HUBO AÑOS QUE LA URSS PROHIBIÓ LOS ABETOS; LUEGO LOS ACEPTÓ... CON ESTRELLAS ROJAS
En la España del s.XXI hay activistas
laicistas que quieren sustituir los belenes por abetos.
Desconocen que en la Rusia
soviética del s.XX el abeto era un poderoso
símbolo cristiano y que las autoridades ateas lucharon contra
ellos con ferocidad. Entre 1924 y 1934 tener un abeto era un signo de fe
militante.
Con todo, la persecución contra
la Navidad cristiana en la Unión Soviética tuvo fases distintas y
contradicciones.
Lo cierto es que el abeto navideño en la Rusia del siglo XX sobrevivió a todo
tipo de vicisitudes y los ateos rusos
militantes fueron oscilando en sus fobias respecto a este símbolo y
sus fiestas.
El "Died Maroz" (el Abuelo Frío) siempre había traído regalos a
los niños en la Navidad ortodoxa, pero
dejarlos en un abeto decorado e iluminado era una incorporación relativamente
reciente a principios del siglo XX, recibida desde Alemania.
Por ese origen alemán, durante la Primera Guerra Mundial, que enfrentaba a
rusos y alemanes, el Gobierno ruso prohibió el
Árbol de Navidad en 1916 por considerarlo "de la cultura enemiga".
Incluso el Santísimo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, reunido ese año, lleno
de fervor patriótico o docilidad estatal, emitió una resolución apoyando la
prohibición.
Al año siguiente, llegó la Revolución y
el poder bolchevique. Los ateos bolcheviques, como los ateos actuales, fueron
oscilando entre distintas posturas contradictorias respecto a la Navidad, la
fiesta que celebra el Nacimiento del Hijo de Dios.
LOS ATEOS CONTRA EL
CALENDARIO CRISTIANO
En los primeros años del poder
soviético, hasta 1929, los bolcheviques mataban curas y deportaban
cristianos, pero aún conservaban el calendario cristiano.
Mantenían, por ejemplo, como festivos no laborables, las fiestas tradicionales
cristianas de Rusia: 2 días para la Navidad, 3 días
para la Pascua y un día para Pentecostés, Trinidad, Asunción y Transfiguración.
Se sabe -y se difundió- que el mismísimo Lenin asistió a
dos fiestas infantiles con abetos de Navidad en 1919 y 1923.
Pero Lenin murió en 1924 y entonces alguien
decidió que era momento de eliminar la Navidad.
En un texto titulado con desarmante obviedad “Materiales para la propaganda antirreligiosa en los
días navideños” de 1927, leemos lo siguiente: “Mienten a los niños diciendo que los regalos los trae
Died Maroz (el Abuelo Frío). Precisamente con un abeto comienza la
religiosidad de los niños. Además, las clases gobernantes explotadoras utilizan un
tierno abeto y un bonachón Deid Maroz para convertir a los
trabajadores en sirvientes dóciles y obedientes del capital”.
El abeto, los regalos y el Died Maroz eran símbolos, pues, de
religiosidad, oscurantismo y capitalismo.
MANIFESTACIONES
ANTI-ABETOS
Los años 27, 28 y 29 fueron años
de recrudecimiento en la lucha antirreligiosa y eso implicó una serie de
cruzadas anti-navideñas y anti-abetos.
Se organizaron
manifestaciones antirreligiosas en 1928, con lemas como estos:
"Padres, no nos lieis, no montéis abeto y
fiesta de Navidad" "Educad a los niños con la ayuda del pedagogo y no
de Dios” “En vez de abeto, trineo, patines y toboganes”
LA SEMANA DE 5 Y 6 DÍAS Y EL CALENDARIO CAÓTICO
Otra forma de intentar eliminar la Navidad fue la reforma del calendario: en octubre de 1929 se sustituyó la semana judeocristiana
de 7 días, con su festivo semanal, por una de 5 días. Era un lío y en
diciembre de 1931 se sustituyó por una semana de 6 días. Se incorporó como
festivo un "Día de Lenin", que era
el día posterior al 30 de enero.
En teoría, los trabajadores podían elegir sus festivos... pero para evitar que eligiesen los días navideños que supuestamente debían
desaparecer se intentaron distintas técnicas que
nunca acabaron de funcionar bien.
La periodista rusa Yulia Perelomova da más detalles de la campaña gubernamental
contra la celebración de Navidad en la ciudad siberiana de Irkutsk.
“Entre las fábricas de la ciudad se organizó una
competición premiando a quienes menos días faltasen al trabajo por Navidad"
(era el primer año en que la Navidad dejó de ser festiva). “El primer premio se concedió a las fábricas de Usolie
por no faltar en los días de la antigua Navidad”, escribía el periódico
local. El galardón consistió en que un grupo teatral se desplazó a
la fábrica para presentar un espectáculo. El segundo premio fue para
la fábrica Telminskaya: consistía en 6 pares de
esquís, un rifle de caza y una película de cine”.
La lucha de las autoridades era ardua, porque la gente, a pesar
de la propaganda masiva antinavideña, seguía montando abetos. Y no solamente en casas, también en aquellos
templos que aún seguían abiertos.
Los abetos con regalos son usados para introducir la
fe a niños y mujeres; detrás se oculta el clero y otros turbios
personajes; 1930
Según un artículo en enero de 1929 en el oficialísimo diario Pravda, los
pro-navideños en cierta escuela eran violentos y pegaban a los antinavidad. Es
razonable dudar de que así fuera.
Hay que tener en cuenta que desde la Revolución Rusa en 1917 a la muerte de Lenin en 1924, unos
25.000 eclesiásticos ortodoxos fueron encarcelados y 16.000 ejecutados,
según un estudio de 2004 del doctor en Ciencias Matemáticas Nikolay Yemelianov,
de la Universidad Humanitaria San Tijon. Por supuesto, los contemporáneos no conocían
todo el alcance de la represión que hoy miden los historiadores, pero sí sabían
que no era prudente desafiar a las autoridades.
El mismo artículo de 1929 señala que los popes cometían el horrible
delito de invitar a los niños a jugar con el abeto y que una
maestra organizó una fiesta navideña en su casa.
El texto lo escribía Alexey Okládnikov, que entonces era el líder del Consejo
Municipal de los Sin Dios Militantes (asociación atea estatal en su época más
potente por entonces) y luego sería académico y famosísimo arqueólogo.
Describía así el frustrante entusiasmo popular por la Navidad: “En una de las escuelas secundarias soviéticas, durante
una velada antinavideña, un grupo de alumnos de clases superiores montaron una
barricada que estorbaba el acceso y pegaban a todos los escolares que
intentaban pasar a la velada antirreligiosa.[...] "Los popes de la
Iglesia de la Entrada en Jerusalén montaron en el templo un abeto
natural, y desde un tobogán invitaban a los niños a festejar con el árbol. La
maestra N-ko, al mismo tiempo, organizó en su domicilio “una fiesta privada con abeto” a
donde invitó a sus alumnos”. Eso fue después de que en la escuela se
desarrollara la campaña contra los abetos”.
Este texto es un ejemplo del odio oficial soviético contra
el abeto navideño... hasta 1935, cuando cambiaron las consignas.
AÑO 1935: EL COMUNISMO DECIDE RECICLAR LA NAVIDAD
La Navidad se celebraba así en la
clandestinidad, o al menos contra el calendario y las autoridades, hasta el 23
de diciembre de 1935, cuando “Pravda” publicó
una peculiar carta de Pável Póstyshev, secretario general del comité central
del Partido Comunista de Ucrania.
Esta carta
declaraba que la Fiesta Soviética del Abeto ya no era burguesa y que los
niños tenían derecho a ella. La carta decía lo siguiente:
»Se dejó de
celebrar la Navidad y se prohibió montar el abeto en casa. En los tiempos
pre-revolucionarios, la burguesía y sus funcionarios siempre organizaban a sus
hijos una fiesta de fin de año con un abeto. Los hijos de los obreros con
envidia miraban, a través de las ventanas, a los abetos centelleantes con luces
de colores y a los hijos de los ricachones, festejando con alegría. ¿Por qué
nuestras escuelas, casas de cultura, orfanatos, guarderías, casas de pioneros
privan a los hijos de los trabajadores del País de los Soviets de esa
preciosa fiesta?
»Unos, seguro que
extremistas “de izquierdas” pusieron una etiqueta “de burgueses” a esa
diversión infantil. Es necesario poner fin a esa condena injusta de la fiesta
del abeto que es una bonita celebración infantil. Por todas
partes hemos de montar los abetos festivos para los niños. Los consejos
municipales, rurales, órganos de educación popular han de ayudar a organizar
las fiestas de abeto soviéticos para los niños de nuestra gran patria
socialista”.
Marcaba una nueva tendencia... y
se colocó un bonito abeto en ese año 1935 en la Plaza Roja de Moscú (con la
famosa inscripción "Gracias, querido Stalin, por la infancia
feliz").
ASÍ, LA
URSS REHABILITÓ EL ABETO, AUNQUE CON MATICES.
Se colocaba para el
Fin de Año, y no para la
Navidad. Y la estrella de Belén, de ocho puntas, fue sustituida por la estrella
comunista, roja de cinco puntas.
Los pedagogos se pusieron a redactar guiones para los festivales infantiles.
Ahora los niños soviéticos tenían que interpretar a copos
de nieve, zorros y ositos políticamente correctos (compárense con los osos de la publicidad
navideña del Ayuntamiento de Madrid en 2015; el oso no tiene nada de navideño,
y duerme en invierno, pero figura en el escudo madrileño).
En 1936 tuvo lugar la primera fiesta con abeto en el Kremlin para los niños con
las mejores notas del país: “Los niños verán al
precioso abeto adornado con todos los colores de arcoíris, las bengalas que
derraman chispas de lluvia de plata, oirán a Volodia Schenikov, del Cuarto
Curso de Primaria, recitando un poema sobre el gran creador de la Constitución,
el camarada Stalin”, informaba el periódico “Vostochno-Sibirskiy
Put” de aquellas fechas.
Un texto que explica cómo debía celebrarse la nueva fiesta es el folleto “Fiesta con Abeto en una
Guardería” del Comisariado Popular de Educación de
1937. “Antes que nada, es imprescindible adornar
la punta más alta con una estrella brillantes, roja o plateada, de cinco puntas, de tamaño según la altura del
abeto”.
Cuando Póstyshev “había permitido” el abeto,
surgió la pregunta: ¿qué adornos ponerle? ¿Los
angelitos de antaño? Entonces se elaboró una nueva
concepción de adorno político que inundó el mercado y
hasta hoy en día pervive en el fondo de la caja de tantas familias rusas…
Las bolas de cristal con retratos de Lenin y Stalin,
con hoz y martillos y estrellas de cinco puntas, paracaidistas, esquiadores con su
traje banco de camuflaje, aviones…
Las páginas de los periódicos soviéticos de aquel año están llenas de
publicidad: apoyo de palos cruzados para abetos,
velas para abetos, mazapanes con cuerda para adornar el abeto, bombones y
retratos de líderes…
Según el archivo de los grandes almacenes de Irkutsk, en 7 día de diciembre se
vendieron adornos de abetos por valor de 75.000 rublos.
PERSECUCIÓN BAÑADA EN SANGRE
Hay que tener en cuenta que la "despenalización" de la Navidad
reinventada como "fiesta soviética" en 1935 no significó mejorar la
libertad religiosa, sólo significó que se adoptaban
los abetos descristianizados.
La Unión de los Sin Dios había preparado un "plan
quinquenal" contra la religión (recuperado en el s.XXI por el
historiador S.N. Savéliev y difundido por su colega Serguey Firsov).
El plan consistía en cerrar todas
las iglesias y centros de oración entre 1932 y 1933. En 1934, debían
desaparecer las nociones religiosas inculcadas por la literatura y la familia. En 1936 ya no debía quedar ningún sacerdote. Y en 1937 debían eliminarse los
últimos reductos de la religión.
De 1932 a 1936 fueron arrestadas unas 20.000 personas ligadas a actividades
religiosas. Para 1936, desde la Revolución, la URSS había
visto pasar por sus cárceles 112.000 presos ligados a la Iglesia ortodoxa, y
21.000 habían sido ejecutados.
Ese año, en España se iniciaba una persecución religiosa al grito de "viva Rusia", que entre agosto y septiembre
implicó el asesinato de 3.400 religiosos: 57 al día.
Pero lo peor estaba por llegar: en 1937 y en 1938 la persecución religiosa
contra los cristianos ortodoxos superó todo lo visto antes: 100.000 ejecuciones y 200.000 deportados o represaliados. Entre
1939 y 1942 ya no quedaban casi ortodoxos declarados para ejecutar: mataron sólo a unos 4.000 más.
Después Hitler invadió el territorio soviético y Stalin detuvo las actividades
antirreligiosas buscando unificar al pueblo contra el enemigo invasor.
EN EL SIGLO XXI
Aún hoy la gran fiesta con árbol
y regalos de Died Maroz es en Año Nuevo, como establecieron 6 décadas de
práctica comunista. Después llega la
fiesta de la Navidad ortodoxa el 7 de enero, que es una fiesta sólo
religiosa, aunque popular y sentida.
Hay muchos que alargan los
festejos con la excusa del Viejo Año Nuevo, hasta el 13 de enero, que se
refiere al calendario civil antiguo (antes de la revolución Rusia aún usaba
civilmente en calendario juliano; fueron los bolcheviques los que incorporaron
el calendario que se usaba ya en toda Europa, el gregoriano, es decir, el
establecido por el Papa Gregorio XIII en el siglo XVI).
El 24 y 25 de diciembre, en las
televisiones de toda Rusia aparece el tradicional reportaje sobre "la Navidad católica" y las imágenes con el Papa en la Plaza de
San Pedro, y los que tienen conocidos católicos los felicitan. Es el gran "momento católico" del año.
(Artículo de
Hemeroteca, con adaptaciones menores del original, publicado en diciembre de
2015 aquí)
No hay comentarios:
Publicar un comentario