tan importante entender nuestra vida de fe desde esa relación de confianza con Dios, que nos
ama tanto y quiere lo mejor para nosotros. María sabe que su amistad con el
Señor ha sido un eje central en el camino que ha recorrido, Él es quien le ha
dado la fuerza y la ha ayudado a saberse tan amada, que con su sola presencia
inspira a todo el que la conoce y la escucha.
Una de las muestras más
hermosas de esa confianza y de saber que Dios la hizo así
para algo más grande, es cuando ella decide que cuando
las personas se queden mirándola por ser distinta, ella en lugar de amargarse,
les iba a regalar una sonrisa. ¡Wow!
Escrito por: Silvia Ordoñez
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